Excélsior.
Ciudad de Méico. E27l 2 de octubre de 1968 inició en calma. Al menos así lo refleja la información publicada ese día en Excélsior y en las ediciones de Últimas Noticias Primera Edición y La Extra. Hoy hace 50 años, la actividad programada por los estudiantes era la marcha de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco a Zacatenco, agendada desde el 27 de septiembre de 1968.
Ese mismo 2 de octubre de 1968, en horas del mediodía, el secretario de Gobernación, Luis Echeverría, tuvo audiencia con el Presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz. La información de esta reunión se publicó en la Segunda Edición de Últimas Noticias de Excélsior, conocida como La Extra.
La información apareció en la primera plana de la edición vespertina y todo el texto fue resaltado en letras negras, para darle preponderancia.
La información del encuentro entre Díaz Ordaz y Echeverría ocurrió horas antes de que comenzara el mitin en Tlatelolco y que se diera la matanza ahí en la Plaza de las Tres Culturas.
De este encuentro nada de lo que platicaron Díaz Ordaz y Echeverría se conoció en ese momento, pero tampoco en los años siguientes. En todo caso todo queda para la especulación, a la luz de los hechos que siguieron a partir de las seis de la tarde y 10 minutos.
Al salir del acuerdo, Luis Echeverría uso su retórica para dar por hecho algo que en realidad no estaba sucediendo. La nota periodística de hoy hace 50 años dice: “El secretario de Gobernación, licenciado Luis Echeverría, al salir esta tarde del despacho presidencial, dijo que estimaba que el diálogo con los inconformes del Politécnico y la Universidad se entabló desde el pasado informe del Presidente, y que no solamente había respondido a los 6 puntos de los descontentos, sino que abordó temas de mucha importancia desde el más alto tribunal del país”.
La declaración de Echeverría, tratando de dar por hecho algo que no era estrictamente un diálogo, sino simplemente un procedimiento legal-legislativo y que tenía que ver con el tema del artículo 145 y 145 bis del Código Penal Federal, que era uno de los seis puntos del pliego petitorio de los estudiantes.
El entonces secretario de Gobernación también se refirió, dice la información de La Extra de Excélsior, a unas declaraciones de Edgar Hoover, director del FBI, en el sentido de que en los países de Iberoamérica habría conjuras comunistas. Echeverría dijo entonces que consideraba que eso nada tenía que ver con México, porque Hoover desconoce la situación de nuestro país.
Agregó el funcionario, quien dos años más tarde sustituyó a Díaz Ordaz como Presidente de México, que toda declaración sin análisis procedente del extranjero, resulta simplista.
Sin ningún contexto ni mayor alusión a la siguiente declaración, Luis Echeverría Álvarez, dijo el 2 de octubre de 1968 en la información periodística: que lo que aparentemente se ha señalado como una tregua, es de hecho, la base para la resolución definitiva del problema estudiantil.
Después del despliegue informativo por la desocupación militar de la Ciudad Universitaria y sus consecuencias, la nota sobre el Movimiento Estudiantil en la primera plana de Excélsior fue: “Funcionarios y maestros laboran ya en la UNAM”.
De acuerdo con esa nota, siete mil quinientos empleados administrativos de la Universidad Nacional Autónoma de México, 300 investigadores y 200 catedráticos de medio tiempo, reanudaron labores ayer (1 de octubre de 1968) en institutos, centros de investigación y oficinas, en tanto que los miembros de comités de lucha de preparatorias, escuelas y facultades, iniciaban reuniones para decidir si regresan o no a clases.
Sobre el retorno a las aulas, se lee en la información publicada hoy hace medio siglo, hubo rechazo total del grupo que dirige el Consejo Nacional de Huelga (CNH). En dos mítines, uno efectuado a las 13 horas y otro a las 17.30 horas en la explanada central de la Ciudad Universitaria, los dirigentes del CNH manifestaron que “volver a clases es matar el Movimiento Estudiantil”. Otra corriente de opinión recogida en escuelas preparatorias y entre algunos grupos del nivel profesional, se inclinó ayer por “continuar la lucha al mismo tiempo que se vuelve a clases”.
Por otra parte, el Comité de Huelga de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del IPN, manifestó ayer que “tienen la promesa de los dirigentes de los estudiantes universitarios, en el sentido de que éstos no regresarán a clases hasta que salga el Ejército también del Casco de Santo Tomás”. Además, señalaron, no retrocederán un milímetro hasta lograr que se cumplan los puntos de su pliego petitorio; dos mítines fueron organizados por el CNH.
Volvieron a aparecer nuevos letreros en la Facultad de Economía, en Ciencias y en Ciencias Políticas y Sociales. También, fueron fijados en vidrios y paredes carteles con propaganda antigobiernista. Grupos de auditores continuaron el 1 de octubre de 1968 la integración de varios grupos para cuantificar los daños en edificios e instalaciones. Se reanudaron los trabajos en la Dirección General de Publicaciones, y en la imprenta universitaria. Radio Universidad continuó sus programas normales.
La Biblioteca Central de Ciudad Universitaria tuvo de nuevo lectores. Ante el rezago de trámites, se formaron largas filas en las ventanillas para alumnos, en la planta baja de Rectoría. Estudiantes y empleados hicieron largas caminatas para llegar y salir de Ciudad Universitaria, que continuaba sin servicio de transportes. Varios centenares de estudiantes se reunieron a las 13 horas en la explanada central de CU convocados por el CNH. En ese mitin, en el que figuraban grandes banderas rojinegras, se dijo que es el primer acto masivo tras de la retirada del Ejército.
En la información que publicaba Excélsior hace medio siglo apareció la nota de que la Central Campesina Independiente (CCI) apoyaba al Movimiento Estudiantil en su pliego petitorio de seis puntos. Además, la CCI había decidido realizar mítines y manifestaciones en apoyo de las demandas de los estudiantes “y promover la más amplia ayuda económica para los presos políticos y sus familias”. Por último, acordó la CCI, dar mayor impulso a la organización campesina dentro de su organización.
También, hoy hace medio siglo Excélsior publicó la nota titulada “59 detenidos por alborotar, declarados formalmente presos”. La información de la autoría de Campos Díaz y Sánchez, entonces reportero de este diario, señalaba que 59 detenidos por los últimos disturbios en Zacatenco y en el Caco de Santo Tomás fueron declarados formalmente presos en la víspera.
Fueron acusados como presuntos responsables de ocho delitos: homicidio, lesiones, robo, daño en propiedad ajena, contra agentes de la autoridad, secuestro, disparo de arma de fuego, acopio de armas y asociación delictuosa. Ninguno de los detenidos quedó libre ni en condiciones de obtener entonces una fianza.
A las cuatro de la tarde del 1 de octubre de 1968, el juez Horacio Cantú Estrada comenzó a llamar uno por uno a los detenidos para notificarles su resolución, ante las protestas de inocencia de muchos. El juzgado se hallaba invadido por amigos y parientes de los acusados. Muchas mujeres prorrumpieron en llanto al escuchar que el esposo, hijo, hermano o novio quedaba preso.
Entre los más graves cargos formulados a los jóvenes acusados figuraban el homicidio del policía preventivo Javier Bautista Arrieta, entre los hechos en Zacatenco, el 23 de septiembre de 1968; las lesiones a 17 policías preventivos y granaderos y a dos agentes de la Policía Judicial del Distrito y del Servicio Secreto, así como la destrucción de vehículos oficiales y de servicio público.