Romanticismo y demencia según Gabriel Castellanos

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Por Rodrigo Islas Brito

En el cuadro hay un jaguar fornicando a un cocodrilo. Está en proceso y la encomienda para la obra ha sido pintar algo a propósito del peligro de extinción en el que se encuentra el felino. La idea  para el cuadro ha sido la de colocar al jaguar atacando a la espalda del reptil, pero en algún momento, en el gesto del cocodrilo, en la maledicencia del jaguar, la escena se ha convertido en surrealismo puro.

Gabriel Castellanos no sabe cómo llegó a ella, el encargo de comentario ambiental  era bastante puntual como para que se desdentara en esta imagen de una Sodoma y Gomorra de zoología embarrada en un pantano cuyo infiernillo atmosférico difícilmente apunta al Discovery Channel.

El artista plástico no llegara a la exposición colectiva pactada, al contrario de eso seguirá trabajando en la imagen para terminar de descubrir qué diablos está diciendo.

“En lo que pinto domina el romanticismo, pero lo ideal es que dominara más la demencia. El día en el que eso pase, mi obra pasara a ser algo superior. Espero que un día suceda”.

Castellanos cuenta que desde la primaria empezó a dibujar, al principio cosas muy simples, básicas, hasta el punto en el que un día comenzó a copiar obras de arte de sus libros de texto, del Renacimiento  y de la estatura clásica (cuestión a al que siempre ha sido adepto)

El pintor salta al recuerdo del dibujo que le hizo a su hermano mayor cuando este se quedó dormido en el sillón,apaleado  de cansancio por una jornada laboral explotadora.

“Quise atrapar el momento, la sensación. Por el momento es el reflejo de una vida, de un estado. Óscar llegaba siempre agotado del esfuerzo diario. Llegaba a la casa, se sentaba en el sillón, prendía la televisión y se quedaba dormido.  Era como un ritual y yo solo quería atraparlo”.

El dibujante comenta que a los quince años fue cuando comenzó a pensar que podía vivir de sus trazos empecé a pensar que quería vivir de esto. “Aunque en ese momento lo agarraba de desmadre”.

Gabriel dice que lo que le obsesiona es el trazo por su poder, que para él dibujar es más divertido y pintar es más serio.

“En pocos trazos, en dos o tres  que no te llevan más de tres minutos, puedes expresar algo muy significativo, una idea muy fuerte.Ya lo demás, lo que le agregas, es puro adorno”.

“Lo que tengo que hacer es que mi pintura se vuelva más divertida,  he estado trabajando en ello, aunque me ha costado mucho más”.

El obseso de las formas del desnudo femenino dice que a veces piensa que le hace falta más libertad de trazo y plantearse un rumbo en lo que está pintando, aunque aclara, que eso no quiere decir que no sepa que es lo que está haciendo

“A veces me han dicho que no hay una línea en mi trabajo, una línea muy definida. Pero yo no tengo un conflicto con eso. Aunque parezca que no hay líneas de temas o de intención en lo que hago, yo sé que  estas existen, que lo estoy haciendo bien”.

Gabriel, fundador del Taller 910 y actual integrante del catálogo  de la galería emergente Vagamundo dice que cuando mira su obra completa las cosas se encuentran.

“En unas parte  hay una cuestión de experimentos  y otras van sobre conceptosmucho más meditados. La obra en el camino cambia”.

“Trazas una ruta, pero en el camino te dejas llevar, tal vez no acabes donde creías que lo harías, pero también dejas que fluya, no impones”.

El pintor afirma que la dispersión puede ser un sendero que lleve a una imagen atransmitir, asegura que para él al final de cuentas esa es la principal función de un cuadro, una sensación que mueva algo en espectador, donde no se antoja indispensable la claridad, donde lo que se requiere como principio de todo es el sentimiento.

¿Porque esa concentración de tu obra en el color preciso de los atardeceres, de los anocheceres, de  los cielos?, se le pregunta al egresado de los talleres del Taller Rufino Tamayo.

“Me transmitenasuntosespirituales, lo que siento lo puedo traducir en la atmosfera, en aquello que lo envuelve todo.  Me clavó en la cuestión atmosférica, porque la atmosfera siempre está en movimiento, nunca es igual”.

Comenta que para él aunque la gente puede pensar que un amanecer es igual al otro, se equivocan, asegura que tan sólo de tonos azules existen más de ochos y que sus  mezclas pueden llevar a opciones infinitas.

Paisajista como se considera, Castellanos asegura el paisaje lo ayuda a aterrizar, a expresar lo que siente, aunque este sentimiento sea romance puro.

“El romanticismo lo aplicó mucho en mi pintura y el color me ayuda expresar lo que quiero. Me late El Bosco, pero no diría que me ha marcado. El pintor que en ese sentido sigo de una manera constante es Joseph Mallod William Turner”.

Turner fue un pintor ingles del siglo 19, que hoy es visto como el artista que elevó el arte de paisajes a la altura de la pintura de la historia. Prefacio del expresionismo.

”En su época llevó al paisaje hasta sus últimas consecuencias. Lo rompió y elevo la concepción pictórica a un nivel lejano másallá de su tiempo”.

Se le recuerda a Castellanos la fuerza de unos de sus cuadros que hoy ocupa un pared del salón de una cadena de bares en Oaxaca, el de  un náufragohincado  en cuclillas, observando la barca en la estaba trepado y que arde ya en un pira funeraria en medio de lo que parece ser una laguna.

“Como que era yo, me refleje en esa escena sin habérmelo propuesto. Fue como una reflexión, como cuando voltea hacia atrás y ves que todo ha estado ardiendo y que tú estuviste ahí y que ahora ya estás en otro lado”.

“Eres espectador de lo que pasa, pero también eres parte. En este asunto de la pintura en Oaxaca lo que sobra son pintores, si se hiciera un censo de cuantos somos el resultado sería brutal. Hay que gente que conoces y que piensas que se dedicaba a otra cosa y un buen día resulta que quiere empezar a pintar como Alejandro Santiago, porque quiere ganar el billetón”.

“Hay muchos pintores a los que les va muy bien,  y esta chido, pero es porque encontraron una fórmula que repiten una y otra vez, y les reditúa bastante. ¿Pero después qué? ¿Qué viene? Más dinero ¿Y después? Todavía más dinero. ¿Y luego? Su obra solo ha dejado  de crecer”.

El pintor se ha hecho ya de una prensa  y ahora a su casi 37 años experimenta ya con mano más segura aborda los caminos del abstracto. Asegura que aquí está haciendo uso de su dominio del color y de algo de lo que es un creyente visual absoluto.

“Aunque en mi vida tiendo a hacer lo contrario, no me gusta la saturación en una imagen, los colores no están hechos para eso. Para parecer una tostada a la que bien pedo pediste que le pusieran de todo. Al color hay que saber cómo llevarlo, como sacarle su esencia y convertirlo en verdad”.

¿Cómo ves el futuro Gabriel Castellanos?, el entrevistado responde que no porque no contemple ser millonario no espera tener más ventas y que su obra circule.

“Mi producción no es tan abundante, a veces no puedo sacar ni una obra al mes. Estoy trabajando en eso. El problema es que un mes puedo empezar cuatro obras y luego las dejo paradas y comienzo a pintar otras. Pero estoy trabajando en eso”.