Moisés MOLINA
No hay por dónde buscarle ni romperse mucho la cabeza. Raúl Bolaños Cacho Cué será candidato al Senado de la República por la coalición PRI-PVEVM-NA y cada vez más gente cobra cuenta de ello.
Las deserciones del PRI no pasan de ser una ficción. Algunos que se van le hacen un favor al PRI porque a los ojos del electorado son ejemplo prototípico de esas sumas que restan y han demostrado pertenecer a esa especie del jurásico incapaces ya de ganar una elección como lo ha demostrado Manuel García Corpus quien fue derrotado en su última elección a la diputación local.
Si su “capital político” no le alcanzó para ganar una elección local, es inexplicable por qué cree que ganará la senaduría de la mano de Ulises Ruiz que lo coloca junto con su suplente como “dos cuadros valiosos”. Ulises sigue perdiendo la razón o ha quedado miope.
Los cuadros valiosos no saltan al vacío después de toda una vida de beneficios para sí y su progenie para “sumarse” a proyectos políticos diametralmente opuestos. La ingenua apuesta de Corpus es ganar; la visceral apuesta de Ulises es hacer que la coalición PRI-PVEM-NA pierda.
La rabieta de Corpus no tuvo efecto alguno, ni siquiera mediáticamente para el PRI y llegó a dividir al PRD local. Al menos 3 aspirantes con más derechos que él no se van a sumar y esos sí pesan dentro de la militancia de su partido como Eva Cruz, Sergio López Sánchez y José Antonio Estefan Garfias, este último competitivo candidato a gobernador en el proceso pasado.
El de Samuel Gurrión también fue un caso emblemático. Se fue pero no se fue. Es el más claro ejemplo del mal cálculo político. Se fue en medio del berrinche y del impulso. Se fue visiblemente casi solo. Ni su operador estrella le siguió. Más frio e inteligente, Omar Acevedo, hasta hace unos días Delegado de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, permanece en el PRI y se sumó al equipo de Raúl Bolaños.
El de Héctor Pablo es caso aparte. A diferencia de sus dos ex correligionarios anteriores, difícilmente renunciará a su militancia y a sus privilegios. Hacerlo sería una mala señal para el Presidente Peña Nieto quien le confirió la confianza de integrar su gabinete ampliado. Su principal operador político, Marco Antonio Hernández Cuevas, también abandonó su proyecto y hoy también se le ve sumado al equipo de Raúl Bolaños, lo mismo que su ex secretario particular, David Antonio Toledo.
Y es que la lealtad partidaria está en el adn priista. En el PRI local, una vez recuperado el gobierno, sigue mandando el gobernador del estado y aún a pesar de estar hoy entregado en cuerpo y alma a la atención y supervisión cercana de los damnificados del sismo en la costa Oaxaqueña, las estructuras priistas siguen moviéndose en torno a su proyecto y el proyecto es Raúl. Ni más ni menos.
Raúl no tiene enemigos, no se le puede culpar de nada, realizó una labor atingente al frente de la Secretaría de Desarrollo Social y Humano, está formado académica y políticamente y su lealtad no está en discusión. Tiene todo para liderar un nuevo proyecto en donde las nuevas generaciones tengan cabida. Ese es su principal activo: su juventud.
Es la primera ocasión de que yo tenga memoria en que un gobernador entrega toda su confianza a un joven para ponerlo en la antesala de un proyecto mayor.
Quienes puedan, con inteligencia, leer los tiempo de la política, se sumarán poco a poco al proyecto político de un joven que mostrando estatura, se reunió recientemente con el ex gobernador Heladio Ramírez; con el encargado de las Zonas Económicas Especiales en el país Gerardo Gutiérrez Candiani; con Martín Vásquez Villanueva y los candidatos a diputados federales del PRI que ya le han adoptado como su candidato.
No hay vuelta atrás. El convenio de coalición es claro. La primera fórmula al senado le corresponde al verde y la segunda al PRI; la primera fórmula es para hombres, la segunda es para mujeres.
El Partido Verde únicamente le abrió las puertas a un solo candidato que se llama Raúl Bolaños Cacho Cué. El PRI no tiene absolutamente nada qué hacer.
@MoisesMolina