Rodrigo Islas Brito/RIOaxaca.
Oaxaca de Juárez. Una pléyade sobre conceptos de moral y no moral, de conservadurismo a ultranza y liberalismo libertario, se han desatado en México desde el sábado pasado después de que diversas marchas multitudinarias vestidas de blanco salieran marchar y manifestarse contra el establecimiento del matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo, en todo el país, cubriendo 15 estados y con la participación activa de más de 300 mil personas, todo organizado por el Frente Nacional de la Familia.
“Tan reveladora la marcha del sábado, parece que no hay mejor disfraz para encubrir la doble moral que vestirse de blanco. No hay mejor estandarte que oculte la más rancia intolerancia que una paloma blanca. Pura hipocresía”.
Opina la comunicóloga y articulista Anel Flores sobre la marcha del sábado, en una opinión consonante con el posicionamiento de organizaciones civiles y activistas, como la de EDUCA, servicios para una educación alternativa, quien recordó las consignas de las marchas que contra las marchas del sábado se dieron en todo el país un día después.
“-Todas las familias son familias-, corearon organizaciones civiles, ciudadanía, familias diversas, personas defensoras de derechos humanos y feministas en algunas ciudades del país, como contrapeso a las marchas convocadas por grupos conservadores y eclesiásticos que se manifestaron contra el matrimonio igualitario y otros derechos de la comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual (LGBTTI)”.
Recordó Educa, recordando que una de las manifestaciones a favor de la diversidad de familias, orientaciones y preferencias se llevó a cabo en Oaxaca, donde activistas se apostaron a un lado de la iglesia de Santo Domingo para “ejercer su derecho a la libre expresión y visibilizar a la comunidad LGBTTI junto a sus derechos”.
Yoshio Ramírez, integrante de la Red Nacional de Jóvenes Católicas por el Derecho a Decidir consideró que las manifestaciones en contra del matrimonio igualitario pueden generar una “polarización en la sociedad que culmine en más crímenes de odio contra la comunidad LGBTTI, por lo que nuestra estrategia es continuar realizando protocolos de seguridad, marchando y haciéndonos visibles, e incidiendo en los asuntos jurídicos referentes a los derechos humanos”.
Por su parte los argumentos de las miles de personas que se manifestaron en el país contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, además del término familia, versaron sobre tres palabras básicas: religión, Dios, niños.
“No se pide nada, simplemente se pide respeto a las familias como Dios las fundó y no ese tipo de leyes tan liberales y sin principios” escribió vía Twiter una mujer que se identificó como Lucy Ibarra, en respuesta a un twit de la cantautora Julieta Venegas quien había cuestionado la viabilidad de una marcha para impedir las libertades en un país de violencia desatada y tan necesitado de amor.
“Pequeña lección de historia, el mundo cambió. Si no le gusta este, búsquese otro” fue la respuesta final de la interprete a la señora Ibarra.
“A mí eso no me gusta” respondió una señora de entre 45 y 55 años, en Celaya, Guanajuato, en una marcha del frente familiar nacional, en un video que circula por red social después de que una reportera le preguntó su opinión sobre “el matrimonio hetereosexual”, algo que al juzgar por su argolla de casada, la mujer está experimentando hoy en día.
“No es que no me guste, es que yo voy con el mandato divino de Dios”, trató de corregir medianamente la entrevistada, a lo que la reportera, en un claro ejercicio de evidenciar su ignorancia le volvió a preguntar, “¿entonces cree que el matrimonio entre personas heterosexuales es antinatural?”.
“Total, total”, fue la respuesta de la mujer con gorra y gafas oscuras, que no parecía darse cuenta de que se estaba llamando antinatura a ella misma.
“Queremos detener la ideología de género, que se respete el matrimonio entre hombre y mujer, la palabra matrimonio no corresponde a la unión homosexual. Que les den otra figura a sus uniones, no nos oponemos a sus relaciones nos oponemos a que le den el nombre de matrimonio cuando no les corresponde”.
Dijo la coordinadora de una de las marchas anti matrimonios igualitarios en los Mochis, Sinaloa, encabezada según se pudo ver en las distintas fotos de la nota del sitio El Debate, por niños y jóvenes que portaban un pendón con una leyenda que decía:
“Marcha por los niños, Sinaloa es uno por los niños. Si al derecho de los padres por educar a sus hijos”.
Representantes de la marcha fueron más allá al asegurar que las personas que asistieron a la manifestación aseguraron no estar en contra de las uniones, ni haber sido influidos por sacerdotes asegurando que no marchaban en contra de los derechos de nadie, además de exponer finalmente una serie de posicionamientos de porque estaban ahí, entre los que se pueden leer:
“Voy a marchar porque quiero hacer que mi voz se escuche, que se sepa lo que pienso, y porque, como ciudadano, quiero recuperar el espacio público que me han querido arrebatar porque no pienso como la minoría ruidosa que ahora quiere que calle acusándome de intolerante”.
Frente a estas afirmaciones contrasta la opinión de la experimentada periodista Sanjuana Martínez, quien destacó en su red social la inherente contradicción de que en este país donde el narcotráfico y el crimen organizado han sembrado sangre y muerte y el máximo representante del gobierno federal está en su momento de más impopularidad en lo que va del sexenio debido a sus concatenados escándalos de corrupción, negligencia y violación de derechos humanos, tanta gente “se manifieste contra los derechos de personas y no contra la violencia y el mal gobierno”.
Por su parte Ximena Rivas, ciudadana hidrocálida opinó sobre la marcha de “Vamos todos de blanco a cuidar a nuestras familias”, suscitada este sábado en su natal Aguascalientes:
“Que triste ver que muchos de los promotores y manifestantes -a favor de la familia-, son padres, hermanos y familiares de personas con diferentes preferencias sexuales a las de ellos, y todavía más triste es darse cuenta de que no tienen ni quieren tener la capacidad de aceptar y respetar la libertad ni de su propia sangre”.
Por lo pronto empiezan a darse noticias de que en Monterrey un grupo de diputados y ciudadanos buscaran impulsar una ley para quemar los libros de texto gratuitos en los que vengan explicados ilustraciones sobre relaciones entre personas del mismo sexo.
“Parece que 1984 y Fahrenheit 451 se acaban de enamorar en México”, comentó un usuario de Twiter, haciendo referencia a dos novelas clásicas que hablan sobre mundos totalitarios donde el sentido de la moral es impuesto por una ignorancia abyecta, virulenta y persecutoria.
Por su parte integrantes de la marcha profamilia sin padres y madres homosexuales y casados de los Mochis, Sinaloa, en su mensaje, redondearon métodos y razones:
“Voy a marchar codo a codo con obispos, curas, pastores, predicadores, vendedores, abogados, doctores, arquitectos, madres, padres, hijos, niños, ancianos, jóvenes, católicos, ateos, evangélicos, pentecostales, mormones, agnósticos”.
“Voy a marchar codo a codo con ciudadanos mexicanos porque creo que en nuestro país todos, absolutamente todos, tenemos el derecho de expresarnos y participar el debate público, político, y que nada ni nadie, ni siquiera la propia Constitución, tiene el derecho de discriminarnos ni impedírnoslo”.