Por: Alberto Alonso Criollo
Oaxaca de Juárez. El éxito del proyecto Morena es que ha develado las contradicciones centrales de nuestro país y ha planteado el proyecto político de la transformación vía el nacimiento de la Cuarta República o el proyecto Alternativo de Nación. Y el planteamiento se hace bajo un esquema realista. Agotamiento y crisis del modelo depredador de la oligarquía mexicana y resistencia e indignación popular expresada en el diálogo social.
Todo esto indica que la crisis del modelo, incluida la creciente resistencia popular vía el hartazgo y el sentimiento generalizado de que se es objeto de la injusticia, ya está generando las oportunidades para la transformación por la vía electoral. Y eso es una gran noticia ante la inminencia de las elecciones en el Estado de México.
En otras épocas, más coloquialmente, decíamos que están generadas las circunstancias objetivas que debería abrir el camino a las grandes transformaciones; sin embargo, decíamos también que las circunstancias subjetivas no se correspondían siempre con la posibilidad de concretar esas transformaciones.
Lo interesante ahora es que situando nuestro objetivo para la transformación de fondo por la vía electoral, se están articulando las condiciones en términos de preferencias políticas, de opiniones y actitudes sociales que mayoritariamente están ganando la discusión social a ras de piso, con los iguales, con los vecinos, los compañeros de trabajo; con los amigos, etc, a favor del cambio político.
En el espacio de la vida diaria, los ciudadanos comunes están defendiendo la argumentación que da cuenta del hartazgo del dominio que se padece. Están enfrentando con éxito a las campañas de las grandes cadenas y grandes consorcios comunicativos que combaten todos los días a favor de Estado de cosas que tiene en la cima a los grupos privilegiados.
Es un diálogo social estoico que resiste los embates comunicativos y se abre paso en la cotidianidad expresando su hartazgo y rechazo hacia las fórmulas tradicionales del ejercicio del poder en México.
El teórico francés Barrington Moore en su estudio sobre las bases de la rebelión y la obediencia, argumenta que algunas sociedades se rebelan con un estímulo minúsculo; otras, en cambio, soportan grandes injusticias. Al final de la obra menciona que la rebelión es el último paso de una actitud crítica frente a las cosas, en donde la gente pone en duda o hasta rechaza el estado de cosas.
La rebelión nace de la conciencia o del sentimiento generalizado de que se es objeto de una injusticia. Y eso es lo que está pasando en todos los rincones del país. A pesar de las campañas que minimizan esa problemática, lo real es que ese sentimiento se ha generalizado y constituye una gran oportunidad para la acción. La rebelión electoral está en marcha.
Visto en términos del diálogo social que hemos comentado, ese sentimiento de injusticia que permea a toda la sociedad excluida, es el gran dique de resistencia en contra de la oleada comunicacional y de maniobras de compra, coacción y hasta coerción para conseguir el voto que utilizan los partidos tradicionales. Morena debe de ayudar a fortalecer ese dique.
Pero tampoco nos engañemos, los medios masivos, las prácticas clientelares, la compra y coacción del voto tienen todavía una gran incidencia en los resultados electorales y dan ventaja a quienes detentan los grandes recursos económicos. Esta es la otra parte de la realidad que se opone a las tendencias transformadoras y que hay que tener en cuenta.
Como en todo ejercicio de análisis y reflexión, la parte redituable es que ubicamos las raíces y la composición del problema, lo cual debe ser un principio para la definición estratégica; la acción y la propuesta política. Parafraseando el magnífico texto de Lenin habría que pensar en el “Que hacer”.
Por lo menos en Oaxaca, por momentos da la impresión de que algunos miembros del Partido en crecimiento llamado Morena no hemos cobrado plena conciencia del papel trascendental que nuestro Partido tiene, en la conducción del cambio de gran calado que está gestando en el país.
Abrumado por la dinámica electoral, los problemas de la organización interna, la escasez de recursos materiales y el acecho permanente de actores interesados en reeditar las prácticas de otros institutos políticos, el partido a veces da la impresión de que se dilata en definir la estrategia para generar poder social.
En la generación de poder social me parece que está la clave para contribuir a ese tendencial nuevo bloque histórico que con grandes dificultades se está constituyendo.
¿Cómo entender esa estrategia de poder social?
En términos solo generales, me parece que la gente está ávida de dialogar o hasta discutir los temas de coyuntura y la interpretación de Morena al respecto. La gente quiere hablar y habla de sus problemas inmediatos que entiende están vinculados a la descomposición política y económica que ha propiciado la clase en el poder. Hay que insertarse con determinación en ese diálogo social.
Me parece que el proyecto de nuestro partido debe hacer un esfuerzo para estar a la altura de su dirigente nacional en quién recae la carga más pesada de la conducción y la propaganda política. Ya en Morena en Oaxaca estamos cientos de miles; propiciemos que esos cientos de miles se conviertan en verdaderos activistas promotores del cambio.
Todos en Morena estamos obligados a profundizar esfuerzos en la tarea de poner a punto la maquinaria de propaganda, organización y defensa del voto que se harán mucho mejor si propiciamos la reflexión entre la gente, organizando la reflexión colectiva como se hace en este evento que debe de ser replicado en todos los rincones del estado y del país, principalmente por supuesto en nuestros Comités de base.
Estamos de acuerdo con las estrategias señaladas por el Ing Salomón Jara. En Oaxaca está claro que le toca a Morena organizar, contribuir e incluso conducir ese diálogo social o debate público para reforzar esos diques que hacen frente a la gran ofensiva comunicativa y de dispendio de recursos que hacen los partidos de siempre para ganar votos.
Y conste que la estrategia de formar comités de base ha sido exitosa y por tanto es necesario ir tan lejos como se pueda. Viene la etapa en donde hay que aprovechar esos comités para constituirlos en el espacio de la discusión y la reflexión sobre los grandes problemas de Oaxaca y de México, así como las propuestas de solución para los mismos.
Precisamente esos Comités deberán ser la base de la reflexión social que impulsa Morena de cara la necesidad de incrementar el poder social en Oaxaca; base de la maquinaria de propaganda y base también de la organización de la estructura; la promoción del voto y finalmente la defensa del mismo.
Todo esto significa que empezando por los Comités de base, hay que hacer un gran esfuerzo para energetizar esos organismos populares que constituyen la gran riqueza del partido. Esos comités que proliferan por todo el estado son los vasos comunicantes que vinculan al Partido con la sociedad, deben de desarrollar una gran capacidad de comunicar las ideas del partido.
Hay que incentivar la reflexión social. Hay que desarrollar hasta el extremo los espacios y las prácticas de debate público como este mismo, en donde se discutan los grandes problemas del país, del estado, de nuestro municipio o de nuestra comunidad. Hay que desatar la discusión colectiva de tal modo que libere la energía social de nuestros pueblos, en razón de esclarecer y resolver entre todos, los grandes problemas de Oaxaca o de nuestra comunidad.
Hay que sumarse a este esfuerzo de diálogo permanente con la gente con la que debemos de asumir que la historia es un producto humano. La historia de Oaxaca y del país no tiene un destino inexorable de oprobio y de injusticias; con López Obrador y con Morena seguro que estamos construyendo las bases de una sociedad más justa. No Hay duda.
Muchas Gracias