El País.
Ciudad de México. Las autoridades investigan alteraciones geológicas y fracturas provocadas por el sismo que asoló el sur de México el pasado 7 de septiembre
Una de las cascadas más famosas de México está en riesgo. Donde antes se veían aguas de color turquesa, ahora se observan rocas. Las cascadas de Agua Azul, en medio de la selva Lacandona de Chiapas, al sur del país, se han quedado prácticamente sin agua en el transcurso de los últimos días. Las autoridades mexicanas investigan las causas del fenómeno, entre las que se agrupan la deforestación y alteraciones geológicas que pudieron haber cambiado el cauce del río que alimenta al cuerpo de agua, informaron en conferencia de prensa este fin de semana.
“Entre el 75% y el 80% del agua se está yendo al margen izquierdo, donde está la zona no turística y dejando poca agua el margen derecho, que es donde se encuentra concentrado el turismo”, ha señalado Adrián Méndez, delegado de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas en Chiapas. “Ha disminuido 60 centímetros el nivel habitual de agua; no obstante, hay agua suficiente para que ahora los paseantes disfruten con menos riesgo”, añade Méndez.
La Golondrina, la cascada principal del centro ecoturístico, se secó el viernes pasado después de que se reportó del desvío “drástico” del río Xanil, la principal fuente de abastecimiento de Agua Azul. “En 41 años no había pasado algo igual, ni en abril o mayo, que baja el nivel agua por la falta de lluvias”, dijo a La Jornada Alberto López Urbina, presidente de la cooperativa que administra el sitio, que es visitado por cientos de miles de turistas cada año.
Los habitantes de las zonas aledañas relatan que han notado cómo el nivel del agua ha bajado en los últimos días, particularmente desde el sismo del pasado 7 de septiembre. El terremoto de magnitud 8,2 fue el más poderoso desde 1932 y causó alrededor de un centenar de muertos, sobre todo en Chiapas, Guerrero y Oaxaca. La hipótesis es que los movimientos telúricos provocaron fracturas y filtraciones subterráneas, las cuales hicieron que el nivel del agua bajara. Hoy se puede caminar por zonas del río que tenían hasta dos metros de profundidad, reporta la prensa local.
“Si seguimos transformando los ecosistemas es un síntoma de la enfermedad que se viene, lo podemos recuperar, siempre y cuando las comunidades y los tres niveles de Gobierno hagamos los arreglos y acuerdos institucionales para regresar la funcionalidad de los sistemas como lo conocíamos”, ha apuntado Méndez, quien refiere que, aunque será un trabajo arduo, es posible recuperar los niveles originales de agua. Las autoridades prevén que el cauce regrese en temporada de lluvias, pero se tienen que realizar esfuerzos coordinados para que la mejora sea permanente.
Las autoridades esperan tener un análisis completo en los próximos 20 días que determine las causas de las afectaciones en las cascadas de Agua Azul. “Estamos haciendo un diagnóstico preliminar, no queremos aventurarnos y debemos asegurar que esta belleza natural se mantenga en el largo plazo”, ha agregado Méndez.