El País.
Ciudad de México. El filósofo francés Jean-Paul Sartre lo calificó como “el ser humano más completo de nuestra era”. Cuando se cumplen 49 años de su asesinato, teleSUR presenta cuatro facetas de este insigne argentino, que no solo fue un político y revolucionario destacado, sino también cronista, poeta y padre.
Una foto vuelta símbolo, devenida icono de quienes sueñan un mundo mejor, recorre el orbe reproducida en franelas, afiches, tatuajes, carteles.
El 5 de marzo de 1960 el fotógrafo Alberto Korda captó la imagen del guerrillero argentino-cubano Ernesto “Che” Guevara durante las honras fúnebres realizadas en La Habana a las víctimas del sabotaje contra el vapor francés “La Coubre”.
No sabía entonces el antillano que esa instantánea se volvería una de las más reproducidas del mundo y que, incluso quienes la lucen solo por moda, sin conocer quizás la inmensidad del hombre detrás de la imagen, también rinden homenaje a uno de los revolucionarios más grandes de América Latina.
Con motivo del aniversario 48 de su detención en Bolivia y su asesinato un día después, teleSUR honra a Ernesto “Che” Guevara recordando varias de sus facetas más destacadas.
El revolucionario
Pese a que provino de una clase argentina bien posicionada, la historia del Che evidencia que desde muy joven quería instaurar cambios. Padeciendo asma desde niño, en la juventud mostró especial interés por investigar posibles curas y hacer menos difícil la vida a las personas que sufrían esa enfermedad.
La adolescencia del Che estuvo muy marcada por su convicción transformadora. En esa época, hizo el memorable viaje en motocicleta por América Latina, donde conoció algunas provincias de Argentina, Chile, Perú, Colombia y Venezuela.
“Ese vagar sin rumbo por nuestra Mayúscula América me ha cambiado más de lo que creí”, relata una de las crónicas posteriores al viaje.
En su diario personal, el Che relató que la visita a las minas de cobre de Chuquicamata (Chile) resultó particularmente reveladora, porque en ningún lugar como aquel habían chocado con semejante grado de explotación de los obreros, de discriminación del nativo respecto al yanqui.
Tras su segundo viaje, en el que conoció Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, El Salvador y Guatemala, da muestras de su profundo humanismo, destaca su modo revolucionario de pensar y ratifica su firme antimperialismo.
El periodista
Aunque su profesión de médico no tenía que ver con las letras, es absurdo tratar de ocultar la vocación cronista de Ernesto Che Guevara, que en todas sus travesías, estaba dispuesto a dejar apuntes de su realidad, de su entorno.
Muchos afirman que la calidad literaria de este revolucionario era superior a la del promedio. Es importante decir que el Che no se limitó solo a lo político, en sus textos hay también deportes y cultura.
Antes de comenzar a escribir su primer libro “La función del médico en América Latina” (que nunca salió a la luz pública), el Che ya había publicado dos notas en la Revista Siete y seis en Tackie (una publicación dedicada al público del rugby).
Además de esto, el Che fue contratado como corresponsal de Agencia Latina, creó el periódico independiente “El Cubano Libre”, dio inicio a las transmisiones de Radio Rebelde y participó en la creación de la agencia Prensa Latina.
Uno de sus textos más celebrados fue “El Socialismo y el Hombre Nuevo”, publicado originalmente en el Semanario Marcha.
El poeta
El sentido cultural de Che estaba bastante desarrollado
Ni más grande ni más pequeña que la faceta revolucionaria y humanista, el Che Guevara tenía un lado poético imposible de ocultar y que empezó a desarrollarse incluso desde muy joven.
La primera mujer de Guevara, Hilda Gadea señaló en su libro de memorias:
“(Ernesto) Tenía un largo conocimiento de la poesía latinoamericana y recitaba con facilidad versos de Neruda, al que mucho admiraba. Entre sus poetas favoritos estaban Federico García Lorca, Miguel Hernández, Antonio Machado, Gabriela Mistral, Cesar Vallejo, algunos argentinos como José Hernández, del que sabía de corrido todo el Martin Fierro, Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, Alfonsina Storni y las uruguayas Juana de Ibarbourou y Sara de Ibáñez”.
Gadea también ha dicho que “Ernesto, cuando estaba cansado de leer, la alzaba y le recitaba cualquier cosa, en voz alta para que yo también la oyera desde el sitio donde me encontrara”.
El sentido cultural del Che estaba bastante desarrollado, incluso en la música. El escritor Paco Ignacio Taibo II en su libro Ernesto Guevara, dice: “Y en medio de este desastre, el Che cantaba tangos desafinados”, un comentario que Gadea complementa entre risas: “Como no conseguía entonarlos, me recitaba algunos de los tangos. Terminaba siempre con El día que me quieras, que me había recitado en Guatemala cuando nos enamoramos…”
La literatura y la poesía siempre acompañaron al Che. Según muchos estudiosos de su figura, esta es probablemente una de las cosas que más hizo despertar su lado humano. De hecho, en ocasiones, él mismo se enfrentó al papel y escribió sus propias líneas. (Si quieres ver algunos de sus poemas, haz click aquí)
El padre
“Yo me siento orgullosa por quien fue y es mi padre”- Aleida Guevara
Al fallecer, el Che dejó a cinco hijos: Hilda, de su primer matrimonio con Hilda Gadea; y los otros cuatro con su segunda esposa, Aleida March.
Aleida, la segunda y mayor del segundo matrimonio del Che, siempre lo describe como un hombre no solo tierno y amoroso, sino muy trabajador.
“Mi papá me besaba en la oscuridad. Cuando él llegaba, yo casi siempre estaba acostada con mi mamá con la excusa de acompañarla. Entonces venía él, me cargaba en sus brazos y me llevaba a mi cama. Me daba un beso tan apretado que casi siempre me despertaba. Yo pensaba: en la oscuridad del cuarto una persona me está apretando y no logro ver quién es”, cuenta en su libro.
“Yo me siento orgullosa por quien fue y es mi padre. El rompió fronteras”, agregó Aleida.
Por otro lado, Ernesto Guevara March también ha destacado durante toda su vida el legado de su padre.
Debido a sus infinitas ocupaciones como líder revolucionario, Ernesto Che Guevara no podía dedicar tantos momentos a su hijos, sin embargo, era notable el amor que sentía por ellos y que se desborda en sus escritos:
“Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario. Hasta siempre, hijitos, espero verlos todavía. Un beso grandote y un gran abrazo de papa” – Extracto de la carta de Ernesto ‘Che’ Guevara, a sus hijos.