Oaxaca de Juárez. Con la finalidad de rescatar y preservar el inmueble de la “Real Alhóndiga de Oaxaca”, denominado ahora “Tianguis de artesanos”, el diputado Javier Velásquez Guzmán presentó un Punto de Acuerdo para exhortar al INAH, la Secretaría de las Infraestructuras y al Instituto del Patrimonio Cultural del Estado realizar la acciones necesarias en este sentido.
El diputado del Partido Morena propone exhortar también al titular del Poder Ejecutivo y al presidente municipal de Oaxaca de Juárez, para que en el ámbito de sus competencias, realicen la reubicación de los comerciantes que actualmente se encuentran ubicados en la “Real Alhóndiga de Oaxaca”.
En su exposición de motivos, explicó que el edificio de la “Real Alhóndiga” data de 1753, y era una institución municipal que aseguraba el acceso a los granos básicos para la población de la ciudad mediante mecanismos de control de precios.
Fue hasta el año de 1894, cuando el Gobierno del Estado, compró el inmueble al municipio, con la finalidad de que este último tuviera ingresos para construir el ahora mercado “Benito Juárez”.
Para 1903, el arquitecto Rodolfo Franco, remodeló el inmueble para servir de Comisaría de Policía, diseñando la fachada sobre la calle Aldama, en el Centro Histórico. Sin embargo, debido a los temblores de 1928 y 1931, el municipio demolió gran parte de la Alhóndiga por encontrarse en pésimo estado.
Dicha edificación albergó las instalaciones de la Comisaría hasta el 2003, y el año siguiente el municipio presentó un proyecto para convertir el edificio en una construcción de tres pisos para ubicar ahí a vendedores ambulantes. No obstante el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), declaró improcedente este proyecto.
Velásquez Guzmán detalló que en 2006, el inmueble fue entregado por el entonces presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Jesús Ángel Díaz Ortega, sin ninguna documentación de por medio, a una agrupación de vendedores ambulantes de artesanías.
Actualmente, el inmueble está en deplorable estado, por lo que pocos de los puestos de los vendedores de artesanías se encuentran en funcionamiento y el resto sirve de bodega para mercancía, aunado a que el mismo representa un peligro para sus ocupantes, pues corre el riesgo de colapsarse.