Monstruos grandes y pequeños

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Por Rodrigo Islas Brito 

Avenida Cloverfield 10 (EUA, 2016) es la continuación de una cinta de monstruos con más monstruos. Si en su primera parte (2007) el productor rey midas de Hollywood, JJ Abrams, desarrolló una especie de Bruja de Blair que conoce a Godzilla, para esta continuación (de la que sabemos que lo es, tan solo porque su nombre así lo indica) ha tramado junto con su joven aprendiz, el director Dan Trachtenberg, un ejercicio de suspenso encerrado en unas cuantas paredes.

John Goodman es Howard, una mole de fundamentalismos y manías que rescata a una damisela en peligro (aunque ella no lo quiera) de un apocalipsis nuclear llevándola a vivir a su bunker subterráneo. La bella Michelle (una estupenda y cada vez más interesante Mary Elizabeth Winstead, a quien estos papeles de mujeres rudas en peligro últimamente le salen muy bien) sabe que la cosa no es tan idílica y que su Bestia rescatista es un tipo del que hay que cuidarse dos veces antes que concederle un vals.

A irla pasando le ayuda Emmett (John Gallagher Jr) un hippie bonachon con el brazo roto que no parece ser muy capaz de rescatar a nadie, pero que por lo menos es un tipo ducho a la hora de armar rompecabezas y ver películas viejas.

La interacción y juegos de gato y el ratón entre estos tres personajes es todo lo que sostiene esta cinta y Trachtenberg maneja los tiempos con un pulso seguro y toques hitchcocknianos en donde los pequeños elementos llegan a ser las llaves de los más grandes sentimientos.

La claustrofobia, el hacinamiento, la creencia de que la paranoia es el único camino para el romance, redondean una pieza que el joven cineasta extiende más allá de las teatralidades del relato.

Con acciones bien condensadas, motivaciones que se van soltando a cuentagotas y un guion inteligente que juega con la idea de que los monstruos son más carnívoros cuando se sienten seguros.

Sin llegar a ser una maravilla, con unos últimos quince minutos de terror en el exterior que hasta resultan fofos a comparación del resto del metraje, Avenida Cloverfield 10 es una cinta apetecible y para pasarse un buen rato.

Donde al final tenemos de regreso al mejor John Goodman, a aquel Charlie Meadows de Barton Fink  con su peculiar forma para contar historias para rizar el pelo y gritarnos que no lo viéramos con esos ojos que lo estaban matando, a aquel Walter Sobchack de El gran Lebowsky, del revolver fácil  y del Shut the fuck up, Donny!

Al John Goodman colérico y coheniano, a ese que en base a su furia ha de enseñarnos los viajes por los que camina la jodida mente humana.