La Tanda, delito y práctica cultural

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Por Rodrigo Islas Brito

Con la tanda instalada ya como un fenómeno social y hasta cultural, con mujeres y hombres dando dinero y reclutando a más hombres y a mujeres para que a su vez estos den todavía más dinero, hoy a esta práctica de supuesto ahorro cuasi ancestral se le empieza a definir con el término que probablemente en realidad la recorre: una estafa.

“Hay que evitar que la economía de la ciudadanía de Oaxaca resulte afectada, debido al fraude, del supuesto dinero fácil, obtenido a través de la llamada flor de la abundancia que ha proliferado y extendido en las diferentes regiones del Estado”.

Expuso la diputada priista Fe Yadira Betanzos Pérez, quien presentó ante la saliente el Pleno de la saliente 62 legislatura un exhorto para que la Secretaría de Seguridad Pública a través de la Dirección de Prevención del Delito y Participación Ciudadana, implementen de manera urgente medidas específicas y políticas permanentes y coordinadas de prevención y difusión para evitar el fraude de las tandas piramidales, conocidas como células de la abundancia o flor de la abundancia.

“Una tanda es una manera no institucionalizada de ahorrar dinero. Es una práctica que se realiza sobre todo en ambientes familiares y de oficina”

Define Esmeralda Caballero, socióloga que mira a la tanda si bien como un peligro para la estafa, también como una manera como los mexicanos a través de generaciones han podido sustentar algún tipo de ahorro personal y familiar.

“El problema viene cuando quien organiza la tanda, quien la administra, lo hace como un método para defraudar económicamente a los demás. Que es una situación que la verdad se da muy seguido”

Por su parte la diputada Betanzos, también  presidenta de la Comisión Permanente de Fomento Cooperativo y Ahorro Popular, subraya la urgente necesidad de adoptar medidas para alertar a la población, en redes sociales, radio y televisión sobre esta modalidad de fraude.

“Del supuesto dinero fácil, obtenido a través de estas macro tandas.” La diputada recordó en su exposición de motivos que a finales del 2015 comenzó una propagación a través de las redes sociales como Facebook y Whatsapp, de una tanda en la que todos saldrían ganando, aunque no quisieran.

“Los defraudadores que hacen uso de esto,  proyectan a la tanda como una manera fácil de ganar dinero, pero no, de acuerdo a especialistas sobre dinámicas económicas y de ahorros, los pequeños inversionistas de este tipo de arreglos están corriendo riesgos de los que no están enterados”.

En opinión de la socióloga Caballero las personas que entran a una tanda saben a lo que entra, “y tan lo saben que por eso reclutan a más gente que a su vez reclutan a  más gente”.

Caballero considera que la tanda “es un riesgo”, “de un pueblo acostumbrado a vivir en él”. Pero también “un método socialmente aceptable para la transa”.

“Las flores de la abundancia son un ejemplo de ello. Una persona da su dinero a una estructura inexistente que le promete que se lo regresara completito y copeteado. E inmediatamente se da a la tarea de conseguir a otra persona para que haga lo mismo, porque sabe que esa será la única manera de que volverá a ver su dinero de vuelta”.

Caballero dice que este tipo de accionar se puede definir entre sobrevivencia, ingenuidad y un claro resorte de agandalle. Por su parte la diputada Betanzos resume el entramado tandero.

“Es un esquema en forma piramidal, donde el que está arriba gana el dinero que aportan los que están abajo. Es una tomada de pelo, donde en el mejor de los casos pierden dinero y en el peor terminas embaucando a tus familiares y amigos, porque eventualmente alguien se queda fuera”.

Betanzos Pérez recalca además que la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (CONDUSEF) alertó sobre el riesgo que representa para los ahorradores depositar sus recursos en medios informales como tandas o modelos conocidos como “pirámide”.

“No sé si la gente sepa o no que la tanda es un riesgo, o más bien creo que nunca lo han dejado de saber”.

¿Lo dejarían de hacer si lo ven como un delito?, se le pregunta a la socióloga.

“Habrá quien sí, habrá quien no. Si tú no eres esa persona que al final fue la que dio dinero y a cambio no recibió nada, es probable que le sigas entrando a las tandas”.

Por lo pronto cuando se busca en internet referencias sobre la palabra tanda, el título pregunta de la primera opción de página que da el buscador es bastante revelador:

“¿Cómo organizar un tanda?”