Poeta mazateco ingresará a academia Mexicana de la Lengua

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Excélsior.

Ciudad de México. La Academia “es el espacio donde más sensibilidad tiene uno que encontrar, yo espero eso”, dice el poeta  mazateco Juan Gregorio Regino (San Miguel Soyaltepec, Oaxaca, 1962), quien se convertirá en el tercer hablante indígena en formar parte, como miembro correspondiente, de la Academia Mexicana de la Lengua (AML). Ahí, el también etnolingüista sumará su voz a la de otros indigenistas que luchan por que las lenguas originarias gocen en México del mismo estatus que el español.

“Hace falta replantearnos México como una sociedad moderna con sus lenguas, debemos acostumbrarnos a decir ‘México y sus lenguas’. Esa forma de ver nuestro país, nuestra sociedad, es la que nos va a ayudar a generar conciencia de que somos un país multilingüe, pero también es una manera de ir atenuando este fenómeno de discriminación que hay hacia las lenguas indígenas”, sostiene Juan Gregorio Regino en entrevista.

El Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Indígenas 1996 dice que sus aportaciones en el organismo conformado en 1875, con la finalidad de cuidar la pureza de la lengua española, no sólo tendrán que ver con los términos de origen indígena que se han incorporado al español, sino, sobre todo, con incorporar en la agenda de la Academia la discusión en torno a la diversidad lingüística del país y lograr el reconocimiento de esa diversidad al mismo nivel que el español.

Gregorio Regino no está solo. Dentro de la AML hay otros indigenistas. El grupo está encabezado por Miguel León-Portilla, investigador emérito de la UNAM (Silla VII), y el lingüista Patrick Johansson (Silla III), así como los académicos correspondientes Briceida Cuevas Cob y Natalio Hernández. “Estaremos poniendo en la agenda el tema de la diversidad lingüística para trazar nuevas corrientes de pensamiento, de apertura, de diálogo, de comunicación; eso también tiene que ver con una cuestión de armonía y paz”, dice.

LUCHA POR LOGRAR MISMO TRATO

Se prefigura una defensa de los idiomas originarios dentro de la Academia Mexicana de la Lengua.

En marzo de este año, Jaime Labastida Ochoa, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), llamó al Estado mexicano —en el Congreso Internacional de la Lengua Española— a reconocer al español como lengua oficial de México. Juan Gregorio Regino piensa que la propuesta deberá agregar a las lenguas originarias, ya reconocidas en la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas. “La propia ley establece que las lenguas indígenas, al igual que el español, tienen el mismo estatus, que son iguales”.

Los hablantes de lenguas indígenas, prosigue, “no constituimos un problema para la nación; al contrario, somos parte de su riqueza cultural y lingüística y así hay que pensarlo, para que toda la sociedad pueda verlo”, dice. Pero aún en el siglo XXI, ese reconocimiento sigue encontrado barreras. “Hay posiciones diferentes, pero los enfoques actuales, los fenómenos en el mundo nos obligan a repensar esas posiciones tradicionales, purismos que pueden darse; ninguna sociedad es una isla”.

Por iniciativa de Miguel León-Portilla, quien ingresó a la AML en 1962, al organismo fueron llegando otros especialistas en lenguas originarias: en 2010, Patrick Johansson; en 2012, Briceida Cuevas, y en 2013, Natalio Hernández. Gregorio Regino piensa que la posibilidad de plantear el multilingüismo en México es una oportunidad:

“La convivencia produce que las culturas se vayan enriqueciendo, ninguna está aislada, por lo tanto una posición a ultranza de un solo idioma hoy en día es una visión obsoleta”.

“Todos los miembros de la Academia deben tener claro el conocimiento de las lenguas indígenas, de ese estatus que nos supone en igualdad con el español; es una situación en el país inédita, esto nunca se había dado, pero también, a pesar de que ya hay una ley, tampoco ha habido un debate y una reflexión en torno a esto.

Necesariamente nos obliga a repensar nuestros esquemas y conceptos y a repensarnos como sociedad”, dice el autor de Tatsejin nga kjaboya (No es eterna la muerte / mazatecoespañol, Diana, 1994).

El poeta opina que el reconocimiento legal de que México es un país multinacional, permite generar políticas lingüísticas regionales. “Es un punto que sería importante poner en el debate, esa es una salida que yo veo para no tener solamente una lengua oficial y que las lenguas indígenas salgan de su papel de subordinación y puedan alternar con el español con el mismo estatus; hay que pensar en políticas lingüísticas regionales”. En resumen, que en las regiones del país donde se habla maya, zapoteco, nahua, mixteco u otra lengua originaria, se considere ese idioma indígena en el mismo nivel que el español.

SON IDIOMAS, NO DIALECTOS

Además de desterrar la falsa idea de que las lenguas indígenas no son idiomas, sino dialectos, Gregorio Regino considera que el reconocimiento del multilingüismo en México implica un cambio de mentalidad. “La lengua ha sido un elemento fundamental para el proceso de colonización, de dominación cultural, de ahí que sea uno de los aspectos donde más impacta la cuestión de desplazamiento, de segregación, de discriminación. Reconocer la diversidad es un tema obligado para una nación que se presume moderna. No puede un país que se dice moderno decir que es monolingüe, ese es un síntoma de retraso. Tenemos que afianzar que México es una nación diversa”.

Los beneficios, señala, son muchos. No sólo a nivel lingüístico, sino también social:

“Crear conciencia de que somos un país multilingüe es una manera de ir atenuando este fenómeno de discriminación que hay hacia las lenguas indígenas, esta idea errónea de que son dialectos; tenemos que cambiar esa mentalidad y construir un nuevo concepto de cultura, de vernos como Estado, considerando que somos un Estado moderno, con 68 lenguas indígenas, con 364 variaciones lingüísticas”.

¿Está preparada la AML para este razonamiento? “Es el espacio donde más sensibilidad tiene uno que encontrar; espero eso, creo que juntos debemos empujar estas reflexiones y este debate para que trascienda más allá de un espacio propiamente de la Academia, que efectivamente repercuta en la educación, en la cultura, en todo el proceso de construcción del conocimiento y la tecnología”.