Por Rodrigo Islas Brito
“Oaxaca no puede ser un parque de diversiones en el que se repita lo mismo de forma artificial para que los turistas la vengan a visitar. El patrimonio tiene que ser vivo y tiene que pertenecer a alguien, si a mí no me pertenecen las cosas, no las puedo defender”
Comenta en conferencia de prensa sobre la Verde Antequera y sus 484 años de ser ciudad, el arquitecto chileno Leo Orellana, quien se encuentra en Oaxaca para impartir tres días de un pretaller sobre ciudades patrimonio sustentables.
Con 35 años de experiencia en el tema, Orellana da desde hace unos años un seminario de rehabilitación de ciudades de patrimonio América Latina y del Caribe, que ha cubierto de desde París, Francia, hasta Valparaíso, Chile.
“Existen muchos conceptos diferentes sobre lo que es patrimonio, pero tampoco se trata de hacer de una ciudad un mausoleo donde el patrimonio sea solamente lo antiguo, lo que fue en un momento vanguardia, creación contemporánea”.
El franco- chileno alza los dedos señalando y refiriéndose al lugar en el que nos encontramos, el Paraninfo de la Facultad de Derecho de la UABJO, que tuvo que ser reconstruido en el 2001, después de que un grupo de porros en conflicto lo incendio reduciéndolo a cenizas.
“Hoy nos gusta porque es raro y nos sentimos orgullosos de él. Porque la identidad es una característica esencia del ser humano, el crear capital social y calidad de vida”.
Comenta que no existe una definición del patrimonio, que no hay modelos, pero si hay referencias.
“Los espacios públicos en el mundo entero son los únicos espacios donde uno se encuentra con gente diferente”.
El arquitecto habla sobre los deberes y derechos que el espacio público de una ciudad patrimonio contrae, lleno de una riqueza que produce encuentros imprevistos.
“Una ciudad con edificios vacíos sería como un cementerio, el patrimonio puede y debe ser reinterpretado, recuperado. Hacerlo vivo, para eso hay gestores culturales. Gente que trabaja por el patrimonio”.
Dice que lo que se tiene en Oaxaca es único. “¿Qué otra ciudad puede compartir su inscripción como patrimonio mundial de la humanidad con Montalbán? ¿En que otro lugar podemos tener este tipo de calles y este tipo de arquitectura?”
Aunque apunta a los imposibles de querer hacer una escenografía perfecta, afirma que los problemas de hoy se pueden trabajar, reducir, pero que cada vez surgirán otros problemas
“Hay que hacer posta en personas que llevan decenas de años trabajando el patrimonio y los jóvenes. De los elementos naturales de identidad hay que sacar el máximo partido”
Comenta que el principal problema en el que se encuentra los centros históricos en Latinoamérica y el mundo es el de la apropiación de espacios públicos por comerciantes ambulantes.
“¿Con que derechos se les va a impedir vender?”, pregunta entonces. Cuenta que en Barranquilla, Colombia ya habían construido incluso con ladrillos edificaciones en medio de monumentos históricos sin que nadie les dijera nada.
Cita el caso de Salvador de Bahía, Brasil, donde se les capacitó a 20 vendedores ambulantes que perseguían a los turistas, de los cuales 6 cambiaron de rumbo, y la mitad se convirtió en comerciantes formales y la otra mitad en guías.
Comenta que otro de los grandes problemas de los espacios públicos es el mantenimiento.
“En Suiza dicen que un papel tirado en la calle atrae a otros dos papeles”, el arquitecto dice alentar que se incentiven programas de cultura ciudadana con estudiantes
“No son milagros, son procesos, procesos que hay que iniciar hoy, de prueba y error. Si demoramos mucho tiempo en pensar el proceso, cuando lo queramos hacer, resultara que el presidente municipal o el concejal ya lo cambió”.
Recuerda la mierda motocross que levantaban la mierda de los perros en París, pero que eran un lujo porque salían muy caro mantenerlas. ”Hoy un ochenta por ciento de los dueños recogen la caca de sus perros”.
Habla de los hoyos de piel de leopardo en los Campos Elíseos, compuestos de un concentrado de chicles tirados en la calle, después habla del arte en el espacio público, pero dice desconocer el nombre y la obra de Fernando Andriacci.
Sobre el borrado que el municipio de Oaxaca hizo una y otra vez de los esténciles murales del colectivo Lapiztola de los muros de la ciudad, cita el caso de un importante parque público en París donde se logró que un grupo de nutrido de grafiteros dejaran de grafitear paredes una vez que el municipio empezó a conseguirles chamba.
Definitivamente, al menos con este último tema, Leo Orellana no parece estar particularmente conectado con el tema. El arquitecto chileno contara para el pretaller que está dando en la ciudad con la participación de quince expertos que este jueves darán una conferencia de prensa sobre un posible plan de sustentabilidad para el futuro de Oaxaca capital.