Alberto Alonso Criollo
Ya es un lugar común pero es exacto, en el Estado de México hay un choque de trenes en materia electoral que contrapone al inercial México del siglo XX con el que habrá de configurarse en lo que queda del siglo XXI. Con sus contradicciones y desniveles, el resultado electoral del próximo domingo habrá de expresar el grado de descomposición de un sistema político maltrecho, así como las posibilidades de cambio por la vía institucional.
La novedad del escenario es que delimita a los dos grandes actores en la contienda del 2018, representando por un lado al proyecto continuista de las viejas élites políticas agrupada en torno a los partidos tradicionales y por otro, al proyecto de transformación y de recambio de cuadros dirigentes encabezada por Morena y López Obrador. En esa gran batalla por el Estado de México lo cierto es que Morena ya se erigió como actor de máxima relevancia.
Las encuestas con su grado de error, muestran que las campañas terminan con un empate virtual entre el PRI y Morena; indican también que los movimientos de último momento pueden dar el triunfo a cualquiera de esas dos opciones políticas. Sin embargo, dos variables serán determinantes para decidir la contienda: el volumen de votación y las definiciones finales de los indecisos y de quienes no expresaron abiertamente su preferencia.
Y ojo, porque lo más probable es que haya una gran participación de la gente porque, como nunca, los medios de comunicación hicieron de las campañas un gran estruendo que necesariamente repercute en el interés de la gente para acudir a las urnas. Por lo demás, un gran porcentaje de indecisos y de quienes no declaran el sentido de su voto tienen una posición antisistémica. Por eso es que resulta tan importante que Morena haga un correcto llamado al voto útil.
Al final, la participación de Morena ha sido un éxito porque logrará multiplicar, mínimo por tres a la última votación que tuvo en pasados comicios. Tiene un piso asegurado de más de un millón y medio de votantes, que en caso de alta participación podría sumar mucho, pero mucho más. Así que hay razones para que el PRI esté tan preocupado.
En rigor Morena ya ganó porque ha demostrado su capacidad creciente de convocatoria que puede cerrar con broche de oro sí, como se prevé, la gente sale masivamente a votar y funciona el voto útil. Lo riesgoso en todo caso, será la reacción del dinosaurio priísta que ha tirado la casa por la ventana y puedes ser capaz de hacer uso de la violencia o el fraude abierto con tal continuar en el poder.
¿Usted como la ve?