La Jornada.
Ciudad de México. Las intensas lluvias que desde hace tres días no cesan han convertida en ríos y arroyos las calles de Juchitán y otros pueblos del Istmo de Tehauntepec, afectados ya por el terremoto del 7 de septiembre. En los lodazales, bajo lonas regaladas por las autoridades o la sociedad civil, viven los habitantes que perdieron sus hogares y los que aún los conservan, pero con graves daños.
Ahora es la lluvia, más las constantes réplicas (del sismo), no sabemos hasta cuándo pare esto, nos estamos volviendo locos, expresa Rosalino Ruiz Sánchez, originario de Juchitán que con una lona de tres por tres metros cubre a sus cuatro hijos y a su mamá de 70 años afuera de su vivienda.
Conseguir una lona o una cubierta de plástico ha sido una odisea para los damnificados, las redes sociales están repletas de Quiero una lona, Alguien que done una lona o Dónde puedo comprar una lona.
Grupos solidarios de organizaciones civiles pasan casa por casa a donarlas, pero el apoyo no alcanza y la necesidad es mucha.
La autoridad municipal de Juchitán entregó, conforme al listado de las viviendas censadas con graves daños, una lona, pero es insuficiente.
Antes de las lluvias, Rosalino y su familia montaron su campamento frente a su casa, pero desde el martes pasado se refugió en el corredor de lo que queda de su hogar, aun cuando tiene grietas y cuarteaduras, no queda de otra, lo hace por los suyos, dice.
Por aquí (la segunda sección, donde vive) no pasan a dejar lonas, por eso saqué un pequeño plástico transparente y lo amarré con unos mecates, lo importante es que no nos mojemos, señala.
En la séptima sección vive Juan Jiménez López, se quedó sin hogar y tuvo que emigrar con su hermana, cuyo corredor no sufrió daños, sin embargo, todos están concentrados en el patio ante las réplicas del sismo, son cinco adultos y cuatro menores, y una lona no les alcanza.
La situación es difícil para Juan y su familia, sus alimentos los cocinan en un fogón, pues temen utilizar los tanques de gas ante la posibilidad de que las estufas estén prendidas en caso de que ocurra un sismo mayor.
En las calles, el retiro de escombros no cesa, algunas maquinarias derrumban las casas mientras otras tratan de salvar tabiques y grandes troncos. De algo han de servir.
Las cocinas comunitarias no descansan, además de las 30 que financia el artista juchiteco Francisco Toledo, algunos escritores, entre ellos Víctor Cata, también ayudan a que en cada barrio y colonia den alimentos gratuitos.
Según el Servicio Meteorológico Nacional las lluvias continuarán en las próximas 24 horas, por lo que la situación se pone aún más crítica, porque la mayor parte de los ciudadanos vive en la calle.