DETRÁS DE LA NOTICIA: Oaxaqueños en las grandes ligas políticas de México

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Por Alfredo Martínez de Aguilar

La mayoría de los oaxaqueños perdimos calidad y calidez humana. Nos ganó la mezquindad. El triunfo, se persigue de oficio. La doble moral caracteriza nuestra vida privada, pública y social.

La escala de antivalores nos degrada: todos son corruptos menos los acusadores, que sin estar limpios de culpa tiran la piedra. Peor aún, todas las mujeres son fáciles, menos las nuestras.

Empezamos vendiendo la conciencia y terminamos vendiendo el cuerpo. El desenlace no podía ser otro que convertirnos en un pueblo indigno y desgüevado, que acepta y permite todo.

Hicimos de la intriga, los rumores, la difamación y la calumnia, nuestro deporte favorito. Nos

Convertimos en caníbales, sobre todo, en política. Estamos enfrentados todos contra todos.

Con justa razón dirán algunos que, en realidad, no se trata de un fenómeno social nuevo. Efectivamente, los oaxaqueños hemos sido intensamente apasionados a lo largo de la historia.

Sin embargo, nunca como ahora, ni siquiera en las páginas más negras de la historia, los oaxaqueños nos habíamos hundido tanto en el fango. Claro, hemos permitido ser manipulados.

Cada día resulta más difícil reconocer el éxito de los demás. Y vaya que hay oaxaqueños triunfadores a lo largo y ancho del país e, incluso, del mundo. Ciertamente, son los menos.

Las más de las veces faltan oportunidades para demostrar nuestra valía. Los oaxaqueños exitosos de hoy siguen contribuyendo en la construcción de México desde diversos ámbitos.

Los oaxaqueños triunfadores de hoy, se suman a las generaciones anteriores entre las que destacan Carlos María de Bustamante, Juárez, Porfirio Díaz, los Flores Magón y Vasconcelos.

En medio de la cloaca en la que ha sido convertida Oaxaca, por las ambiciones desmedidas y la corrupción sin llenadera de la mayoría de políticos, brillan con luz propia algunos oaxaqueños.

Es el caso concreto de Carlos Manuel Sada Solana, el popular Kay Sada, a quien la mezquindad del ex gobernador Diódoro Carrasco Altamirano cortó las alas para ser gobernador de Oaxaca.

La creciente hostilidad política enderezada por el entonces gobernador cuicateco contra el joven presidente municipal permitió que Carlos Manuel incursionara en derroteros internacionales.

Como no hay mal que por bien no venga, apoyado por su tío, Fernando Solana Morales, en ese entonces secretario de Educación Pública, fue nombrado Cónsul de México en Toronto, Canadá.

En política no hay casualidades, sino causalidades. Su tío, ex secretario de Relaciones Exteriores sabía que le sería de gran utilidad al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.

El consulado de Toronto, Canadá, era una posición estratégica para buscar que ese país y Estados Unidos, aprobara el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC o NAFTA).

Kay Sada no es ningún improvisado, por el contrario, es un hombre capaz, preparado académicamente, con una amplia trayectoria diplomática desde el gobierno de Salinas de Gortari.

Sada Solana estudió ingeniería industrial en la Universidad Iberoamericana en Ciudad de México y obtuvo postgrados de la Universidad de Newcastle, en Gran Bretaña, así como del Instituto de Administración Pública de La Haya y de la Universidad de Delft, en Holanda.

A pesar de su afiliación al PRI, Sada Solana ha colaborado con los gobiernos del PAN que presidieron Vicente Fox y Felipe Calderón, quienes lo mantuvieron y colocaron en varias posiciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

En 2011, tras un movimiento que incluyó cuatro piezas diplomáticas, Calderón puso a Sada Solana en Nueva York, pero antes estuvo en Chicago, donde lo colocó Ernesto Zedillo, lo mantuvo Vicente Fox y lo dejó otro rato Felipe Calderón.

Carlos Manuel Sada Solana forma parte de una valiosa generación de jóvenes políticos maduros entre los que, destaca Celestino Alonso Álvarez, también perseguido por Diódoro Carrasco.

Hoy, gracias a Dios, se empieza a dar un fenómeno positivo, que pareciera que revierte la larga Noche Negra que cayó sobre Oaxaca desde la década de los 70 con el populismo echeverrista.

El nuevo embajador de México ante Los Estados Unidos es el oaxaqueño Carlos Manuel Sada Solana. Sorpresivamente ha sido propuesto al Senado por el presidente Enrique Peña Nieto.

No es el único oaxaqueño en las grandes ligas de la política nacional. Ahí está el Jefe del Sistema de Administración Tributaria (SAT) de la Secretaría de Hacienda, Aristóteles Núñez Sánchez.

Y el director nacional de Liconsa, Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, quien ha entregado resultados exitosos, a los que se ha sumado Eviel Pérez Magaña como subsecretario de Sedesol.

Aún falta la designación de Alfonso Gómez Sandoval en un alto cargo en la SEP a invitación de su titular, Aurelio Nuño Mayer, por su destacada participación en el rescate de la rectoría educativa en Oaxaca.

A querer o no, tales nombramientos son un gesto del claro reconocimiento que Enrique Peña Nieto tiene hacia los oaxaqueños. Nunca antes un presidente de la República había sido tan generoso.

Se imaginan, queridos lectores que si al lado de su inteligencia y genial perversidad hubiera mayor humildad en los ex gobernador Jesús Martínez Álvarez y Heladio Ramírez López.

Y si lo mismo ocurriera con Diódoro Carrasco Altamirano, José Murat Casab y Ulises Ruiz Ortiz. Sería un verdadero trabuco nacional al que difícilmente pudieran parar en busca de la presidencia.

No hay que perder de vista este escenario futuro porque no es muy remota la posibilidad que entre la nueva clase política oaxaqueña surja un actor que pudiera emprender el vuelo hacia esas alturas.

La condiciones están dadas para ello. Esperemos que con visión y sensibilidad los cinco ex gobernadores vean con buenos ojos esta posibilidad y arropen al elegido con la fuerza de sus grupos.