La Jornada.
Ciudad de México. Si no es Estados Unidos será Canadá. Repatriados que vivieron cerca de 10 años en aquel país dijeron que quedarse en México es una opción, pero sobre todo lo es regresar allá o llegar más lejos.
Francisco Martínez arribó ayer al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México como parte de un grupo de 136 migrantes provenientes de Nuevo México.
A él lo detuvieron cruzando la frontera, al llegar a Phoenix. Es la segunda vez que fracasa en su intento por regresar con su esposa y su hija; sin embargo, ha estado en aquel país en dos ocasiones; su estancia más larga fue de siete años.
Regresó porque su padre murió en agosto de 2016; se internó por Cananea, Sonora, pero lo detuvo la migra y le dieron seis meses de castigo por reincidir, antes de ser trasladado a Ciudad de México.
‘‘Está cada vez más difícil con el nuevo presidente. Quién sabe qué vaya a pasar’’, dijo, pero aseguró que buscará opciones. ‘‘Si no, igualmente tenemos la opción de investigar cómo ir a Canadá.’’
Otro connacional originario de Guanajuato mencionó que llevaba 10 años en Estados Unidos pero estuvo en prisión un año, según cuenta, ‘‘por pedir asilo’’. Sin muchas ganas de narrar su historia dice que no se quedará aquí, sino que buscará llegar también a Canadá. ‘‘En México no hay mucha oportunidad’’.
No obstante, otros connacionales que en su primer intento de llegar a tierra estadunidense fueron detenidos cruzando la frontera, indicaron que prefieren quedarse aquí sobreviviendo con lo mínimo que permanecer encerrados en una prisión, como les sucedió.
Juan, originario de Oaxaca, dijo que cruzó por Ciudad Juárez a El Paso, Texas, pero ahí lo agarraron el 18 de enero pasado. Se fue, como la mayoría, ‘‘para sacar adelante a mi familia. Allá en el pueblo está muy difícil la vida’’. El joven pasó su cumpleaños 20 en prisión. ‘‘Nunca se me va a olvidar, porque jamás había estado en la cárcel allá ni en ningún lado’’, dijo.
Narró que los tratos que vivió ‘‘no se los deseo ni a mi peor enemigo. Nos esposan, nos levantan a las tres de la madrugada a desayunar; a las 10 de la mañana a almorzar y a las tres de la tarde era la cena. Todo era bien poquito y todo era simple’’. En Estados Unidos se reuniría con sus hermanos que viven en Los Ángeles.
‘‘Yo creo que no regreso; es que está muy difícil. Nos dieron un mes y si te vuelven a agarrar va a ser más tiempo. Por eso mejor me quedo aquí’’. El señor Hernández dijo que a él lo agarró la policía local, ‘‘pero ellos me entregaron a la migra’’. Estuvo 15 años allá, después regresó a México y decidió volver a Estados Unidos.
También estuvo alrededor de un mes en prisión, por lo que pidió a las autoridades hacer algo por la gente. ‘‘Yo tengo 49 años y no había estado en la cárcel ni acá ni en Estados Unidos. Ahí le quitan a uno los zapatos, lo encueran… Ya no me quedan ganas de regresar’’.