Gladys Aguilar/RIOaxaca.
Oaxaca de Juárez. En esta edición número 84 de la Guelaguetza el público gozó, sonrió y aplaudió ante la demostración de tradiciones, baile y música de los danzantes de las distintas regiones del estado, algunos con más sentimientos lloraron al recordar su tierra.
Familias oaxaqueñas, turistas de México y el mundo se reunieron en el Fortín, para admirar la máxima fiesta folclórica de México y Latinoamérica, en un espectáculo de música y color que duró más de tres horas y media.
Entre aplausos, silbidos de júbilo se presentaron las chinas oaxaqueñas, Sones Chilenas de Huatulco, Danza de los diablos, El palomo Miahuateco, Huautla de Jjiménez, la Mayordomía y el Jarabe del Valle.
Los más aclamados fueron el Jarabe Mixteco que con su himno heredado por el maestro José López Alavés saturó de nostalgia el auditorio, pues hombres, mujeres y niños se unieron en una sola alma ondeando su sombrero, al inicio y al final de la melodía.
¡Oh tierra del Sol, suspiro por verte y ahora que lejos yo vivo sin luz, sin amor. Y al verme tan solo y triste cual hoja al viento, quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento!
Igual que flor de piña fue recibida con ovación por la alegría y carisma que trasmiten las danzantes y la región de la costa que con sus hermosas mujeres de Pinotepa Nacional, adornan la Rotonda. Para deleitar al público con sus chilenas y versos.
El más elegante traje el del Istmo de Tehuantepec, se hizo presente en la rotonda de las Azucenas, vistosos de colores adornados con joyas de oropel y su esplendor cautivan año con año pues los visitantes aplauden y se regocijan al ver entra a los istmeños.
Otras de las cosas más esperadas por los asistentes es la repartición de la Guelaguetza que comparten los danzantes, el público pelea, salta y suben a las sillas, gritan para hacerse notar y poder intentar tomar algo.
La unión y convivencia de todas las delegaciones participantes fue una gran fiesta.
Las obras a marchas forzadas
Las obras se lograron luego de que labraran a marchas forzadas. La Guelaguetza estrenó velaría, luego de varios años en el intento, el público disfrutó más sin estar al pendiente de mojarse o quemarse con este clima inestable.
El tráfico era más ágil luego del casi terminado estacionamiento y el puente peatonal.