Oaxaca bloqueada, insurrecta y sus días de gritar

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Por Rodrigo Islas Brito

“Hola nos informan que por los hechos ocurridos estos días en el estado de Oaxaca, no podremos realizar envíos a todo el estado debido a que los transportes de paquetería no están llegando, reportan saqueos en carreteras”.

Este es el mensaje que le llegó por respuesta al dueño desde una pequeña empresa de venta de refacciones para computadoras y equipo de cómputo en general. Mario, de más de treinta años y quien pide no dar su nombre completo comenta que desde el día 13 de este mes,la empresa de paquetería  Estafeta le mandó ese escrito para informarle que las refacciones y equipo pedido que ya tiene comprometido para ser vendido en una escuela particular y en restaurante no llegara, pues se encuentra estacionado en el centro de distribución de la ciudad de Puebla.

“Las fleteras no están enviando nada, DHL, la que me digas, te salen con el mismo discurso de que no tienen garantías para venir a Oaxaca”.

Mario habla de que lo mismo está pasando con casi cualquier tipo de mercancía en la ciudad de Oaxaca. Ayer después de los hechos violentos del domingo que han dejado hasta ahora nueve fallecidos, y donde los muertos aún se siguen contando, la carretera a la Ciudad de México fue vuelta a bloquear a la altura de Nochixtlan, por maestros y habitantes de un pueblo al que algunos medios internacionales ya empiezan a señalar de haber sido masacrado.

Consideraciones o no, la furia de los habitantes y bloqueadores dio para que se retuvieran contra su voluntad a dos reporteros de TV Azteca que habían ido a cubrir el nuevo bloqueo. Con  la presencia de representantes  de organismos defensores de derechos humanos, los insurrectos dijeron que solo soltarían a los secuestrados si estos contaban la verdad de los hechos de sangre sucedidos el domingo, de los cuales se siguen reportando oficialmente aun la cantidad de siete desaparecidos.

“Responsabilizamos a los autores de tan atroz crimen, de la integridad de nuestros compañeros”  dijo el conductor del noticiero estelar azteca Javier Alatorre quien aseguró que no transmitirían los quince minutos pedidos por los pobladores  pues TV Azteca siempre presenta “todos los ángulos noticiosos”, aunque al final tuvo un lapsus mental al terminar de decidir si la televisora del Ajusco creía o no en el periodismo bajo el chantaje.

Horas después los reporteros fueron soltados, a lo que siguió la quema bajo circunstancias todavía no aclaradas de unos ocho locales comerciales en la Central de Abastos, cuyos bodegueros fueron casi los primeros en acusar desabasto de mercancía desde que empezaron los bloqueos de maestros y sociedad civil en contra de la derogación de la Reforma Educativa.

Desabasto que ha dejado ya sin bolsas a las tiendas OXXO de la ciudad, cuyo conglomerado ha acusado ya cerrara sus sucursales en Oaxaca capital ante los saqueos de mercancía que han sufrido tiendas de autoservicio y faltas de garantías para seguir laborando.

Aunque los empleados de OXXO consultados aseguraron que las noticias que ellos tienen es que este cierre solo comprenderá a las tiendas ubicadas en el Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca.

Además de que la ausencia de bolsas también se reporta ya en los almacenes Aurrera, donde una reportera de férreo carácter reporta  que tuvo que comprar una bolsita ecológica para transportar su jabón y sus drogas legales.

Por lo pronto hoy a la cinco de la tarde se espera saber los resultados del encuentro y diálogo entre una comisión nacional de medición, integrada por los secretarios generales de las secciones sindicales adheridas a la CNTE y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que en estos momentos se lleva a cabo en el edificio de gobernación, en la calle Bucareli del centro histórico del antes Distrito Federal.

Aunque las dos partes han anunciado su renuencia a ceder, la ciudadanía espera un inicio de negociación en un momento en el que el gobierno de Enrique Peña Nieto empieza a ser señalado internacionalmente ya de haber abierto fuego frente a civiles rijosos y desarmados.

“Exijamos un diálogo público y transparente. No a puertas cerradas”, se puede leer en un muro de activismo por Oaxaca en Facebook, síntoma de una ciudadanía que ya no quiere quedarse atrás en un estallido que la está estallando por entregas.

Mario dice estar de acuerdo en que un Estado no puede  disparar sobe civiles, dice que una Reforma (en este caso la educativa) no puede erigirse matando gente .Que “eso no educa a nadie”.

Dice que lo peor que puede pasar es que sus clientes dejen de comprarle y que su negocio se vaya al carajo. “Aun así no me iría, creo que estoy muy arraigado a esta tierra. Ni siquiera contemplo la idea de irme a otro lugar”.

A la vuelta del negocio de Mario, una empresa de fletes con destinos en el Istmo de Tehuantepec anuncia que  uno puede ir a dejar su paquete pero que ahí se va a quedar hasta nuevo aviso.

La empleada asegura que dese el catorce de este mes ninguno de los paquetes a  Juchitán, Salina Cruz y hasta la región de la Cuenca en Tuxtepec han salido, que los caminos se mantienen bloqueados por maestros y pobladores, que los únicos viajes que pueden llegar después de dos días de camino, son los fletes a la región de la Costa, en Puerto Escondido y Huatulco.

Mientras tanto en las calles se ha dado una pacífica marcha de ocho mil doctores y estudiantes  que han pedido justicia, no más sangre, y un cese a un fuego que en cualquier momento se puede tornar  cruzado.

Los gritos de una ciudadanía que se resiste a ser derrotada por el terror. De la que mientras tanto su mañana se está decidiendo en estos momentos, en una negociación cerrada, en una casa de fachada clásica de la variopinta Bucareli, en la Ciudad de México.