Rafael García Zavaleta.
Me motiva elaborar este texto, lo dicho en el siglo pasado por George Orwell “En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario”. Este personaje cuyo verdadero nombre es Eric Arthur Blair, autor entre otras, de la obra “rebelión en la granja”, de donde se desprenden con seguridad las expresiones López Obradoristas, de cochinos, marranos, puercos, siendo el marrano uno de los personajes de la obra referida, que me provoca decir, que así como el engaño puede ser universal, en México por lo menos, nos ha tocado vivir con el miedo generalizado hacia el delincuente como al llamado gobernante, que cada vez se parece más al delincuente vulgar y corriente, solo diferenciado porque el funcionario bandido, delinque desde las oficinas gubernamentales de los tres poderes de gobierno.
De tal forma ha sido la actividad delictiva de muchísimos funcionarios y empleados de los poderes del Estado Mexicano y de los Estados de la Federación y de los municipios, que desarrollaron una corrupción de los diablos y una intolerable impunidad que tiene a una gran mayoría de este país en el fastidio y cansancio ciudadano, manifestando en cada momento su actitud estoica para soportar la opresión como en tiempos de la colonia o como en tiempos del porfiriato.
Lo mismo da que se desempeñe en el poder local o federal del ejecutivo, el judicial o el legislativo, bien sea como empleado, como funcionario menor, o uno de buen pelo o titular, desempeñándose como diputado, senador, presidente municipal, gobernador, secretario de estado o presidente, o bien siendo juez, magistrado o ministro.
El miedo se ha generalizado entre los ciudadanos de todos los niveles económicos sociales, porque el crimen y la violencia, lo mismo ha alcanzado al pobre que al económicamente acomodado. Todo ello se ha dicho, resultado de la corrupción y la impunidad.
Pero se afirma que no solo se debe criticar, analizar o comentar un asunto, porque entonces se vuelve insidia. Por eso al comentar el asunto de la impunidad y la corrupción, se pretende decir una forma de combatir estos males ya arraigados en la conciencia de la generalidad de ciudadanos que pretenden ser o bien ya son empleados, funcionarios, representantes populares, jueces, magistrados o ministros en este violentado y violado país.
Se afirma que los mexicanos somos buenos para imitar lo ajeno, desafortunadamente se imita lo malo, lo perjudicial, pero no cuestiones como la propuesta reciente llevada a cabo en su país, por el presidente del Perú. Darle muerte política y ciudadana a todos los funcionarios que estén descubiertos y probado su robo, fraude o apoderamiento indebido de recursos públicos, y no como ahora se hace de forma burlesca, de choteo, se les “inhabilita” por ochenta y más de cien años, para ocupar otro cargo público. Y para qué quiere otro puesto o comisión pública, si con lo que se queda del robo, fraude, peculado o apoderamiento indebido de recurso público, le basta y le sobra para mantener sin trabajar tres, cuatro de sus próximas generaciones y más.
Lo ineludible de esta posibilidad propuesta, es que para llevarla a cabo en México, necesitamos algo más que un gobierno emanado de una elección pacífica, se necesita transformar todo el sistema y sus componentes humanos a través de una revolución normal, con sangre y fuego. Lamentablemente, la libertad que es vida se consigue repartiendo muerte. Es que el cinismo, la falsedad y vileza es evidente, así vemos que el actual Secretario de Comunicaciones y Transportes de la Administración Pública Federal, Gerardo Ruiz Esparza, está esperando a que le digan que renuncie, si no, no, y cómo piensa que eso le va a pedir su cómplice Enrique Peña Nieto, si desde el gobierno del Estado de México, en donde por lo menos según los datos públicos, manejaron en el último año de ese sexenio, 38, 500 millones de pesos en obra pública, lo que significa por lo menos 3850 millones del diezmo, de donde salieron 89 millones para la construcción de la Casa Blanca, así, cuándo piensa este corrupto Secretario que le pedirán su renuncia. Si él perteneciera a una clase de hombres con H, inmediatamente debiò presentar su renuncia, porque si bien es cierto que los socavones se dan en cualquier parte del mundo, ésta, la del tramo exprés, tiene sin duda, orígenes en la corrupción e incapacidad de los que intervinieron en la contratación, construcción, autorización y supervisión de la obra.
Por eso me atrevo a afirmar que suceda lo que suceda, en este país no pasa nada que haga despertar a esa mayoría viviente con miedo, en la sumisión y la cobardía. De no levantar ni la mirada a quienes los sojuzgan y explotan desde hace muchos años. Así ha sucedido por años en la Refinería de Salina Cruz, donde está a la vista otro caso de acumulada basura administrativa y corrupción, basuras tanto funcionarios como particulares, que se enriquecieron e hicieron millonarios, la mayoría fuereños que llegaron a millonarios sin tener profesión alguna más que el oficio de ladrones, pero sin que un oriundo diera la cara o dijera protesta alguna, todo por no perder su trabajo, esa corrupción y sumisión cómplice, dio como resultado uno de los primeros incendios, preámbulo de una inminente desgracia mayor, si es que vuelven a hacer funcionar esa refinería.
Indudablemente, hay una necesidad de obtener leyes que conviertan en imprescriptibles los delitos cometidos en contra del erario público, tanto en los órganos e instituciones del gobierno, como en los organismos para estatales, autónomos y todo aquél que haga uso de recursos públicos, porque es práctica cotidiana que los abusivos, esperan el paso de los años para quedar impunes. Por lo menos de 1988 a la fecha hay mucho por recuperar de los que remataron las empresas estatales, los que se enriquecieron siendo funcionarios en las instituciones, abarcando hasta los corruptos e impunes policías de esa época, que estuvieron involucrados en la ejecución y muerte del cardenal podadas, de Luis Donaldo Colosio, de Ruiz Massieu, de la traición a los capos de la mafia narcotraficante y que hoy esos ex policías disfrutan de los millones y millones de dólares que ganaron “con el sudor de su frente y la sangre y vida de muchos mexicanos”. Por eso la urgencia de una reingeniería del Código Penal Federal y de los Estados de la República, para que no se escape ninguno de cualquier órgano de gobierno, federal, estatal o municipal.
A propósito de ex policías impunes, hay uno en Salina Cruz, asistido “legalmente” por un exempleado del Poder Judicial Federal, quesque asesor jurídico, que ha inducido a todo el Ayuntamiento a desobedecer un mandato judicial del Juez Séptimo de Distrito por enésima vez, pero tiene hasta el martes 18 del actual para cumplir o inmediatamente se le iniciará el trámite pertinente que desembocará con la orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, http://sise.cjf.gob.mx/SiseInternet/Actuaria/VerAcuerdo.aspx?listaAcOrd=43&listaCatOrg=282&listaNeun=19770487&listaAsuId=1&listaExped=426/2016&listaFAuto=13/07/2017&listaFPublicacion=13/07/2017 de destitución de todos los integrantes del Cabildo del Ayuntamiento de Salina Cruz y su remisión ante la Fiscalía Federal para la consignación de todos. Salvo que en realidad estemos atorados en sus tiempos, cuando la impunidad era total, se burlarán del imperio de la ley.
Ah, las amenazas de muerte directas y a través de terceros que he recibido, no me tienen sin cuidado, pero sé que vienen de un loco criminal impune, que dice que lo quieren porque cuando llega a las colonias lo reciben bien; ahí empieza su imbecilidad, cómo recibirías tú ciudadano común a un sujeto que se hace acompañar de catorce a veinte sujetos con cuernos de chivo y armas de grueso calibre de uso exclusivo de las fuerzas armadas de la nación, en un lugar donde la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina y la Policía Ministerial de la PGR, se hacen los ciegos, dejando a la ciudadanía a merced de los delincuentes vulgares y de los delincuentes oficiales. Desde luego que no quiero ser un dígito más en la estadística de los periodistas o ciudadanos asesinados impunemente. Creo que tampoco es necesario repetir su asqueroso nombre para que sepan quién me ha amenazado por exigir mi dinero que la “viejita labiosa y falsa se robó”.