Moisés MOLINA.
Oaxaca de Juárez. De tantos anuncios que se han hecho y se han publicitado o mandado publicar por vía institucional o medios de comunicación, sabido de sobra tenemos que Alejandro Murat es el gobernador electo de Oaxaca. Es natural que entre tanta resolución o publicaciones, la supina ignorancia de algunos, que no tienen la obligación de saber de leyes, creen que Alejandro simplemente es ya el gobernador y se preguntan dónde está; por qué no aparece.
El último de estos anuncios fue la aprobación, expedición y publicación por parte de las y los diputados locales, del Bando solemne para dar a conocer al pueblo de Oaxaca que Alejandro Murat es el Gobernador Electo y que rendirá protesta el 1 de diciembre próximo. Esto por mandato de ley. El Bando ordena ser publicado en el Periódico Oficial del estado y los diarios de mayor circulación de la entidad, fijándose en las principales oficinas públicas del estado y de los municipios.
Hay quien lo hace dolosamente, pero son los más quienes naturalmente, ante el caos social, administrativo, gubernamental y político, en que está convertido Oaxaca, asumen que Gabino Cué ya se fue y preguntan por qué Alejandro no aparece. Para algunos lectores todo esto parecerá una obviedad, pero para quienes no desayunan, no comen ni cenan política, no.
La verdad es que una palabra, en la jerga jurídico política, hace cambiar el sentido de las cosas y sucede que en Oaxaca tenemos dos gobernadores: uno CONSTITUCIONAL que se llama Gabino Cué y que deja de serlo el último segundo del 30 de noviembre; y otro GOBERNADOR ELECTO que se llama Alejandro Murat que inicia su mandato el primer segundo del uno de diciembre, aunque las y los diputados le tomen la protesta en el transcurso del día.
El gobernador Alejandro es un hombre afable y de trato fácil, pero también lo es de formas, de protocolo; que como nadie, aprendió que en política “la forma es fondo” y al gobernador constitucional, por muy repudiado e impopular que sea, se le debe respetar la investidura y tomar el timón y cuando la ley lo estipule. Ni antes ni después.
Gobernabilidad, finanzas, economía, educación, agropecuario; seguridad y justicia; turismo, infraestructura, deporte, salud, migración, indígenas, sustentabilidad, transporte, vínculos con la sociedad civil, regional, vivienda, jurídico, mujeres, juventud, atención ciudadana y cultura son las famosas mesas que han puesto nerviosos a muchos.
Algunos de quienes las integran se sienten ya despachando en algún cubículo o hasta en una Secretaría en la Ciudad Administrativa.
Nada más alejado de la realidad. El Equipo compacto (que no burbuja) de Alejandro Murat las diseñó para comenzar, sin su presencia, a integrar todo lo que la gente pidió en campaña y convertirlo en políticas públicas que nos son otra cosa que líneas a seguir para la acción de gobierno con las personas y de administrar con los bienes y las finanzas.
En las mesas hay especialistas, gente que sabe a lo que va, que aporta soluciones; que está desde ya y en ejercicios discretos, reconstruyendo, redirigiendo y remodelando el barco para cuando termine este naufragio.
Habíamos estado acostumbrados a que primero fueran los nombres y luego el plan. De hecho Planes Estatales de Desarrollo, Plataformas Electorales e Informes de Gobierno habían estado siendo refritos de documentos anteriores.
Es simple. Hoy las cosas cambian. Son diferentes. “El ayer ya se fue”. Alejandro es financiero y administrador de formación con palmarés académico, que se combina con un olfato político heredado y desarrollado en el poder legislativo y en la administración pública.
Muy joven para ser gobernador musitaban muchos antes del proceso electoral; “chamaco” le llamaban, quienes hoy expían sus perversidades a fuego lento.
Está día con día recibiendo informes, tarjetas ejecutivas, encuestas, trabajos de investigación, estados financieros, para sanear este saqueado estado y darle estabilidad, primero y después, prosperidad. Inconmensurable el reto, pero ya lo anunció y se puede si lo ayudamos: “el milagro oaxaqueño”.
Es gobernador porque la gente lo quiso así, porque confió en él. En la democracia se gana o se pierde por un voto y él ganó por más de cien mil.
El asunto es que no viene a improvisar; su gobierno no será de ocurrencias de última hora ni de corazonadas. No ha dejado de trabajar, ni de tocar puertas; ni su equipo.
Para no confundirse ni comerse las uñas hay, en adelante, tres momentos completamente aislados:
1.- Las mesas
2.- Las comisiones de entrega recepción de la primera quincena de octubre; y
3.- La integración del gabinete que se anunciará el PRIMERO DE DICIEMBRE.
Perogrullo, “El que va a estar va a estar, el que no, pues no”. ¿Quién va a nombrar a los titulares de los gabinetes y las comisiones? Alejandro Murat. Nadie más. No habrá cuotas, ni palancas, ni vicarios que en su nombre den el piñatazo. Él y solo él sabe quiénes trabajarán o no, no para él, sino para Oaxaca. Una entidad de la república en estado de emergencia, hecho pedazos por una irresponsable y ávida cleptocracia administrativa.
Él en solitario está haciendo el trabajo que a él le corresponde, porque la ley dice que la titularidad del Poder Ejecutivo se deposita en un solo individuo. No en dos ni en tres. Su equipo está haciendo el resto.
Alejandro Murat, sin prisas, pero sin pausas, sin presiones, sin compromisos, sin deudas, sin pendientitos, está integrando, rearmando, ajustando día con día su gabinete. SI te llama, felicidades y su no paciencia y buena suerte; o mejor dicho, “éxito”.