Por La Jornada
El papa Francisco condenó este viernes la “violencia sin precedentes” de los militantes islamistas; los curas pederastas que quitan a los inocentes la dignidad, y a una Europa “anestesiada” ante el drama de los migrantes, a quienes dedicó el viacrucis frente al Coliseo de Roma, que conmemora el calvario de Cristo antes de la crucifixión.
“¡Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en nuestro Mediterráneo y en el mar Egeo, convertidos en un insaciable cementerio, imagen de nuestra conciencia insensible y anestesiada!”, clamó el papa en una clara crítica al cierre de fronteras y al rechazo hacia los inmigrantes y refugiados.
El pontífice también renovó su condena a lo que ha llamado la indiferencia y la falta de hospitalidad hacia las personas que arriesgan sus vidas en endebles botes de contrabandistas con la esperanza de llegar a costas europeas para refugiarse de la guerra y otras formas de violencia.
Al evocar la imagen de Jesús en la cruz, Francisco dijo: “Te vemos en los rostros de los niños, de las mujeres y las personas, agotados y temerosos, que huyen de la guerra y la violencia y que con frecuencia sólo encuentran la muerte”, y a la gente que se niega a tratar con ellos.
Este año, el sugestivo recorrido alrededor del monumento romano se celebra en un clima particular, marcado por las fuertes medidas de seguridad adoptadas desde los atentados de noviembre en París y mantenidas tras los ataques el martes en Bruselas que costaron la vida a 31 personas.
Toda la zona está vigilada por patrullas de la policía y el ejército además de cuerpos especiales de inteligencia, medidas especiales que regirán durante todo el Año Santo, iniciado el pasado 8 de diciembre y que suelen ser reforzadas para los eventos con participación de miles de personas.
Este año, el papa Francisco pidió al cardenal italiano Gualtiero Bassetti, entre los purpurados más cercanos al pontífice, la redacción de las meditaciones que tradicionalmente se leen en cada una de las 14 estaciones del calvario padecido por Cristo.
El texto, divulgado el lunes por el Vaticano, aborda la situación de los refugiados por las guerras, de los desplazados y perseguidos.
“¿Cómo no ver el rostro del Señor en aquellos de los prófugos, refugiados, desplazados, que huyen desesperados del horror de la guerra, las persecuciones, las dictaduras?”, se interroga Bassetti.
En cada estación del viacrucis se abordará un tema específico que preocupa al mundo, mientras que la cruz será cargada por fieles de numerosas nacionalidades, entre ellos latinoamericanos de Paraguay, Ecuador, Bolivia y México, los países que el papa visitó en el 2015.
La cruz en las últimas estaciones será llevada por los sirios Haddad Rana y Yousef Saghir y los hermanos franciscanos de Tierra Santa, en representación de regiones azotadas por los conflictos.