Por Rodrigo Islas Brito
“La película es muy larga y Batman no hace ni madres”, me dice una amiga por WhatsApp justo cuando estoy en la sala de cine, viendo los trailers de otras cintas que anteceden a Batman contra Superman, el amanecer de la justicia (EUA,2016) el blockbuster que lleva anunciándose desde hace año y medio, en todos lados, a todas horas, en todos los otros y posibles lados que no se anunció.
Dos horas después me doy cuenta de que mi camarada tiene parcialmente la razón, la primera hora de este monstruo es errática, aburrida y de una intriga que de repente ya no le importa a nadie.
Estableciendo una supuesta rivalidad entre los dos súper héroes de capa y mallas (y con un muy cuestionable sentido de la moda) que nunca se llega a desarrollar ni a arrancar realmente, tratando de propulsarse con maniobras internacionales en Medio Oriente que a larga son un embrollo y confunden más de lo que explica, usando por septuagésima vez hollywoodense a un México que para el cine gringo sólo parece existir en el exótico día de muertos, con niñas mexicanas con maquillaje cadavérico besándole las manos al nuevo Jesucristo gabacho extraterrestre.
Con flashbacks y falsos sueños confusos, desperdigados e hilvanados con el peor oficio que puede tener el casi siempre eficiente ZackSnyder (quien parece haberse convertido en el JossWhedon del negocio de D.C Comics), con imágenes impactantes de escenografía apocalíptica a las que no se les distingue si saben para qué diablos quieren impactar.
Además de que efectivamente, a la hora buena de los trancazos más endemoniados y en vista de esa mortalidad que no poseen sus dos aliados, el hombre murciélago sale por piernas y redes mágicas al mejor estilo del Hombre Araña.
Sin embargo este armatoste llega a recobrar su encanto, justo en el momento en el que la cicuta parece apoderarse de ella, la cinta explota con el rostro siempre expresivo de la veteranazaHolly Hunter de fondo y de ahí ya no para.
Explosión tras explosión, confrontación tras confrontación, trancazo tras madrazo, polvareda tras lluvia eléctrica, la cinta de Snyder logra en algo su propósito de combinar el gran espectáculo escapista con esa negrura y dureza existencial redentora que Christopher Nolan trajo con su trilogía de El caballero de la noche.
A esto hay que sumarle que estamos ante la mejor actuación en la carrera del nuevo y ruco Batman, Ben Affleck, tal vez resultado que de que por fin alguien le puso una máscara, y también está el convincente JesseEisenberg, perfecto como un LexLuthor esquizofrénico repleto de una maldad de corredor de bolsa empoderado.
Y está el final, un muy buen final para una cinta de súper héroes, que compensa en algo los patinazos iniciales y deja ver que el as de respuesta para hacerle frente al más que posicionado mundo educulturado de súper héroes Marvel , tiene ya razones para empezarse a preocupar por su contraparte, y en ciernes, liga de franquicia justiciera de súper amigos.