Regeneración.
Ciudad de México. Toda vez que la viuda de Octavio Paz, murió sin dejar testamento el patrimonio del Nobel de Literatura mexicano están desprotegidos, por ello Fabricio Mejía, presentó en la plataforma Global Change, una petición dirigida a Andrés Manuel López Obrador pide que sus propiedades sean declaradas patrimonio de México
“La viuda de Octavio Paz murió sin dejar testamento y, tanto las propiedades como el archivo del Premio Nobel de Literatura mexicano, están desprotegidos. Pedimos a las autoridades del nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador hacer las gestiones que permitan que se le declare patrimonio de todos los mexicanos”, señaló Fabricio Mejía.
La petición que puede firmarse aquí; ha sido reforzada por quienes apoyan esta petición con los siguientes señalamientos.
En el caso Noe Aguilar, externa que el legado de Paz debe quedarse en México, para que lo estudien las futuras generaciones.
Enrique Márquez, subraya la obra de Octavio Paz de quién dice que es el hombre mas importante de las letras del siglo XX y lo expresa de la siguiente manera “es importante salvaguardar el acervo documental del hombre de letras más importante de nuestro siglo XX”.
Por su parte Graciela Salazar Leon, expresó al brindar su apoyo a esta iniciativa que sus bienes”Nos pertenece a los mexicanos”.
Laos Quirós explica “Estoy de acuerdo pertenece a nuestro país Mexico, no mas ventas al extranjero”.
Y es que Octavio Paz, estuvo ligado a Marie-José Tramini de nacionalidad francesa, desde los años 60s, cuando la conoció durante su estancia como embajador de México en la India.
Marie-José, falleció en la Ciudad de México, el pasado 26 de julio del 2018.
El diario El País recuerda algunas estampas de Octavio Paz, en la descripción de la escritora mexicana Elena Poniatowska:
A la vuelta de India, al filo de los 70, la pareja se instaló en la capital mexicana, en un piso del paseo de la Reforma. “Sus días −rememoraba un artículo de este diario de 2014− transcurrían entre la escritura, decenas de viajes, el cuidado de un invernadero y de algunos gatos. A primera hora, Marie-Jo leía los periódicos y seleccionaba lo que pudiera interesarle a su marido. Desayunaban juntos y luego él se metía a su estudio para escribir “sin interrupciones”. Por la tarde iban al mercado, al tenis (“solo jugaba yo. Pero Octavio me acompañaba, el pobre”), al cine, a una cena o se quedaban en casa viendo la tele (“¿sabe que a Octavio le encantaban Los Simpson?”).
Dicho diario narra además que en 1996, un incendio arrasó su casa, incluido un mueblecito donde Paz guardaba las primeras ediciones de sus libros.
Tras la muerte de Paz, Tramini se mudó de nuevo al acomodado barrio de Polanco.
Allí la imaginaba Poniatowska: “en la noche se comunica con Octavio y durante el día lee y corrige la obra de jóvenes creadores en torno a una mesa, frente a una taza de café o simplemente accede a satisfacer su curiosidad sobre la vida y la obra del gran poeta mexicano”, según relató dicho medio.