Detrás de la noticia: Urge redefinir un Proyecto de Nación

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Alfredo Martínez de Aguilar.

Oaxaca de Juárez. Dada la abierta amenaza del presidente de Estados Unidos Donald Trump, de estallar, incluso, la guerra contra México, si no paga la construcción del muro de la ignominia, es vital convertir esta crisis en una ventana de oportunidades para los mexicanos y para nuestro país.

Sin añorar el pasado porque, ciertamente, no todo fue positivo ni exitoso, indispensable es recuperar las experiencias exitosas del mismo, verdaderas lecciones de vida. Hoy, más que nunca, es una imperiosa necesidad de supervivencia como país redefinir el Proyecto de Nación.

Lo cierto es que, si no recuperamos la dignidad republicana como país, libre y soberano, difícilmente podremos hacer frente a las estúpidas agresiones del magnate inmobiliario racista, xenófobo y misógino de Donald Trump. Ello requiere fundamentalmente refundar el país.

Y la refundación obligada y necesariamente pasa por redefinir el modelo económico a seguir y a nuestro juicio, éste debe alejarse de los brutales excesos del resurgimiento del capitalismo salvaje en la globalización, pero también del populismo estatizante del socialismo comunista.

Resulta por demás irónico y paradójico que siendo una dictadura comunista, China, cuente con una economía de libre mercado con severos candados gubernamentales que impiden la exagerada y excesiva acumulación de capital, además de combatir férreamente la corrupción.

Guardadas las debidas proporciones es el mismo caso de la dictadura comunista de Cuba, cuyo gobierno aperturó la inversión en materia turística, especialmente con España en la playa de Varadero, mucho antes del restablecimiento de relaciones con el imperialismo yanqui.

Con inteligencia y humildad y, sobre todo, con visión de estadistas, los gobernantes, políticos y funcionarios públicos, están obligados a pedir luces a los intelectuales, estudiosos, expertos e investigadores en Política, Derecho y Economía, a fin de redefinir el Proyecto de Nación.

“En el país hay irritación, hay inconformidad. Pero hay también desconcierto, reitera. Y tal vez sea más importante el desconcierto. De pronto, el presente no tiene sentido, porque no sabemos hacia dónde vamos, no sabemos qué aspecto tiene el futuro —aparte de las vaguedades de la prosperidad y el bienestar. Por eso mucho de lo que sucede resulta absurdo”.

“Déjenme decirlo de un modo un poco pomposo: en el origen de este ánimo descontentadizo, angustiado, el problema no es la economía, no es el desempleo, no son las reformas ni la falta de reformas, sino el sentido de la historia —el que no hay”, concluye Fernando Escalante Gonzalbo, profesor-investigador en El Colegio de México, en su ensayo El silencio y los silencios, en la revista nexos de diciembre de 2015.

Antes que nada, es indispensable la participación, sin egoísmos ni protagonismos ni celos profesionales, de los dirigentes de los partidos políticos nacionales. Hoy, están obligados, todos, a demostrar su alteza de miras por México y por la supervivencia de sus institutos políticos.

La prostitución de las dirigencias nacionales de los partidos políticos por la escandalosa corrupción que les hizo presas, permitió que verdaderas mafias familiares se apoderaran de éstos y que al final, diera lugar a la partidocracia que impone a los peores políticos como candidatos.

En este sentido es de destacar la “transformación política” que impulsa la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al volver a proponer al Congreso de la Unión eliminar a 100 diputados y 32 senadores plurinominales.

En la reunión plenaria de la bancada del tricolor en el Senado, el presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza, dijo que esta medida busca generar ahorros por más de 2 mil millones de pesos en el Poder Legislativo.

“Es un compromiso importante en un contexto que reclama la austeridad, la disciplina y las propuestas concretas de solución a la problemática nacional”, indicó.

Ochoa Reza mencionó que esta propuesta debe discutirse y aprobarse antes de que termine el mes de mayo, precisamente para que pueda entrar en operación en las elecciones federales del verano de 2018.

Por otra parte, reiteró su llamado a las distintas fuerzas políticas nacionales para hacer frente a las decisiones del presidente estadounidense Donald Trump.

“Que quede claro: no pagaremos un solo ladrillo de un absurdo muro. La relación con Estados Unidos va mucho más allá del tema del muro”, dijo.

Sin ser simplista ni menos simplona, la posible solución es bastante simple y sencilla. Vital, es decir, cuestión de vida o muerte, como país y nación, combatir a fondo la corrupción y la impunidad en todos los niveles de los diversos órdenes de gobierno, federal, local y municipal.

Los imperios e imperialismos, como el yanqui, son todo, racistas, xenófobos, discriminantes y explotadores, pero tienen una ventaja que han sabido convertir en una de sus principales fortalezas: cuentan con una sólida cultura de la legalidad que sus ciudadanos saben hacer valer.

Además, fincan su poderío en una educación entendida en su concepto más amplio de formación integral, física, intelectual, emocional y espiritual, con el claro objetivo de lograr el pleno desarrollo de los niños y jóvenes como personas humanas, no como simples individuos.

Fortalecen esa educación integral con un espíritu de aventura y competitividad permanente, a través del desarrollo de sus competencias personales. Con pleno respeto a la individualidad se promueve, motiva y estimula el trabajo en equipo con una clara división del trabajo.

En tales condiciones, está más que claro que gran parte de la solución a los problemas de México, que luego endosamos a Estados Unidos, a través de la migración, estriba en la educación y la producción, en busca, primeramente, de la autosuficiencia alimentaria.

Sonó la hora, pues de volver los ojos al campo mexicano, hasta ahora, lamentable y dolorosamente abandonado. Con honestidad tenemos que reconocer que millones de hectáreas susceptibles de elevar la producción y productividad, están totalmente ociosas.

Es necesario no perder de vista que Oaxaca cuenta con vastos recursos naturales que están esperando ser aprovechados racionalmente, no solo para permitir la obtención de ganancias legítimas, lícitas y válidas, sino para detonar el desarrollo social. ¿Seremos capaces de hacerlo?