Moisés MOLINA
Las redes sociales tienen la peculiaridad de que a la vez que nos informan, nos entretienen. Especialmente en tratándose de política y aún más en el kafkiano caso de Oaxaca.
Las cosas siempre están revueltas. Aunque no lo estén, nos encanta meterlas en una letrina. Enredamos, enmarañamos. Le jugamos primero al opinólogo, después al analista y como recurso desesperado, al vidente.
El oaxaqueño que teclea un enunciado tiene sed de ser reconocido por la atingencia de su comentario desde cualquier plataforma. Todos compiten y es así que el quesillo de opiniones se convierte en una Babel donde ya nadie se entiende y en nuestro caso, donde ya nadie sabe qué pensar ni a quién creerle.
¡Son tiempos electorales! ¡Estamos en pleno proceso! A diario recibimos una dosis de adrenalina sobre todo a través de las redes sociales. Leemos de aquí, de allá y creemos lo que queremos creer o lo que nos conviene creer. De ahí que en Oaxaca, la verdad es más relativa que en cualquier otra parte de México. Todos tenemos doctorado en twitter.
Las más de las veces enredamos las cosas de un modo innecesario. Nos cerramos a la realidad por más evidente que sea.
¿Quiénes van a ser los candidatos al senado por la coalición del PRI? Raúl Bolaños y Yarith Tannos.
Si no ¿qué chiste de cerrar el paso a cualquier otro que no sea Raúl en la primera fórmula? El verde no le abrirá la puerta a nadie más. Al tiempo.
¿Por qué dejó Héctor Pablo su zona de confort en LICONSA? Porque pensó que su “insurrección” le iba a valer la candidatura plurinominal al Senado. Cosa que no se va a dar. En sus planes al renunciar, como en los de Samuel Gurrión, nunca estuvo COMPETIR. Héctor Pablo es inteligente y sabe que a cualquier elección a la que se presente hoy, PIERDE, así sea una diputación federal.
A Samuel le habría sido ofrecida la candidatura por los distritos uninominales de Tehuantepec o Salina Cruz pero “increíble e inexplicablemente” sus números no cuadraban. De modo tal que ante el rechazo o la desaprobación de los istmeños muy probablemente le tendremos probando suerte compitiendo bajo las siglas del PAN por la Presidencia Municipal de Oaxaca de Juárez.
Sin más ánimo que el de reflexionar, es mi opinión, que a Héctor Pablo le veremos en una diputación federal por la vía plurinominal, aunque quizás su mal cálculo o su empecinamiento, hagan que me equivoque.
Al Senado no creo que llegue por la vía PLURINOMINAL, por una razón elemental: LAS CUOTAS. Según sé a Oaxaca se le tiene reservada la candidatura para una mujer y ningún otro estado lo arropará como masculino.
Las 2 mil personas que acudieron a su encuentro hace unos días, eran empleados o beneficiarios de la empresa, pero de ninguna manera el atisbo de una estructura electoral que por sí misma le pudiera convertir en una amenaza. La fortaleza de Héctor Pablo está en los medios y su guerra siempre es más de percepciones que de realidades.
O ¿Por qué mandar a Antonio Amaro con urgencia a LICONSA después de una brevísima estancia en la coordinación de delegados de la SEDESOL? Leí la percepción de mi amigo Alberto Fernández Portilla, de que Ulises Ruiz se estaba metiendo hasta la cocina en Oaxaca. Respetuosamente discrepo.
La posición de Eviel como secretario de la SEDESOL NO ES DE ULISES, sino del ex secretario, con la confianza del Presidente Peña.
La posición de Amaro en LICONSA NO ES DE ULISES, ni de Héctor Pablo. Es de Eviel. Si alguien se la ha jugado en los mejores y en los peores momentos con Eviel ese es Antonio Amaro. No hay que buscarle tanto.
¿A qué llega a LICONSA? Pues a desarmar a Héctor Pablo en caso de un arranque u otro mal cálculo.
Me suena más sensato que alguien del jet set de la política le haya pedido a Eviel garantía de que LICONSA no pudiera ser utilizada como brazo electoral de aspiración alguna y a poner a trabajar el órgano interno de fiscalización. Muy mal actor es Benjamín Rojas Bolaños, pero llegó a denunciar públicamente a Héctor Pablo, según vi en un Periscope, en un lamentable espectáculo, pero con papeles en la mano. ¡Y habló de denuncias ante la PGR¡
Tanto Amaro como Eviel llegan a sus respectivos cargos a preparar el cierre de la administración, es decir, a purgar los meses más peligrosos de todo sexenio. A poner la casa en orden, tapando hoyos y estirando la cobija.
Ulises es ya impresentable y se la pasa de aspaviento en aspaviento contra la dirigencia nacional del PRI. Ulises ya no es más que aquel que permanece en la memoria colectiva por los lamentables sucesos de 2006.
Simplemente hay que reconocer que los alumnos superaron al maestro. Y que los tiempos de la política también, aunque muy a su manera, son perfectos. Todos son necesarios, pero nadie es imprescindible.
@MoisesMolina