Por Rodrigo Islas Brito
“No queremos represión”, gritan a coro los contingentes de cientos de maestras, maestros, normalistas y simpatizantes del movimiento magisterial que entran a un zócalo atestado por las lonas, los mecates y la gente del plantón magisterial, después de una marcha por media ciudad de Oaxaca.
Es el décimo aniversario del desalojo policiaco de otro plantón magisterial, el del 2006, que terminó por desencadenar los resortes que propulsaron a un conflicto social que marcó a la ciudad y al estado con la tinta indeleble de la huella histórica.
Hoy, diez años después, aunque los participantes del movimiento social del 2006, cuyas reminiscencias de represión gubernamental se dejaron sentir hasta bien entrado el 2007, señalan que no es así, pareciera que ese tiempo está recomenzando de nuevo.
En la redes sociales los comentarios van desde la incredulidad , el apoyo absoluto, hasta el sentimiento de estar empezando otra vez un camino de confrontación que a estas alturas ni gobierno , ni magisterio, ni sociedad civil , calcula realmente hasta donde pueda llevar.
En la carretera a Nochixtlan, en el camino que une a la ciudad de Oaxaca con la capital del país, hay noticias de que el bloqueo magisterial y ciudadano de centenares de personas continúa, su misión es no dejar pasar los vehículos de la Gendarmería y la Policía Federal, pero en el trámite al parecer están bloqueando la ciudad entera.
Anoche, muy noche, de las trece barricadas prometidas en el Centro Histórico por una información filtrada a medios y redes sociales de no se sabe dónde, solamente pudieron instalarse no más de cinco.
En el kiosko, ente más lonas, mas mecates, tiendas de campaña y un mar de gente, la dirigencia magisterial, que después de los arrestos y encarcelamientos de su dos principales y más representativos dirigentes (Rubén Núñez Ginez y Francisco Villalobos) se resiste a tener otro máximo dirigente , habla otra vez de Revolución, del pueblo , de la traición de los oligarcas.
El motivo de esta nueva cruzada magisterial, la derogación de la Reforma Educativa que el gobierno federal está intentando imponer prácticamente desde que tomo posesión , parece consonar con los centenares de asistentes (maestros, normalistas y simpatizantes) que tienen cara de hartazgo ante una realidad social que se tuerce cada vez más a base de desapariciones múltiples, precariedad económica, crimen organizado todo poderoso y un gobierno de Enrique Peña Nieto que solo parece estar limitándose a administrar el naufragio, y cuyas reformas estructurales parecen estar concebidas para adelgazar el estado pero no para nutrirlo.
En las calles cercanas al plantón, algunas personas hablan sobre si lo de hoy será solo el aniversario de una fecha histórica, o el inició de otra.
“Hay una sinrazón gubernamental. Aurelio Nuño ayer le dijo a Andrés Manuel López Obrador que porque apoyaba delincuentes. En primera no sé si realmente López Obrador este apoyando este movimiento, en segunda el que el secretario de Educación Pública ya nos esté llamando delincuentes habla de la cerrazón en la que ya están”.
Julián es maestro y está en el plantón, despliega el discurso consabido magisterial de la lucha de clases. El cual curiosamente empieza hoy a presentar coherencia en sus mejores partes.
Dice que hoy los gobiernos mexicanos casi en su tres niveles están buscando el agrado y el negocio de las grandes transnacionales.” Vienen con todo y por todo”. Habla de las zonas económicas especiales, de cómo estas son para que particulares y transnacionales se hagan del control del Istmo de Tehuantepec, que comunica a dos océanos del planeta
Menciona las mineras, las eólicas, los bosques, el agua, la inundación del maíz transgénico. Dice que el actual gobernador electo priista, Alejandro Murat, ha dicho que lo que hoy estorba para que las grandes industrias y sus inversiones y empleos se queden en Oaxaca, es la propiedad social, comunidades y ejidos.
Asegura que a su manera de ver las cosas lo de hoy no es precisamente una confrontación magisterio- gobierno, sino una sociedad harta cada vez más movilizada y azuzada por las redes sociales.
Destaca que la importancia de la asamblea cultural dentro de la cosmovisión oaxaqueña es algo que el poder establecido tiende a ignorar y hacer a un lado, pero que sigue ahí definiendo en mucho la manera como las comunidades y grupos organizados toman decisiones dentro de este estado.
No reconoce mucho cuando se habla de afrentas del pasado de la sección 22 a la ciudadanía oaxaqueña. Dice que ahí han jugado mucho los medios de comunicación para presentar ante la gente una imagen denostativa del magisterio oaxaqueño.
Destaca que hoy todos los medios hablan de los millones de pesos que supuestamente defraudaron Ginez y Villalobos, pero que no se habla del quebranto económico del trece mil millones de pesos del actual gobierno estatal.
Prescindido dicho sea de paso por un gobernador, Gabino Cué, al que el magisterio apoyó y ayudó a que fuera elegido, y el cual durante poco más de cuatro años, hasta antes de que el IEEPO fuera expropiado de las manos de la sección 22, prácticamente cumplió o trató de cumplir con cualquier demanda económica, por mínima que fuera, que el magisterio le hiciera vía marchas o un plantón eterno que quebró a buena parte del comercio formal del Centro Histórico.
No se le menciona a Julián que cuando se habla de una ciudadanía divorciada del sindicato magisterial , se hace referencia a los excesos del 2015, cuando una negociación laboral incluyó quema de urnas en una elección federal, y los más significativo, el bloqueo del suministro de gasolina de la ciudad de Oaxaca por una semana
Todo en una elección cuyos resultados y desajustes terminaron, según opinión incluso de antiguos dirigentes del movimiento del 2006, beneficiando a los candidatos del Partido Revolucionario Institucional.
Julián no reconoce el divorcio con la gente, pero si habla de un divorcio del magisterio con las comunidades y con su lucha. Dice que lo que hoy busca el magisterio con esta nueva movilización es sumar a las organizaciones y asociaciones civiles.
De posibles soluciones al conflicto que está surgiendo, dice que este solo se ha ido agudizando. ”Lejos de buscar soluciones, del gobierno hay ya una persecución, una ley del garrote y una total cerrazón al diálogo”.
Dice que a diferencia del 2006 hoy esta movilizado magisterio también en Chiapas,Ciudad de México, Michoacán, Tabasco, Querétaro y Sonora.
“Es inédito lo que viene, no lo podemos prevenir. Más bien depende de la respuesta del todo el pueblo de México. Esto va creciendo y las cárceles no les van a alcanzar”.
Visión combativa que al final no comparten todos, como un ciudadano de mediana edad que toma su café a unas cuadras del zócalo y su plantón.
Afirma haber estado involucrado en el movimiento social del 2006 pero no quiere recordar cuánto. Su nombre se lo guarda, mientras fuma un cigarro que al poco tiempo le marcan que tiene que apagar.
“Los movimientos son caóticos, no llevan un guion y una vez que se encienden si les echas agua solo los enciendes más. El asunto con el 2006 es que al final los maestros dejaron a la gente colgada de la brocha”.
“De los que acabaron en una cárcel de Nayarit prácticamente no hubo maestros. Ellos se retiraron días antes del enfrentamiento final con la policía del gobierno de Calderón para poder finalmente cobrar su cheque”.
El hombre asegura no tener malos sentimientos para con la sección 22, pero afirma que si estos quieren el apoyo de la gente.
“Ahora diez años después vuelven a decirle a la gente que los necesita, que se les sume, que crean en ellos. Les va a costar”.
El veterano activista observa que hoy el cálculo gubernamental puede ir en el sentido de todo truene, de que la gente se harte del magisterio y que el magisterio ya no logre conectar con la gente.
“Al grado de que sea la misma ciudadanía la que pida la represión contra el mismo movimiento magisterial. Quién sabe si le salga el cálculo al gobierno, porque en esa ecuación también están incluidos ellos y todos nosotros”.
Esta de acuerdo que la desazón ciudadana actual ayuda mucho a que el ciudadano común pueda estar más receptivo hacia el discurso y la causa magisterial. Pero ahí marca la diferencia que este 2016 tienen con la Oaxaca del 2006.
“Hace diez años la gente empezó el movimiento con toda la convicción del mundo, con toda la fe, y al final como sabemos no terminó nada bien. Hoy solo podrían iniciarlo desde su hartazgo, desde su miedo”.
Al igual que el profesor Julián, el viejo activista declara que no es futurólogo, que lo que venga. Vendrá surgido de la furia y el desconcierto, dos conceptos que pueden sonar a agua y aceite, pero que en el camino tendrán que buscar la manera de conectarse.