El conflicto sirio y sus repercusiones (3ra. parte)

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Antonio Moreno Castañeda.

Oaxaca de Juárez. Siria tiene una importante frontera con Israel, el primero ha estado en guerra permanente con el último, apoyando a sus “hermanos” palestinos en la lucha de éstos por tener un Estado independiente, Siria ha tenido por muchos años un régimen político encabezado por el Partido Baat, siendo los dos últimos gobiernos el de Hafez Al-Assad y después de su hijo Bashar Al-Assad, como ya se mencionó este sistema político se podría ubicar dentro de lo que Samir Amin denomina “nacionalismos populistas”. El momento político actual de Siria es particularmente complejo, pues se transformó en “campo de batalla” de muchos actores externos, los cuáles ven su futuro geopolítico en juego alrededor de esta parte del mundo; en la guerra civil siria están en juego internamente los intereses de las diversa etnias que conforman este país: los musulmanes sunitas que constituyen la mayoría de la población, además existen minorías de cristianos, drusos y kurdos, así como una minoría de musulmanes alauitas, grupo este último al que pertenecen buena parte de la actual élite gobernante.

Externamente Israel tiene un gran interés en balcanizar a Siria, para de esta manera acabar con uno de los principales respaldos con los que cuentan Hamas y Hezbollah, los dos principales enemigos del Estado hebreo. Turquía, por su lado, respalda al Estado Islámico, o por lo  menos lo respaldó al inicio del conflicto, porque este último combate a los kurdos, quienes luchan contra el gobierno turco por su independencia desde hace décadas. Estados Unidos busca afianzarse en la región del medio oriente, para poder disponer de los recursos petroleros abundantes en la zona,  por lo que seguramente el gobierno estadounidense pretende balcanizar a Siria e Irak en pequeños Estados, a partir de las regiones sunitas, chiítas, kurdas y de los demás grupos étnicos o religiosos. El respaldo que han brindado al Estado Islámico los gobiernos de Estados Unidos, Turquía e Israel, obviamente no ha sido de una forma abierta, pues no sería bien visto por la comunidad internacional; aquí un factor importante es la venta de petróleo que ilegalmente realiza el Estado Islámico, dicho petróleo atraviesa territorio turco y muchas veces termina en Israel.

El gobierno ruso ve el conflicto sirio, como algo muy importante para su futuro, de ahí que considere vital apoyar al  gobierno de, su aliado, el presidente de Siria Bashar Al-Assad, ya que tener un gobierno aliado en dicho país le asegura a Rusia poder seguir contando con dos bases militares en territorio sirio: Tartús y Latakia; además el gobierno ruso del presidente Vladímir Putin, tiene interés en combatir el extremismo islámico, pues se tiene que recordar que el 20%  de la actual población rusa es musulmana, algunos de los cuales se han radicalizado y participan como combatientes del Estado Islámico en la guerra civil siria. Los otros dos aliados del actual gobierno sirio, son el gobierno iraní de los ayatolas, quienes enviaron unidades militares de la Guardia de la Revolución Islámica iraní en apoyo al régimen de Bashar Al-Assad, fuerzas dirigidas contra el Estado Islámico principalmente. Y su otro aliado es la guerrilla libanesa chiíta del Hezbollah quienes cruzaron la frontera de Líbano con Siria, para apoyar militarmente al  gobierno de Al-Assad,  en gran medida porque quizás temen perder a uno de sus principales aliados, en caso de que sea derrocado este régimen.