La multiplicación de las tarjetas: Bansefi clona damnificados del terremoto

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Animal Político. 

Ciudad de México. A casi tres horas de Tuxtla Gutiérrez, en la comunidad de Tenochtitlán, Villaflores, Reynaldo Molina Espinoza trata de que su casa de adobe siga en pie cuatro meses después del terremoto. La noche del 7 de septiembre de 2017, el sismo de magnitud 8.2 sacudió tanto a su vivienda que algunos muros se deshicieron como si fueran un mazapán. Las tejas y maderas que daban forma al techo, cayeron. El hombre de 56 años lleva varias semanas reconstruyendo esa casa que en su fachada aún tiene pintada de rojo la letra “D”, marca que según le dijeron los peritos determinaba que esa construcción debía ser demolida. Reynaldo decidió no tirarla y lo hizo por una razón práctica: como damnificado por el sismo sólo recibió una tarjeta con 15 mil pesos, “con eso no alcanza para hacer de nuevo la casa”.

 

Lo que Reynaldo Molina Espinoza no sabe es que en los registros del Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi) su nombre aparece en 34 tarjetas, a las cuales se les depositó un total de 510 mil pesos.

—¿Usted recibió más de dos tarjetas? —se le pregunta a Reynaldo, campesino que vive del cultivo de maíz y frijol.

—Yo sólo recibí una. A mí no me dieron más.

Como prueba, Reynaldo saca, de una bolsa de plástico, el sobre y el papel en donde venía la única tarjeta —cuyos cuatro últimos dígitos son 3892— que le entregó personal de Bansefi.

En una investigación realizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) —a la cual Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) tuvo acceso—, el nombre de Reynaldo Molina Espinoza aparece como parte de 1,495 casos de damnificados a los que Bansefi emitió muchas más tarjetas de las que tenían derecho.

De acuerdo con esa pesquisa de 90 páginas, Bansefi emitió 4 mil 574 tarjetas para 1,495 beneficiarios; es decir, se hicieron 3,079 plásticos de más. En esas tarjetas de débito, la CNBV encontró que Bansefi “dispersó recursos en efectivo” que ascienden a 68.8 millones de pesos; es decir poco más de 3.6 millones de dólares.

En la investigación de la autoridad bancaria se mencionan los once nombres de los damnificados a quienes se les emitieron el mayor número de tarjetas, entre 34 y 10 para cada uno, todas con fondos. Además, señala que otras 1,484 personas están registradas con dos y hasta ocho tarjetas de débito cuando, de acuerdo con el programa de apoyo a los damnificados, solo les correspondería una, pues son las que se emiten para disponer de efectivo.

MCCI localizó a cinco de esos once damnificados a cuyo nombre se emitieron entre 34 y 10 tarjetas. Los cinco viven en comunidades marginadas de Chiapas, ninguno recibió tarjetas de más. Incluso, a dos de ellos no se les ha entregado ningún tipo de apoyo federal: ni una tarjeta.

Para corroborar que las cinco personas que se localizaron son los mismos que se menciona en la investigación de la CNBV, MCCI buscó sus nombres en una base de datos de damnificados por los sismos, a la cual se tuvo acceso, y en la cual aparece la totalidad de los once casos resaltados por la autoridad bancaria a cuyos nombres se emitieron más tarjetas de las debidas. En esa base de datos se incluye la comunidad en la que viven, así como el número de folio y de tarjeta que les dieron. Cuando se visitó a cinco de esos damnificados en sus comunidades y se revisó sus números de folio y de tarjeta, estos eran exactamente los mismos registrados en la base de datos.

Después del sismo del 7 de septiembre que afectó, sobre todo a Chiapas y Oaxaca, el gobierno federal anunció que se apoyaría la reconstrucción de las casas de los damnificados con recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), los cuales entregaría Bansefi a través de tarjetas de débito y monederos electrónicos.

De acuerdo con este programa del Fonden, a todos los damnificados les tocaría sólo una tarjeta de débito, para disponer de efectivo, y sólo a quienes presentaron “pérdida total” les corresponderían dos plásticos: uno de débito y el monedero electrónico.

La Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) fue la encargada de realizar el censo de damnificados, el cual entregó a Bansefi; esta última institución fue la responsable de depositar el dinero del Fonden a las tarjetas.

El 14 de noviembre, y a partir de los reclamos de damnificados que detectaron dinero faltante en las tarjetas que recibieron, Virgilio Andrade, director general de Bansefi, presentó una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR), para que se investigara la posible clonación de los plásticos. Según se publicó entonces, las tarjetas distribuidas en Oaxaca y Chiapas eran de banda magnética y no de chip, lo que aumenta su vulnerabilidad.

Dos días después, el 16 de noviembre, la CNBV inició una investigación a Bansefi por las tarjetas repartidas entre las personas afectados por los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017.

El 20 de diciembre pasado, la Comisión concluyó la primera etapa de su investigación, la cual forma parte del expediente 122.111.12 (001597)”2017”<6>; y cuyas observaciones van dirigidas Virgilio Andrade, director general de Bansefi.

En su observación número 5, la CNBV menciona el hallazgo de los beneficiarios cuyos nombres aparecen con más tarjetas de débito de las que les correspondían: “Bansefi presentó deficiencias en la instrumentación de mecanismos que garanticen la adecuada ejecución de las operaciones bancarias, en virtud de que en 1,495 casos la entidad dispersó recursos en efectivo en más de una tarjeta a la que tenían derecho (ya que la segunda tarjeta está reservada para la compra directa de materiales, sin que pueda disponerse de efectivo). El total de los recursos destinados a los 1,495 beneficiarios ascendió a 68.8 millones de pesos”.

MCCI solicitó entrevistas con autoridades de la CNBV y Bansefi. En ambas instituciones la respuesta que se obtuvo es que, debido a que es una investigación en curso, no les es posible hablar de ella. En Bansefi, además, se señaló que este banco cuenta con 20 días hábiles, después de haber recibido las observaciones de la CNBV, para responder a ellas. Este plazo, dijeron, vence el 2 de febrero próximo.

En papeles, 26 tarjetas. En los hechos, ninguna.

Entre cerros, a casi una hora y media de la cabecera municipal de Villaflores, Chiapas, se localiza la comunidad Ejido 30 de noviembre. De acuerdo con el censo que realizó Sedatu, en ese lugar 34 casas resultaron afectadas por el sismo del 7 de septiembre. Hasta el 4 de enero pasado, sólo 17 damnificados del ejido habían recibido, cada uno de ellos, una tarjeta con un saldo de 15 mil pesos. Manuel de Jesús Hernández Camacho, de 21 años, aún espera que llegue su tarjeta.

En la investigación de la CNBV, el nombre de Manuel de Jesús Hernández Camacho aparece con 26 tarjetas emitidas, en las cuales se depositaron 390 mil pesos.

“Yo no he recibido tarjeta. Por eso mi casa está como está, porque no la he reparado, no tengo efectivo para mi casa. Seguimos esperando todavía”, asegura Manuel cuando se le pregunta si recibió más de dos tarjetas. Incluso, se enoja: “Perdí mi trabajo en la granja, por esperar que llegaran con la tarjeta. No ha llegado nada”.

Once de sus vecinos, entre ellos sus padres, tiraron sus casas catalogadas como pérdida total. A su comunidad llegó maquinaria para derribar los inmuebles dañados por el sismo; la mayoría, construcciones de adobe. Les dijeron que debían tirarlas, para así poder obtener la tarjeta, pero hasta ahora a ninguno de ellos les ha llegado el apoyo del gobierno federal. “Como yo no había visto ni el material ni la tarjeta, no la tiré. Algunos sí las tiraron, pero no han recibido tarjetas”. Al comentarle que en algunos registros oficiales su nombre aparece con más de dos tarjetas replica: “No pueden mentir, porque no he recibido ninguna tarjeta”.

A quien tampoco le entregaron tarjeta es a Wilian Cruz Sambrano. Él vive en Tenochtitlán, municipio de Villaflores, Chiapas. Su casa está a dos cuadras de la de Reynaldo Molina Espinoza. Y al igual que su vecino, Wilian también aparece en la lista de los once damnificados a los que se emitieron más de 10 tarjetas a su nombre.

“Cuando vinieron a repartir las tarjetas, nada más trajeron para unas cuantas personas —recuerda Wilian—, a mí no me dieron, porque según estaba mal mi nombre. Viera usted cómo nos han hecho gastar: que está mal mi nombre, que no está bien el papel de la casa”.

En la investigación de la CNBV, Wilian aparece como Wulian Cruz Sambrano. Y se señala que Bansefi emitió a su nombre 16 tarjetas, a las que se depositaron 240 mil pesos. Ni las tarjetas ni ese dinero los ha visto Wilian, quien como sus vecinos también es campesino.

Lo que hasta ahora el agricultor ha recibido por ser damnificado del sismo del 7 de septiembre lo enumera él mismo con una dosis de sarcasmo: dos cobijas, un trapeador, una escoba, una cubeta, un jalador, una bolsita de jabón, una botella de cloro y una despensa. “Eso fue lo que nos trajo el presidente municipal de Villaflores”, dice este hombre de 38 años que ahora espera que la próxima venta de su cosecha de maíz, le permita reunir el dinero que necesita para cambiar las tejas de su techo que se vinieron abajo, y que él acomodó como pudo para no estar a la intemperie.

Como si contara una historia ya muy conocida, Wilian dice: “Siempre así nos han hecho con cada proyecto que ha salido acá. Nunca llega al que de verdad lo necesita”.

Los once, concentrados en Chiapas

Para identificar a los 1,495 casos a los que Bansefi emitió tarjetas de más, la CNBV analizó los procesos de dispersión de recursos a los beneficiarios del programa, así como los documentos solicitados a la institución el 16 de noviembre, entre ellos la base de datos del total de tarjetas emitidas para el programa Fonden; las transacciones realizadas a cada una de las tarjetas; el detalle de aplicación a cuentas de tarjetahabientes de dispersión del programa Fonden y operaciones de compra y retiro de efectivo.
Las once personas a cuyo nombre, de acuerdo con la investigación de la CNBV, Bansefi emitió entre 34 y 10 tarjetas a cada uno se concentran en el estado de Chiapas: seis viven en el municipio de Villaflores; los demás radican en Tonalá, Arriaga y La Concordia.

Fue justo en el municipio de Villaflores, en la comunidad de Benito Juárez, donde, el 6 de octubre de 2017, el presidente Enrique Peña Nieto entregó las primeras tarjetas en Chiapas. Ahí dijo: “Hay quienes me dicen que soy muy optimista, porque creo que en cuatro meses o cinco, porque creo que la vivienda, particularmente la vivienda, estará reconstruida. Eso va a depender de que ustedes realmente destinen el recurso económico que se les está aportando para la reconstrucción”.

Wilian y Reynaldo no han recibido lo que marcaba el programa y no son los únicos habitantes de Tenochtitlán enojados por ello.

De acuerdo con el programa federal, Bansefi entregaría a los dueños de casas catalogadas como pérdida total dos tarjetas: una para disposición de dinero en efectivo y otra que funcionó como monedero electrónico para la adquisición del material de construcción. En Tenochtitlán, no fue así.

En esta comunidad, sólo 32 damnificados de los 67 que entregaron sus papeles obtuvieron una tarjeta. Y aunque la mayoría de las casas se les pintó una “D”, lo que a ellos les dijeron que indicaba que su propiedad tenía que ser demolida, sus habitantes sólo recibieron una tarjeta de 15 mil pesos. Algunos, ni siquiera eso.

Esa historia se repitió en varias comunidades vecinas, asegura el comisariado de Tenochtitlán, Enrique Jiménez Coutiño, quien a principios de diciembre viajó a la ciudad de México, acompañado de otros 16 comisariados ejidales, para pedir explicaciones a los funcionarios de Sedatu y de Bansefi sobre por qué no han entregado las tarjetas a todos los damnificados y por qué a quienes les han dado, sólo le otorgó una. Su viaje no tuvo frutos. El comisariado lo resume así: “Sólo nos trajeron como pelotas, de una oficina a otra, pero nadie nos atendió”.

Pregunta abierta: ¿dónde quedaron las tarjetas y el dinero?

En casi todas las calles de la colonia Benito Juárez, en el municipio de La Concordia, Chiapas, se repite la misma escena durante estos primeros días de enero: montones de cascajo y arena yacen frente a las casas o en el lugar donde, hasta hace unas semanas, se hallaba una vivienda. Aquí todos tienen a un vecino damnificado por el sismo del 7 de septiembre.

Hace unos días, la casa de Martha Rubenia Ramírez Montoya fue derrumbada. En su lugar están las pilas de tabiques, los bultos de cemento, las varillas y la arena que ahora darán forma a su nueva vivienda.

A Martha Rubenia, tal y como marca el programa para los damnificados del sismo, le entregaron dos tarjetas porque sufrió pérdida total de su casa. En una —la que funciona como monedero electrónico para adquirir material de construcción— le depositaron 45 mil pesos. En la tarjeta de débito, tenía 15 mil. En total contó con 60 mil pesos para construir su nueva vivienda. Esta cifra no concuerda con lo que la CNBV encontró al revisar los reportes de Bansefi.

De acuerdo con la investigación, Bansefi emitió a nombre de Martha Rubenia Ramírez Montoya 18 tarjetas, en las que se depositaron 270 mil pesos. “Yo sólo recibí dos tarjetas. No es cierto que recibí más tarjetas. Eso no es cierto”, dice Martha Rubenia cuando se entera que su nombre aparece en los registros con más de dos tarjetas. Incluso, se queja de que con lo que recibió no le alcanzará para colocar las puertas de su casa.

La investigación de la CNBV también resalta que, en las tarjetas que se emitieron a nombre los 1,495 beneficiarios, Bansefi dispersó recursos en exceso:

“El monto de apoyo en efectivo al que pueden tener derecho los beneficiarios va de 15 mil a 25 mil pesos. En el caso de que a los 1,495 beneficiarios sólo les hubiera correspondido la primera cifra, Bansefi debió dispersar 22.4 millones de pesos, cuando en realidad dispersó 68.8 millones de pesos, es decir 46.4 millones de más. En el caso de que a los 1,495 beneficiarios sólo les hubiera correspondido la segunda cifra (25 mil pesos), Bansefi debió dispersar 37.4 millones de pesos, cuando en realidad dispersó 68.8 millones de pesos, es decir 31.4 millones de más”, se escribe en la investigación.

En cualquiera de los dos supuestos, Bansefi “dispersó recursos en exceso respecto de lo que en realidad correspondía. Esta situación también habría estado asociada a la falta de control, por no contar con un listado de dispersión a nivel beneficiario”, se resalta en la investigación de la CNBV.

La autoridad bancaria no señala cuál fue el destino de las tarjetas de más que se emitieron a nombre de 1,495 beneficiarios. Por lo menos, los beneficiarios que fueron contactados por MCCI no recibieron más tarjetas de las que les correspondían.

Josefa Abarca Guillén, que como Martha Rubenia vive en la colonia Benito Juárez, municipio de La Concordia, también perdió su casa y como su vecina recibió sólo dos tarjetas, con un monto total de 60 mil pesos. Ese dinero le alcanzó para construir los muros de tres pequeños cuartos; aún le falta el techo, las puertas y el piso.

Cuando Josefa se entera que, en los registros de Bansefi revisados por la CNBV, su nombre aparece relacionado con 14 tarjetas, a las que se les dispersó 210 mil pesos, se enoja y muestra las dos únicas tarjetas que le entregaron. “Yo nada más he recibido dos. Me da pena, porque la verdad nosotros no somos personas que andemos cobrando de más. Y sí nos preocupa, porque nosotros somos personas humildes y no se vale que otras personas estén agarrando, aprovechando… Que no estén falsificando nombres, porque la verdad si da pena, preocupa que exista gente aprovechada”.