Nobel a Dylan: Entre comparaciones con Arjona y gritos de que le regresó la poesía a la gente

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Rodrigo Islas Brito/RIOaxaca.

Oaxaca de Juárez. Le han dado el premio Nobel de literatura al cantautor  y músico  Bob Dylan, una de las figuras más prolíficas e influyentes de su generación en la música popular del siglo veinte y comienzos del 21, bajo el argumento de la Academia Sueca, de que Robert Allan Zimmerman ha sido responsable de “haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción”.

Este inesperado giro dentro del que probablemente sea el premio a nivel mundial más importante del mundo y que  año con año se ha venido entregando desde 1895, ha causado un maremágnum de reacciones en redes sociales y pláticas de café.

Con chistes  y opiniones a favor y en contra de la decisión., que han ido desde una celebración por todo lo alto sobre tan importante reconocimiento al que tal vez sea el mejor y más poético letrista en la historia de la canción popular, hasta condenas y burlas donde usuarios hacen memes y comparan el premiar con el Nobel al autor de Blowin in the wind , Like a Rolling Stone y Knockin on heaven s door, con el  haber premiado el cantautor guatemalteco autor Historia de un taxi y Señora de las cuatro décadas, Ricardo Arjona.

Hoy el escritor de novela negra mexicana Elmer Mendoza, en entrevista telefónica con  el periodista Javier Solórzano, comento que este premio “es un triunfo” y que puede abrir la puerta para que escritores de novela negra sean contemplados para el Nobel en el futuro.

Opiniones parecidas de usuarios de red social  que se pronuncia porque este premio se signifique  la demolición del mito de la “cultura popular”. Pues cultura es por definición popular , distante de las elites que mediante el usufructo de la arrogancia y la superioridad intelectual hacen por apoderarse de una trascendencia que confinan a sus propios y nada colectivos devenires.

“Este premio, como el éxito del cómic, de la ciencia ficción, de la fantasía, del policiaco, del thriller, del rock, se suma a la condena mayoritaria de las vanguardias vacías, del culteranismo arrogante, de la auto felación constante del arte como actividad supra humana y no como parte de la expresión humana ordinaria, como patrimonio de todos. La condena al posmodernismo que deconstruye con alegría lo que no sabe reconstruir, es decir, la pose “

Se puede leer en un estado que ha sido compartido en cascada en red social y que contrasta con opiniones menos reconciliadoras como la  del escritor, novelista y biógrafo de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, Tryno Maldonado, quién igual que tundió a Juan Gabriel cuando murió, por priista, descalificó el premio de Dylan , por tratarse de un representante del “pop”.

“Sin imperio no hay pop. Sin pop no hay imperio. La cara más amable y persuasiva del colonialismo. Eso es lo que se premia hoy con Bob Dylan”

Twiteo Maldonado manifestando que para él no hay expresión sin política, opinión que contrasta con la percepción expresada  en un chat de activista de derechos humanos, que acusa que esos que cuestionan el valor literario de las canciones del viejo Bob son los mismos que querían canonizar a Juanga en las pedas de septiembre”.

Otras voces calificaron de “preciosistas y arribistas de red social, a quienes ahora  disertan sobre la belleza en las letras de Dylan, acusando que el intérprete ganador de Oscar nunca ha dejado de cantar en poco más de cincuenta años de carrera “como si tuviera atorado un gargajo”

Por su parte, y tal vez en un afán explicativo de entender los resortes que llevaron a la academia sueca a darles un portazo en la cara a los escritores del mundo, el escritor y autor de Cuartos para gente sola, JM Servín consideró:

“Como todo premio literario, se galardona la afinidad, no la obra en sí, y en muchos casos es un premio al cabildeo en los corrillos y una prueba de músculo del jurado”.

Otras opiniones vieron como lógico el resultado del premio pues Bob Dylan tal vez fue  el primer poeta mayor al cual el gran público tuvo acceso desde un primer momento.  Pues este recuperó la tradición juglar y regresó la poesía a quien realmente le pertenece, es decir, a la gente.

“Robert Zimmerman merece uno, dos, tres, diez, veinte, setenta y cinco premios Nobel por su impresionante labor: revalorar la canción como forma poética y acercarla a la sociedad de manera directa, sin distinciones, sin miramientos. Al final, hasta el Nobel le queda guango, porque Dylan, guste o no guste, es el máximo poeta del siglo XX: sus letras rebasan sus propios límites para transformarse en punto de unión, en un refugio bajo la tormenta, y a veces en la tormenta misma”.

Definió una joven poetiza que según su perfil cumple 22 años antes de que termine este año. Finalmente cabe recordar que en algún documental de los muchos que le han hecho, Bob Dylan, habló sobre de un día en el que estaba escribiendo una canción, bebiendo una cerveza y fumando un cigarro que nunca especificó de qué estaba hecho

Robert Allan Zimmerman contó que se detuvo y se puso a pensar, en medio de un diálogo con la mujer a la cual amaba, acerca de lo curioso que era estar así, tan cómodo, para que años después “algunos intelectuales” discutieran sobre el contenido de sus canciones infinitas.