Mamás de la Secretaría de Seguridad Pública, al servicio de la ciudadanía

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Por Comunicado

La Secretaría de seguridad Pública de Oaxaca (SSPO), está integrada por mujeres inteligentes, capaces y comprometidas en las actividades que desempeñan. Muchas de ellas son madres y se enfrentan a la difícil y complicada tarea de trabajar y, al mismo tiempo, cuidar de sus familias, dar amor, cariño y atención en cada momento. 

Cada puesto dentro de la Secretaría es importante, ya que todas las funciones convergen en un mismo objetivo: brindar seguridad a todas las familias oaxaqueñas. Por esta razón, la siguiente nota está dedicada a las madres de familia trabajadoras. 

Comprometida con su familia y la ciudadanía

Diana es una mujer hipoacúsica, esto quiere decir que no posee capacidad auditiva. No obstante de lo que pareciera ser una limitante de su persona, ella forma parte de la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO) y es un elemento importante del equipo especializado que opera en el Centro de Control Comando y Comunicación (C4), además, es madre de un bebé de año y medio.

Su vida laboral comenzó hace cuatro años en la SSPO, cuando le brindaron la oportunidad de desempeñar una labor de seguridad sin el prejuicio de su condición actual.

“Es muy difícil encontrar trabajo. La gente no le da la oportunidad de desenvolverse a personas como yo. Antes de entrar a la SSPO, me costó mucho encontrar trabajo por la dificultad para comunicarme y realizar los trámites correspondientes”, comparte a través de un intérprete de lenguaje de señas.

En un primer momento, ingresó al Cuartel de la Policía Estatal junto con un equipo de personas hipoacúsicas, donde recibió cursos sobre el sistema de monitoreo y videovigilancia que se utiliza actualmente en el C4. Ahí, aprendió a dar seguimiento a choques o percances automovilísticos, personas atropelladas y persecuciones policiales.

“Yo me puse muy feliz cuando me dieron la oportunidad en Seguridad Pública, aunque al principio me resultó complicado, después fui agarrando práctica y ahora se me facilita más. Amo mi trabajo”. Comenta Diana con una sonrisa de satisfacción.

Tanto ella, como sus compañeros con dificultades auditivas cuentan con un intérprete, lo que facilita la comunicación durante el trabajo, permitiendo que desempeñen su labor de manera óptima.

 Su función recae en monitorear de manera constante las imágenes que se muestran en las pantallas, informando al instante sobre cualquier suceso o percance a todas las corporaciones de seguridad. Ella debe estar atenta a lo que ocurre día con día en la ciudad, observando a detalle los acontecimientos para localizar y reportar las anomalías.

 “A mí me gusta mucho cuando recuperamos vehículos robados. Sientes adrenalina cuando se activan las alarmas del Repuve y comienzas a darle seguimiento vía cámara, además, tenemos que obtener datos y características de los vehículos como las placas, el color y tipo de vehículo. Todo lo que le pueda servir a los oficiales”, narra Diana con grata euforia a sus interlocutores.

Por otra parte, ella comenta que también tiene otro trabajo importantísimo, el cual también requiere de mucha atención, tiempo y dedicación: ser mamá. Para poder desempeñar todas sus labores, se coordina con su esposo y ordena sus tiempos.

“A veces es difícil coordinarse, porque ahora tengo a mi bebé de un año y medio, sin embargo, no puedo abandonar el trabajo porque amo a mi bebé y por él tengo que continuar”. Explica con gestos de cariño inminentes en su rostro y continúa: “ahora tengo doble responsabilidad, cuidar a mi bebé y servir a la ciudadanía”.

Una mamá bombero

Criminóloga, especialista en grafoscopía, dactiloscopia y documentoscopía; madre y esposa; Marta Yadira Ramírez Santiago, es parte importante del Heroico Cuerpo de Bomberos de Oaxaca.

Marta Yadira Ramírez Santiago se levanta muy temprano todos los días. Cariñosamente, despierta a su pequeña hija de dos años y a su esposo para comenzar el día. Después del desayuno familiar, los tres salen de casa para iniciar las labores cotidianas. La pequeña acude a la guardería, mientras sus padres se incorporan al Heroico Cuerpo de Bomberos de Oaxaca (HCBO) para servir a la ciudadanía. 

Marta Yadira, de 28 años de edad, además de ser madre es una mujer bombero que día a día pone su atención a las necesidades de los oaxaqueños. Ella se mantiene alerta para recibir las llamadas de emergencia que suscitan en cualquier momento.

“No ha sido fácil lidiar con las exigencias del trabajo y de la familia, pero sabiéndose coordinar todo se puede hacer. Además tengo el apoyo de mi esposo, lo que me permite desempeñarme más libremente”, comenta.

Es así, que en una jornada ordinaria el teléfono suena y, al interior de la cabina, ella exclama: “Estación de Bomberos”. “Buenas Tardes, señorita, ¿podía mandar unas unidades de bomberos?” “¿Qué es lo que sucede?” 

Durante el llamado, ella recopila la información necesaria para identificar el tipo de emergencia, posteriormente, a través de su radio, comunica al personal la zona afectada y el servicio que solicitó la población.

Otra de sus funciones también consiste en dar recomendaciones a las personas para sobrellevar el incidente en lo que arriban los vulcanos. Así mismo, procura que los afectados mantengan la calma y no pongan en riesgo su integridad.

Marta no sólo posee los conocimientos necesarios para realizar sus actividades, sino que además tiene los mismos conocimientos y destrezas que tienen sus compañeros para operar en caso de incendios, atención pre-hospitalaria y demás servicios que brinda el HCBO.

“Me siento orgullosa y satisfecha de lo que hago. Me llena saber que le soy útil a la ciudadanía”, indica.

Ante el arduo trabajo que ejercen de manera continua, manifiesta que “es muy satisfactorio para mí cuando el personal regresa con éxito de su operación, reportando que no hay lesionados ni pérdidas humanas que lamentar”.

En sus cuatro años de servició, ella ha recibido miles de llamadas de auxilio; sin embargo, expresa que diariamente, al menos 200 llamadas de las que se reciben son de broma, por lo que invita a la ciudadanía a crear conciencia y evitar este tipo de actos ya que perjudican a las personas que realmente necesitan la asistencia. 

Al concluir su jornada laboral en la estación, la mujer bombero abandona el uniforme para dar inicio a la ocupación de ser mamá. Al llegar a su hogar, se dispone a realizar las tareas cotidianas, atendiendo en todo momento a su familia y reservando unos minutos del tiempo para consentirse ella misma. 

Aún con la rigurosidad de su trabajo y el cuidado que exige su familia, Marta mide su tiempo con cautela y desarrolla hábitos que la mantienen satisfecha y feliz en su desempeño diario.

Finalmente, ella recomienda a las mamás trabajadoras, “que se organicen y administren sus tiempos para cubrir sus horarios de trabajo y poder dedicar tiempo a los hijos y labores del hogar, ya que todo se puede”.