DETRÁS DE LA NOTICIA: Perdiendo gana PRI. Va en 2018 con PAN y PRD contra Lopitos

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Alfredo Martínez de Aguilar.

La victoria tiene cien padres la derrota no tiene madre, es huérfana. Con todo y ser una frase trillada y lugar común, encierra gran sabiduría. Sirve de punto de partida para esta entrega.

Por qué el Partido Revolucionario Institucional se ha mantenido en el poder casi un siglo. Porque es el único instituto político con mayor poder de adaptación a los cambios globales.

Ni siquiera la dictadura comunista de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) lo consiguió. El PRI sí, porque es una dictadura perfecta, Vargas Llosa dixit.

Y lo ha logrado por la simple y sencilla razón que más que una dictadura perfecta -ninguna obra humana lo es-, es una dictablanda pendular. Su vaivén sexenal es comodino y acomodaticio.

A nuestro juicio, salvo su mejor opinión, querido lector, su genial perversidad y pragmatismo, le salva. Más que un partido político es una maquinaria de Estado. Es el Leviatán devora hombres.

Los observadores y analistas políticos ha tenido mala lectura de la supuesta gran derrota del PRI en las elecciones del pasado 5 de junio. Perdiendo ganó dos grandes aliados rumbo al 2018.

Lanzó el anzuelo de cogobernar el país a la alianza PAN-PRD. Y éstos, no sólo mordieron el anzuelo, sino se lo tragaron todito. Más el PAN  que el PRD ya se la creyó y está engolosinado.

“Estamos de regreso. Ganamos esta elección y hemos dado un paso firme y contundente. En 2018, se los aseguro, con este resultado vamos a recuperar la presidencia de la República”.

El triunfalismo de Ricardo Anaya, presidente del PAN, hace ya a muchos verle como el favorito para la contienda federal hacia Los Pinos. Enfrenta a Margarita Zavala y a Rafael Moreno Valle.

Sin embargo, el perredista Jesús Zambrano, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, recordó a Ricardo Anaya que no es triunfo exclusivo del PAN, sino de la alianza.

La soberbia siempre será mala consejera. El triunfalismo del ensoberbecido dirigente nacional del PAN le hizo olvidar que de participar solos no les alcanzaría para ganar las 7 gobernaciones.

Por primera vez, Tamaulipas, Veracruz, Quintana Roo y Durango se echaron en brazos del PAN. Chihuahua y Aguascalientes regresaron a ese redil.

 Y Puebla se mantuvo “azulado”.

Antes que le venzan los años o la muerte, el enemigo a vencer por tercera y última ocasión es Manuel Andrés López Obrador (MALO). Su mensaje ha calado hondo en millones de pobres.

Sus palabras de predicador cristiano iluminado van más al corazón que a la razón. Formado en las entrañas del viejo monstruo del PRI, el Mesías Tropical sabe que el voto es visceral.

Promete perdón y salvación política a quienes se sumen al Movimiento de Regeneración Nacional. No importa que sean del PRI. Vende la ilusión de alcanzar el cielo en la Tierra.

Los dirigentes nacionales de los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática ya olieron el peligro que representa Morena. Su crecimiento es innegable en el sur, no en el norte.

No obstante, la alianza antinatura PAN-PRD, no ha entendido que el PRI ayudó a crecer a Morena. Le interesó derrotar al PAN-PRD en algunos estados prioritarios como Oaxaca.

Hábilmente, el PRI capitalizó la corrupción de las coaliciones electorales PAN-PRD.

Igualmente lo hizo la mezcla ideológica de los partidos que representan el agua y el aceite.

Ello permitió repartir el poder, a través de la alternancia. Sobre todo, en entidades como Durango, Quintana Roo, Veracruz  y Tamaulipas en los que el PRI llevaba gobernando 86 años.

 ¡Qué mejor señuelo del Revolucionario Institucional a azules y amarillos que hacerles creer que cogobiernan México! De esta manera les hace cómplices y les compromete a aliarse en 2018.

Y de paso se ayudan a lavarse la cara y quitarse el lastre de los mayores gobernadores corruptos en los tres partidos nacionales más grandes. Sin duda, es una maniobra genialmente perversa.

En este contexto, el triunfo del candidato del PRI a gobernador de Oaxaca cobra trascendental importancia nacional.

 Alejandro Murat será la barrera de contención de la soberbia panista.

La boca de los gobernadores panistas-perredistas triunfantes, será la medida en la que tendrá que actuar Murat contra el ex gobernador Gabino Cué y su círculo rojo, en su momento.

En tales circunstancias son inmejorables las condiciones de Alejandro para crecer políticamente a nivel nacional. Y estar en la posibilidad de servir al PRI y a México en tareas más elevadas.

Integrar un gabinete con paridad de género y decretar una Ley de Amnistía de los trabajadores de la educación, que se hacen llamar presos políticos, garantizará gobernabilidad y gobernanza.

Pero, además, coadyuvará de manera determinante a consolidar la Reforma Educativa en Oaxaca.

Y a nivel nacional, particularmente en el corredor Michoacán, Guerrero y Chiapas.

Singular importancia reviste contribuir a la consolidación de la Reforma Educativa en el Estado de México. Contribuirá a fortalecer la deteriorada imagen del presidente Enrique Peña Nieto.

Será una especie de efecto dominó político que beneficiará al titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

  ¡Y vaya que hacen falta a Aurelio Nuño bocanadas de aire fresco!

El cumplimiento de sus principales compromisos de campaña durante el primer año de gobierno catapultarán el crecimiento político nacional de Alejandro Murat. Por lo que se llegue a ofrecer.

La conclusión de las súper carreteras a las estratégicas regiones del Istmo y la Costa serán el gran detonante del desarrollo de Oaxaca.

 Lo ha sido la súper carretera a Puebla. Es parteaguas.

Si hacer futurismo, insistimos que difícilmente otro actor político que el senador perredista Benjamín Robles Montoya tiene el perfil para convertirse en el primer Zar Anticorrupción.

Por razones personales de sobra conocidas el ex candidato del Partido del Trabajado a gobernador, está decidido a reencarnar al Ángel Exterminador de los corruptos del PAN-PRD.