Alfredo Martínez de Aguilar.
Desde que el hombre apareció sobre la faz de la Tierra su existencia enfrenta el reto vital de la vida y la muerte. Es más, desde el momento mismo de su concepción encara esta disyuntiva: vivir o morir. Vida y muerte van de la mano.
Asimismo, el ser humano de todos los pueblos en todos los tiempos ha librado la lucha permanente entre la libertad y la esclavitud. Desde el ámbito teológico esta lucha se ha dado espiritualmente entre el bien y el mal.
Así ha sido y así será a lo largo de la historia humana. Y para sobrevivir muchas veces se ve obligado a matar. Es la única manera de defender su integridad física y su vida. Y la de su familia o la de sus pueblos o naciones.
Para intentar evitar la justicia por propia mano, se estableció el Pacto Social que dio nacimiento al Estado-nación. Sin embargo, ante los actuales Estados fallidos recobra plena vigencia el derecho a la legítima defensa para sobrevivir.
No sin razón, los clásicos latinos, padres de la cultura occidental, nos heredaron la enseñanza Si vis pacem, para bellum, máxima de vida que significa simple y llanamente «Si quieres la paz, prepara la guerra». No puede ser de otra manera,
A quienes lo dudan o niegan por ingenuidad, escepticismo o complicidad, ahí está la terca realidad que finalmente termina por imponerse. Ante los hechos no hay pretextos que valgan Jamás podrán justificar lo injustificable.
Así lo hacen los imperios capitalistas, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania e Israel.
Y, por supuesto, las dictaduras comunistas, Rusia, China, Corea del Norte y en América Latina, Venezuela y Cuba, cuyo fracaso le llevó a aceptar la economía de mercado.
El problema del mundo occidental es que olvidó la eterna vigencia de los valores y principios del humanismo universal: Respeto a la vida, a la libertad y dignidad humanas. Así de simple y sencillo. No hay que enredarse ni hacerse bolas.
A ello obedece el plan siniestro y perverso del Nuevo Orden Mundial de hundir en la ignorancia y la miseria a los pueblos occidentales. De ahí los permanentes conflictos político-sociales en los países del Tercer Mundo y apoderarse de sus recursos naturales.
El objetivo de los prefabricados conflictos, sobre todo educativos, es convertir a los niños y jóvenes en andrajosos del ‘lumpen proletariado’. En otras palabras, se trata de convertirles en esclavos de la pobreza extrema.
Esa es la génesis que explica la proliferación de vendedores ambulantes, preferentemente de mercancía robada, de taxistas y mototaxistas distribuidores de drogas. Por tanto, carne de cañón, ‘idiotas útiles’ y ‘compañeros de viaje’.
A las pruebas me remito. Ahí están los Macheteros de Atenco, los Pancho Villa, los Cegeacheros, los taxistas Pantera, Los Batracios. En su mayoría jóvenes cholos adictos al alcohol y las drogas, ignorantes y miserables.
Grupos de choque dirigidos por René Bejarano Martínez, el Señor de las Ligas, hermano de Elio Bejarano Martínez, dirigente histórico de la CNTE. Integrantes todos del ejército privado de Manuel Andrés López Obrador (MALO).
Utilizando a este ejército de grupos de choque es como el Mesías Tropical pretende tomar por asalto el poder en México. Utiliza, también al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para engañar y manipular a los seudo demócratas.
Llegamos así al mayor problema que enfrenta la democracia liberal. Su estúpida ingenuidad frente a los eternos enemigos de la vida, la libertad y la dignidad humanas, Para los que el diálogo no es más que una simple estrategia de avance en su lucha.
La mafia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación-Ejército Popular Revolucionario aplica fielmente la perversa maniobra “Un paso adelante, dos pasos atrás, pero siempre adelante”, título de una de las obras de Vladimir Il`Lich Lenin.
Los gobiernos liberales olvidan que el fanatismo fundamentalista marxista-leninista es
intrínsecamente perverso como lo es su hermano bastardo, el capitalismo. Uno y otro, comunismo y capitalismo, esclavizan a los seres humanos por igual.
El problema es que lo desconocen por ignorancia los actuales gobiernos neoliberales o lo olvidan convenencieramente para utilizar a los marxista-leninistas. Así ocurrió durante el gobierno priista de Carlos Salinas de Gortari con la CNTE.
Los disidentes Teodoro Palomino, Jesús Martín del Campo, Elio Bejarano Martínez y José Luis López crearon el ambiente propicio para que el presidente Salinas diera el golpe de mano contra el eterno líder del SNTE, Carlos Jonguitud Barrios. Fueron, pues, cómplices del PRI.
Manuel Camacho Solís acercó a Elba Esther Gordillo Morales al grupo de Carlos Salinas. Fue a propuesta de él que la noche del 22 de abril de 1989 los entonces secretarios de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios y del Trabajo, Arsenio Farell Cubillas, junto con el presidente Salinas, decidieron que sería la sucesora de Jonguitud.
El viejo líder sindical, amante de La Maestra se había distanciado del presidente Salinas. De acuerdo a sus viejos compañeros de Vanguardia Revolucionaria, corriente hegemónica dentro del SNTE y a la cual también pertenecía Gordillo, se debió a la decisión del maestro de respaldar más a Cuauhtémoc Cárdenas que a Salinas de Gortari.
Prueba de nuestro dicho sobre la estúpida ingenuidad del diálogo oficial con la CNTE-EPR son los nueve puntos de su Pliego Petitorio, cuya solución exigieron al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Ceder a la presión y chantaje dinamita no sólo la Reforma Educativa, sino a México todo.
Respeto a la estabilidad laboral de los maestros de Oaxaca. Liberación de los líderes detenidos y detener los procesos penales en su contra. Pago inmediato de salarios retenidos. Plaza a los egresados de la Normal de Oaxaca. Cumpla con la emisión de acuerdos para la regularizar los servicios educativos.
Pago inmediato a jubilados y pensionados. Solución a la problemática de todos los niveles educativos. Resolución inmediata a todos los problemas planteados y los de las organizaciones sociales y pueblos en resistencia que defienden sus recursos naturales en Oaxaca.
No modificar las condiciones de trabajo de los docentes. ¡Imagínese, Es el colmo del cinismo!
