Para Malcolm Lowry, Oaxaca era la traición: Ernesto Lumbreras

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Por Rodrigo Islas Brito

Para Ernesto Lumbreras, Oaxaca es un ente vital en la biografía del escritor y poeta inglés Malcolm Lowry, autor de Bajo el volcán, según muchos críticos literarios, una de las diez novelas más trascendentes del siglo 20, a la altura del Ulises de James Joyce, de El Castillo de Franz Kafka.

El escritor tapatío, autor de un libro ensayo sobre los embates oaxaqueños de Lowry y su relación con Oaxaca como una fuente inspiración pesadillesca y celestial, titulado Oro líquido en cuenco de obsidiana, cuenta que el autor realizó tres viajes a Oaxaca

“Dos en su primera estancia mexicana que duro casi tres años, entre 1936 y 1938, y otro acontecido en diciembre de 1945, cuando regresa a Oaxaca con su segunda esposa Marguerie Bonner, para mostrarle cuales son los escenarios donde verdaderamente transcurre Bajo el Volcán”.

El autor del libro de poesía, Explicaciones no pedidas, asegura que para el lector más avezado y despierto habrá podido identificar ya que la ciudad donde verdaderamente transcurre Bajo el volcán, no es exclusivamente Cuauhnáhuac, acepción indígena para nombrar a Cuernavaca, Morelos.

“Es un ensamble entre Oaxaca y Cuernavaca, con descripciones muy diáfanas de la ciudad de Oaxaca y paisajes de la Mixteca, con referencias claras a la estación de tren del Tomellin, ubicada en Valerio Trujano. En la suma de estos dos paisajes y mitologías construye la iconografía de Cuauhnáhuac”.

Bajo el volcán es la historia de Geoffrey Firmin, ex cónsul ingles alcohólico irredento y atormentado que en el día de muertos de 1938, se encuentra con la esposa a la que ama y de la que ya está divorciado y con el hermanastro al que también ama y con el que su esposa se acostó, sólo para terminar descendiendo a los infiernos de los más variados simbolismos de la muerte física y moral que puede ofrecer un México de entraña caníbal, siempre presto para el sacrificio ritual.

“Mientras que Cuernavaca, donde tenía su base en sus viajes por México, era para el autor el medio día, la sobriedad, el amor, el trabajo, el Popocatepetl. Oaxaca era la embriaguez, la muerte, los demonios que lo perseguían como espías y delatores. Para Malcolm Lowry Oaxaca era la traición”.

Lumbreras comenta que otras piezas literarias de la poesía y narrativa lowriana también se pueden encontrar múltiples referencias de Oaxaca y de lo oaxaqueño.

“Estoy convencido de que Lowry fue y es el mayor apologista del mezcal, el más inspirado y de mayor proyección internacional”.

Considera el escritor, relata que el ensayo sobre Oaxaca y Lowry comenzó en 2007, cuando Lumbreras vivía en Oaxaca y participó en una celebración literaria del centenario del nacimiento del escritor inglés.

“Comencé a seguir los pasos de Lowry en Oaxaca, buscando más fuentes que las dos biografías que se han escrito sobre él. Investigue cual era la Oaxaca que recibió a este joven de 26 años en su primer viaje”

Lumbreras mira a ese México de 1937 como un país con “coordinadas históricas y políticas que abrevaba de un variado caldo de cultivo de las más variadas amenazas e ideologías”

Cuenta que era el México cardenista, el que recibió a los exiliados de la Guerra Civil Española. Un México y un Oaxaca donde también había morenazis conspiradores, donde los delirios de Lowry de que lo seguían espías extranjeros, embonaron a la perfección

“Realmente existían espías tanto de los comunistas, como del gobierno cardenista o de las compañías transnacionales que estaban amenazadas por la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas”.

“Lowry sufría un deliriums tremens del mezcal, pero también del tema político. El primer viaje a Oaxaca de Lowry lo hace en 1937, con su primera esposa, poco antes del día de muertos. Hoy no quedan ninguna de las cantinas que Lowry visitó”.

Lumbreras cuenta que mediante el archivo municipal pudo reconstruir como era el mundo cantinero de entonces en Oaxaca. Encontrando en la hemeroteca publicidad que a manera de collage, Lowry incluyó en Bajo el volcán.

“Harinas princesa Donaji, los baños de la Libertad, la Casa Grande. Se reprodujo todo en la novela. Aunque con un error en la edición al español publicada desde 1964, que dice princesa Donafi, un agravio terrible para Oaxaca”.

Sobre esto, el tapatío asegura estar enterado de que existe la promesa de alguna editorial de que este tipo de errores serán corregidos para una próxima edición de Bajo el volcán al español.

“Donde se trabajara sobre los errores de criterio en la traducción” , dice el alguna vez funcionario cultural, puntualizando por otro lado que la traducción original al español de 1964 de Raúl Ortiz y Ortiz, que murió a principios de febrero este año, es por si sola digna de homenaje.

“Su talento, gozo y rigor, ha permitidos a miles de lectores al castellano, leer y releer la novela a lo largo de poco más de cincuenta años”.

Respecto a las similitudes del Oaxaca de finales de los treintas y mediados de los cuarenta que conoció el inglés, Lumbreras resume que estas pueden ser casi todas.

“El esplendor de la arquitectura colonial que deslumbró a Lowry permanece, ese esplendor que dejo la época de bonanza del porfiriato. A Lowry Le interesaba el México de los indígenas de ayer, pero también de los indígenas del presente”.

El poeta considera que solo otro escritor extranjero como B. Traven, autor de Macario y La rebelión de los colgados, tuvo como Lowry la mirada lista para acertar en la descripción , lectura y puesta al día del México profundo, “alejada de cualquier mirada turística”.

“De las ruinas prehispánicas, Lowry tenía el interés del mito, para él Mitla y Montalbán eran ciudades funerarias. Le llamaba la atención la vigencia de los mitos prehispánicos en los rituales, en las costumbres, en los hábitos”.

“Le checaba mucho la simbología del México prehispánico, donde no nacemos a la vida, sino a la muerte como una celebración de la vida, como la entrada a la vida eterna”.

Lumbreras refrenda que en Bajo el volcán (que conoció en 1984 una muy sentida adaptación cinematográfica bajo la dirección del humanismo salvaje de un cineasta como John Huston) “el infierno del mezcal está tan presente como para quien quiera exponerse a él”.

“Lowry vino a curarse un mal de amores en su segundo viaje a Oaxaca. Tomo un tren y pasó aquí los peores días de su vida, estuvo cuatro días en un cárcel oaxaqueña enfermo de paludismo”.

“Enfermedad que en aquel entonces asolaba la ciudad de Oaxaca con la actual avenida de la Republica como un rio donde desaguaban sus desechos todas las curtidurías del barrio de Jalatlaco”.

Lumbreras describe que para acabar pronto, entonces el autor de Bajo el volcán comía poco, estaba enfermo y venia dolido del corazón

“Tuvo pesadillas en su estancia en el hotel Francia, que describió en su obra, donde desangraban a unas tortugas y mataban a unos ciervos en el patio”

El escritor teoriza y lanza una tesis en la que afirma que probablemente Lowry, quien en una ocasión terminó por ser deportado de México gracias a su errático devenir, se curó el paludismo con un remedio muy famoso en aquel lejano 1937.

“Una medicina con el nombre de 666, con anuncio de fondo amarillo y letras negras. Un medicamento con el número de la bestia, algo así definitivamente debió despertar el interés de Malcolm Lowry”.

“Pasó su convalecencia en Cuicatlan, a donde se lo llevó su amigo campesino Juan Fernando Márquez”.

El escritor, poeta y ensayista recuerda que Lowry pudo gozar en algo de la fama que le dio Bajo el volcán.

“Le sobrevivió diez años. La novela se publicó en 1947 y el murió ahogado en su propio vomito en 1957. Al final la novela tardó otros siete años para traducirse al español”.

Ernesto Lumbreras está en Oaxaca para impartir en el Centro de las Artes de San Agustín, Etla (CASA) un curso con lectura interdisciplinaria de por medio, de La Divina Comedia de Dante Alighieri.

Además de una conferencia y una lectura ensamble llamada Oír a Darío, sobre la obra del poeta nicaragüense Rubén Darío, a quien Lumbreras califica como “el libertador de la literatura latinoamericana”.

A lo que seguirá la presentación de Oro líquido en cuenco de obsidiana, este viernes a las siete de la noche en la Biblioteca Publica Central, que además de la presencia del autor, contara con los comentarios de los escritores y también mezcólatras de largo aliento César Rito Salinas y Ulises Torrentera.

De Bajo el volcán, Lumbreras abunda sobre su historia de ser libro a cuyas letras Salvador Elizondo regresaba de manera religiosa cada año.

Dice que Oscuro como la tumba en la que yace mi amigo, novela de Lowry publicada de manera póstuma, es en mucho obra de un investigador y la viuda del escritor, que la rescataron de entre sus archivos , pero no está a la altura ni en una décima parte de su obra cumbre

“Con Lowry debe desaparecer el mito del escritor borracho, pues no escribió su obra maestra en estado etílico como cuentan las leyendas. Sino en una cabaña en el norte de Vancouver, gracias a los oficios de su segunda esposa”

“Malcolm Lowry escribió los doce capítulos de Bajo el volcán en la más dolorosa sobriedad”.