Proceso.
Ciudad de México. El Papa Francisco pidió a todos los obispos del mundo “llorar con amargura” por los abusos sexuales cometidos contra menores de edad dentro de la Iglesia católica, y también les exigió implementar “tolerancia cero” contra los sacerdotes católicos que cometen estos “crímenes”.
A través de una carta fechada el pasado 28 de diciembre, con motivo del día de los Santos Inocentes, el pontífice les dice a los obispos:
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“Escuchemos el llanto y el gemir de estos niños; escuchemos el llanto y el gemir también de nuestra Madre Iglesia, que llora no solo frente al dolor causado en sus hijos más pequeños, sino también porque conoce el pecado de algunos de sus miembros: el sufrimiento, la historia y el dolor de los menores que fueron abusados sexualmente por sacerdotes”.
En su misiva, dada a conocer hasta hoy lunes, Bergoglio señala que la pederastia sacerdotal es un “pecado” que “avergüenza” a la Iglesia, puesto que “personas que tenían a su cargo el cuidado de esos pequeños han destrozado su dignidad. Esto lo lamentamos profundamente y pedimos perdón. Nos unimos al dolor de las víctimas y a su vez lloramos el pecado”.
De ahí que, agregó el Papa, la Iglesia “llora con amargura” por estos pecados, que no solo son cometidos por los sacerdotes pederastas, sino también por quienes, dentro de la jerarquía eclesiástica, cometen “omisión de asistencia” al “ocultar y negar” este “abuso de poder”.
Por ello, en el día de los Santos Inocentes, instó a los episcopados de todo el mundo para que estas “atrocidades” no vuelvan a cometerse.
Instó a los obispos:
“Tomemos el coraje necesario para implementar todas las medidas necesarias y proteger en todo la vida de nuestros niños, para que tales crímenes no se repitan más. Asumamos clara y lealmente la consigna ´tolerancia cero´ en este asunto”.
Condena esclavitud infantil
Luego pasó a denunciar a las mafias de los “mercaderes de la muerte” que explotan el trabajo infantil en todo el mundo, señalando que, en 2016, 150 millones de niños estuvieron trabajando muchas veces en condiciones de esclavitud.
Debido a las crisis económicas, dijo, en la actualidad alrededor de 75 millones de niños han tenido que interrumpir su educación.
Mientras que de todas las personas que son objeto de trata sexual a nivel mundial, el 68% son menores de edad.
Luego abordó el problema de la migración, al sostener que un tercio de los niños de todo el mundo son obligados a vivir fuera de sus lugares de origen a causa de los desplazamientos forzosos.
Debido a estas pésimas condiciones de vida –añadió el pontífice— casi la mitad de los niños menores de cinco años mueren a causa de desnutrición.
Indicó que, de acuerdo con el último informe de la UNICEF, si no se revierte esta situación mundial, en 2030 habrá 167 millones de niños viviendo en extrema pobreza, mientras que unos 60 millones ni siquiera podrán acceder a la educación básica.
Y concluyó:
“La alegría cristiana no es una alegría que se construye al margen de la realidad, ignorándola o haciendo como si no existiese. La alegría cristiana nace de una llamada –la misma que tuvo San José—a tomar y cuidar la vida, especialmente la de los santos inocentes de hoy”.