Volaris se hunde en Bolsa a mínimos de tres años tras presentar resultados

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El País.

Ciudad de México. Nada hacía presagiar el pasado viernes que Volaris sufriría su mayor batacazo desde que empezó a cotizar en Bolsa, a finales de 2013. Pero la decepción de los inversores tras la presentación resultados del primer trimestre, junto con los mayores costes del combustible y un entorno de mayor competencia en tarifas en el mercado nacional, provocó un desplome del 18,5% en una jornada negra. El lunes, la aerolínea mexicana de bajo coste profundizó su caída, hasta el punto de perder casi parte de su valor en Bolsa en dos jornadas: una severísima corrección sin visos de recuperación a corto plazo. La tenue subida de este martes —del 3,45%— mitiga solo parcialmente la corrección sufrida en las dos jornadas anteriores. Las acciones de Volaris en el parqué mexicano cotizan en mínimos de más de tres años.

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“Tras haber mostrado una lenta pero continua recuperación a lo largo de 2017, los resultados del primer trimestre de 2018 estuvieron notablemente por debajo de nuestras expectativas”, apunta Gilberto García, de Barclays, en una nota para clientes. En los tres primeros meses del ejercicio en curso, Volaris perdió 1.118 millones de pesos (61 millones de dólares), con unos ingresos operativos solo un 2,7% superiores a los del mismo periodo de 2017 y unos gastos más de un 5% más alto. Ese empeoramiento en las cuentas de la compañía aérea ha llevado al banco británico a recortar su precio objetivo de la compañía en la Bolsa mexicana. El mercado, sin embargo, fue más allá en su corrección.

Marco Antonio Montáñez, analista de Vector Casa de Bolsa especializado en líneas aéreas achaca el grueso del desplome al “muy débil” reporte trimestral del pasado viernes, que situó ampliamente por debajo de sus expectativas. “Algo que preocupa mucho es la fuerte caída en la tarifas promedio, que lastra su rentabilidad”, subraya por teléfono. Según sus cálculos, esta bajada en el dinero pagado, de media, por los clientes por los boletos de líneas aéreas se ha producido, sobre todo, “en el segmento de las lowcost”, por lo que afecta sobre todo a Volaris, Viva Aerobus e Interjet y mucho menos a Aeroméxico, cuyos ingresos dependen en gran medida de los vuelos intercontinentales.

Barclays valora de Volaris su estructura de costes ultrabajos y su solidad posición de balance, que le permite seguir invirtiendo en el largo plazo, incluso si se prolongase la actual guerra de precios. La entidad financiera distingue dos horizontes temporales en el futuro de la compañía mexicana: mientras a largo plazo su potencial de crecimiento es “significativo”, a corto la agresividad de sus competidores y la volatilidad del entorno macroeconómico —el país norteamericano sigue negociando la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) y está en plena campaña electoral rumbo a los comicios presidenciales de julio—.

Todas las aerolíneas de bajo coste, dice Montáñez, de Vector, han entrado en el juego de ganar cuota de mercado con tarifas bajas. En los dos primeros meses del año la capacidad aérea del mercado mexicano ha crecido un 17%, lo que lleva a muchos analistas a preguntarse si se puede dar una situación de sobreoferta: aunque sigue creciendo, la demanda sube a un ritmo notablemente más bajo. “Las tarifas van a seguir siendo presionadas a la baja”. En enero, Volaris anunció que duplicaría su flota con la compra de 80 aviones Airbus hasta 2026, lo que hace presagiar que el aumento de la oferta continuará en los próximos años.

Más allá de las rutas nacionales, las operaciones de Volaris están muy focalizadas en las conexiones entre México y Estados Unidos. Y aunque el turismo estadounidense en México sigue al alza, el segmento de migrantes y familiares y amigos de los mismos está claramente a la baja: “Desde el año pasado ha mostrado una caída importante por el endurecimiento del discurso de Trump [en contra de la migración]”, apunta Montáñez. A ese factor se suma otro: la entrada de un buen número de aerolíneas estadounidenses en las rutas entre ambos países —sobre todo, en las más turísticas— tras la entrada en vigor del esquema de cielos abiertos en 2017. “Y el entorno económico mexicano no es el mejor para el consumidor, con un fuerte incremento de las tasas de interés en los últimos meses, la renegociación del TLC y el clima preelectoral. Vemos un consumidor cauteloso”, añade el analista de Vector.