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Ciudad de México. El 13 de enero de este año, Carlos Domínguez Rodríguez, periodista que trabajaba en el Noreste Digital y Horizonte de Matamoros fue asesinado.
Es, hasta ahora, la única muerte en el gremio de la que da cuenta Reporteros Sin Fronteras (RSF) en su informe anual publicado este 25 de abril, en el que México vuelve a figurar como el segundo país más mortífero para la prensa en 2017, sólo detrás de Siria, con once periodistas que perdieron la vida el año pasado.
Pero no sólo México figura por Latinoamérica, varios países latinoamericanos están entre los más peligrosos del mundo para ejercer el oficio, en concordancia con el clima de odio hacia los periodistas cada vez más marcado en todo el mundo, alerta RSF.
Además de los países “autoritarios como Turquía o Egipto, que han caído en la ‘mediafobia’, al punto de acusar de ‘terrorismo’ a numerosos periodistas y de encarcelar de forma arbitraria a los que no les son leales, cada vez más jefes de Estado electos democráticamente (…) ven a la prensa como un adversario”, destaca el organización con sede en París.
Así, Estados Unidos, en donde su presidente Donald Trump ha calificado a los reporteros de “enemigos del pueblo”, retrocedió dos posiciones en la lista de 18 países, hasta ubicarse en el puesto 45, detrás de España y Chile.
Filipinas, donde el presidente Rodrigo Duterte “acostumbra a insultar y amenazar a los medios de comunicación”, cayó seis puestos (133º), mientras que India, donde “los discursos de odio contra los periodistas son ampliamente difundidos en las redes sociales (…) a sueldo del primer ministro, Narendra Modi”, perdió dos (138º).