Reforma.
Ciudad de México. A 22 días del sismo de magnitud 8.2 que devastó el centro de la ciudad de Juchitán, Oaxaca, los pobladores siguen durmiendo en la calle.
Temen que una nueva réplica, de las tres que en promedio se registran al día desde el 7 de septiembre, termine por tirar sus casas con ellos dentro. Y mientras llega una solución, ahora deben también hacer frente a las lluvias que desde hace unos días inundan sus campamentos.
Fabián Martínez instaló una carpa en la Calle Corregidora, afuera de la casa de su suegra, para pernoctar ante el riesgo de que esa vivienda se venga abajo.
“Ya está agrietada, con el sismo la casa crujió toda, se oyó horrible, ahora súmale el aguacero”, externó en entrevista.
Rubén Chiñas, de la Octava Sección, alertó que los puentes que conectan a Juchitán con otras localidades se están partiendo, por lo que otro riesgo es quedar aislados.
“Ya se cayó el de Ixtaltepec, los vasos que conectan a la Primera Sección de la Octava están inundados, lo mismo que el de la Quinta; al puente de la salida le cerraron un carril porque está agrietado, pero el carril que queda se está partiendo por el peso”, afirmó.
“En mi calle hay más de 50 familias durmiendo en la calle. La calle ya se volvió nuestro hogar, porque, si bien nuestras casas pueden ser habitables, quién nos garantiza que no se caen con tanta réplica”.
El síndico Manuel López confirmó que de 100 mil habitantes, el 90 por ciento se encuentra en las calles por temor.
Mariana León, quien habita en la Calle de Rubén Valencia, en la Colonia Vallejo, dejó su casa desde el sismo, debido a que junto tiene un edificio de dos niveles.
“Truena mucho esa estructura, y pienso que se me va caer encima, hay mucha desconfianza para habitar las casas”, señaló.
En la Quinta Sección, la casa de la familia del artesano Cándido Santiago quedó en pie, pero ellos duermen en el patio.
Montaron lonas, una cocina al aire libre, y ahí han recibido a otras cuatro familias cuyas casas fueron destruidas. Sin embargo, ahora la lluvia es la que no los deja.
“Toda la gente está afuera de sus casas y la corriente que pasa a veces llega hasta las rodillas, pero están ahí por el temor del temblor”, indicó Cándido.
“Nosotros no vamos a un albergue porque tenemos que cuidar las cosas, porque aquí los rateros anduvieron metiéndose en las casas”, refirió.
De cualquier forma, albergues como los del Tecnológico del Istmo o del Calvario funcionan al aire libre.
Tras el sismo del 19 de septiembre, no fluye igual la ayuda que estaba llegando a las comunidades afectadas del Istmo.
“Nos vinieron a censar, nos dieron el papel, pero dijeron que no hay máquinas porque las máquinas se regresaron a México para ayudar allá”, contó Rosa Aquino Núñez, de 64 años, vecina también de la Quinta Sección.
El señor Víctor Manuel, vecino de la Colonia Rodrigo Carrasco, dio a conocer que, desde el temblor que afectó a la capital del País, a él y a sus vecinos sólo les han llegado dos despensas.
“Salimos a buscar dónde están entregando y dicen que no las traen. Aquí necesitamos víveres, papeles, toallitas para bebé, sopas, aceite, papel higiénico, lonas. Toda la Calle Yuxi Guiee está llena de lonas de la gente que duerme afuera porque sus casas se derrumbaron o porque no son seguras. Hubo tres noches y tres días de lluvia”, relató.
En el Istmo se han calculado hasta 37 mil casas dañadas, 7 mil de ellas en Juchitán, la principal zona afectada.