Por Rodrigo Islas Brito
“Que vean más allá de lo que está en sus narices, que hagan por regresar a su humanismo. Que no se coman solo el odio, la desesperación o el rencor que todos los días les quieren dar”.
Rosendo Vega, artista plástico, habla sobre lo que aspira a que el público que asista al Museo del Palacio de gobierno se lleve de su exposición Transmutaciones incorpóreas.
Quince piezas trabajadas en una técnica mixta sobre madera y acabados con resinas, en las que Rosendo afirma buscar una “transformación espiritual”.
“En mi obra trató de manejar una proyección energética que lleve a un cambio en el espíritu. A un estado más compasivo, tratando de regresar a valores que se han perdido. Culturales, éticos”
Chendo observa que esta sociedad en la que vivimos ha caído en “un círculo maligno de podredumbre”
“Hay que regresar al camino, porque lo que tenemos que seguir teniendo presente, es que pese a lo que la realidad nos diga el día de hoy, ese camino sigue existiendo”
Con casi veinte años pintando, Vega cuenta que su obra fluye y transmite mejor en el abstracto.
“Bien realizado, el abstracto te puede llevar a lugares que no te imaginas. Con lo figurativo ya te están marcando algo”.
Sobre la técnica de su nueva expo, el artista cuenta que esta surgió a raíz de una investigación sobre el reciclajes de desechos industriales. “Sobre minas inoxidables, con pinturas especializadas”
“Aunque suene esotérico cuando pinto trato de entrar en un estado de trance, me dejo guiar por la energía del momento. Voy sacando lo que el cuadro me va presentando, no voy sobre una idea preconcebida”.
“Los títulos de los cuadros de esta nueva exposición son cantidades puestas al azar “.
Comenta uno de los fundadores del taller 910, originario de Chilpancingo, Guerrero, quien a los ocho años descubrió su llamado al trazo y la plástica a través de en un taller de pintura llamado el Ágora
Estudiando a su arribo a Oaxaca arquitectura y artes plásticas en la UABJO, donde al final decidió dejar la primera por el estallido creativo de la segunda.
“Pintar me relajaba, me calmaba. Ahí empecé a sentir el disfrute por hacer lo que estaba haciendo. Me di cuenta de que estaba en el lugar perfecto”.
Vega considera que a él , la inspiración y las enseñanzas le vienen de todos lados, porque él también está siempre atento a recogerlas.
Fanático y seguidor de los trazos del pintor noruego Odd Nerdrum, Rosendo Vega se pronuncia como un oaxaqueño por decisión.
“Con los distintos panoramas o visiones que te da esta ciudad inevitablemente terminas enriqueciendo tu personal manera de ver las cosas. Nunca vas a alcanzar esa pieza perfecta, siempre va a estar uno investigando, experimentando”.
Sobre el futuro, el muy activo Rosendo observa, y con la rapidez de sus brazos, magnifica:
“No he llegado ni a la mitad de lo que quiero hacer, pero creo que voy por buen camino”.