El taquero que no comía tacos y no se dejaba arrastrar por su clientela

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Por Rodrigo Islas Brito

En el mundo del taco el taquero no siempre es el rey. Así lo cuenta Jaime Martínez, trabajador de una taquería cercana al centro de Oaxaca, quien afirma que a él los tacos , después de hacerlos, cortarlos, llenarlos y colocarlos en platos, de martes a domingo, de seis de la tarde a las tres de la mañana; no se le antojan ya en lo más mínimo.

“Prefiero una hamburguesa. Llevó más de quince años dándole al trompo. No, mejor dicho llevó trece años. Antes tuve un negocio propio con un primo en el que vendíamos tacos al vapor, afuera de la casa de mi madre. Fueron buenos tiempos”.

“Lo malo vino cuando hubo que repartirnos las ganancias y las responsabilidades. Por eso desde entonces aprendí a que un negocio compartido es un negocio perdido. Por eso llevo ahorrando ya un buen rato para poner mi propia taquería”

Martínez afirma que, la vida del taquero es algo ingrata y que trece años de arrimarse al trompo para arrancarle carne le han traído complicaciones respiratorias de las que asegura a sus más de 45 años, con tono de pastor evangélico, que tarde que temprano lo han de conducir a la tumba.

“Mi padre fue herrero y se murió de borracho, por lo menos a mí me ha de matar mi chamba”.

Martínez cuenta anécdotas de su vida taqueril, asegurando que a veces la chamba del taquero no conoce de sentimentalismos.

“Una madrugada dos chavitos cabrones se echaron a correr con tal de no pagar la cuenta. Venían pedos y se les hizo fácil sentarse a comer tacos sin tener dinero. Dos compañeros y yo salimos detrás de ellos y les dimos alcance”.

“Como estaban borrachos, no se resistieron mucho y los trajimos de vuelta. Uno de los compañeros sacó el cuchillo machetero, le echo una mirada al chavo más sobrio y este contestó que si”.

¿Qué sí que?, se le pregunta con cierta incertidumbre al taquero después de un espacio que le deja al silencio.

“Pues que si iba el golpe, mi compañero le pegó al chavo más borracho con el mango del cuchillo. Si el chavo ya se estaba cayendo de pedo, con el trancazo se cayó más rápido”.

Se le dice al taquero que esas no son maneras de tratar a la clientela, salvaje y violentamente. El taquero con experiencia mira de reojo a este reportero y dibuja una media sonrisa que parece decir un “usted nada más está hablando a lo güey”.

“Como se ve que usted no ha enfrentado a borrachos gandallas en su trabajo. No es nada fácil, hay que andar bien vergas”.

“Si esos chavillos se hubieran ido sin castigo, otros chavitos igual de gandallas hubieran regresado a hacer lo mismo. Una taquería, como todo en la vida, también se tiene que dar a respetar”.

Taquero dice que tiene más anécdotas como esas, donde la gestión taquera se ha puesto difícil y el cliente ha terminado por ser un peligro al que hubo que terminar haciéndole frente, pero que no las contara porque este reportero ha resultado un persignado.

“Además ni estuvo realmente tan feo, a las semanas los dos chavos regresaron a la taquería a pedir su orden al pastor como si nada hubiera pasado”.

“Cuando le pregunté al chavo que no golpearon porque su amigo no reclamaba, si hasta traía todavía una gaza en la ceja en la que le había acertado mi compañero. El chavo me respondió que este no se acordaba de nada, que al día siguiente había despertado preguntando quien lo había madreado y que él, tratando de evitar problemas le contó que se había golpeado solo en la banqueta cuando se cayó de pedo”.

“Con decirle que el chavo golpeado sigue yendo a la taquería, pidiendo sus tacos como él los quiere, pero ahora ya va con su familia. Su esposa y su hija pequeña, y está más gordo, aunque la verdad creo que parece más centrado”.

El tiempo se acaba, Martínez tiene que entrar a trabajar y vérselas contra el trompo. Se le pregunta que  si no va a celebrar este 31 de marzo, día del taco.

“Es día del taco, no día del taquero. A la gente solo le importa el taco, el taquero les vale madre”

Finalmente este reportero solo alcanza a preguntar una duda que los asaltado por décadas, ¿Por qué la mayoría de los taqueros aun cuando tú pidas tus tacos sin cilantro y sin salsa, y solo con cebolla, te los terminan preparando con todo lo que no pediste?

Taquero Martínez pone gesto de análisis y mira directamente a los ojos de reportero.

“Pues es lo que le digo, la clientela puede llegar a ser una verdadera pesadilla”.