La Unidad Nacional de Desastres señaló que 300 miembros de la defensa civil, bomberos y varios caninos y con el apoyo aéreo de tres helicópteros se reinició la búsqueda de personas que están desaparecidas.
El lugar ha quedado sumido bajo el barro, sin energía ni agua, y con cuantiosos daños materiales.
Más de un millar de personas entre militares, policías y cuerpos de socorro apoyan en diferentes lugares de Mocoa a las personas afectadas.
En la madrugada del viernes, una avalancha sepultó gran parte de esta ciudad de 42 mil habitantes, dejó casas derribadas, arrancó árboles y arrastró automóviles, afectando también varias vías de acceso a la población.
Más de 2 mil damnificados durmieron en tres albergues temporales porque sus casas quedaron inundadas por los escombros y ante el temor de que una nueva avalancha vuelva a despertarlos en medio de la noche.
En la víspera el presidente Juan Manuel Santos acudió al lugar de la tragedia, donde declaró estado de calamidad y anunció una cuenta bancaria para recibir donaciones para los damnificados. Santos llegará de nuevo a Mocoa en las horas de la mañana, acompañado de varios de sus ministros.
Carlos Iván Márquez, director de la agencia nacional de desastres de Colombia, dijo que tres ríos se desbordaron alrededor de la medianoche, tomando por sorpresa a los residentes desprevenidos en las primeras horas del sábado.
Varios mandatarios de diferentes países — entre ellos de Venezuela, Perú, Panamá, Francia, Brasil, Ecuador — enviaron sus condolencias a Colombia e inclusive desde el Vaticano el papa Francisco se solidarizó con esta tragedia señalando que estaba “profundamente dolido”.
El director de medicina legal, Carlos Valdés dijo a la AP que 22 médicos forenses, apoyados de patólogos y odontólogos, están en la zona para la identificación de los cuerpos y que espera “lo más pronto identificarlos y entregarlos a su familiares y vamos a trabajar las 24 horas, a tres turnos”. Debido a esta situación se instaló una morgue improvisada en las afueras de la ciudad.