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Ciudad de México. Durante más de una hora, López Obrador hizo hincapié en los efectos adversos del modelo económico neoliberal en el país. Uno de los proyectos más criticados durante el discurso de toma de protesta del nuevo presidente fue la reforma energética, estandarte del gobierno de Enrique Peña Nieto, la cual incursionó en una industria que, durante décadas, estuvo restringida a la participación privada.
Enrique Peña Nieto terminó su sexenio con niveles bajos de aprobación. El diario Reforma consigna que se trata del nivel más bajo en los últimos 24 años, pues 7 de cada 10 mexicanos considera reprobatorio el balance de su mandato.
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En la esfera pública, Peña Nieto tomó una postura reservada, sin mayores aspavientos, a diferencia de sus antecesores, el último semestre de su mandato no tuvo grandes anuncios de inversiones. El mayor logro al final del sexenio fue la firma del nuevo acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
“No hay discusión sobre de quién es ese mérito, en la última reunión entre los gabinetes entrante y saliente se expresó un reconocimiento mutuo por la negociación”, señala Rafael Nava, presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior para Latinoamérica (Comce).
Tras su mandato, Peña Nieto ha expresado que desea regresar a vivir al Estado de México, pero todavía no queda claro si visualiza su futuro como una figura política.
“A diferencia de otros expresidentes, no podría buscar una posición académica pues, el caso de las sospechas de plagio en su tesis de licenciatura lo inhabilitan para el efecto. El creciente rumor de un posible divorcio también podría determinar una decisión sobre qué hacer. Una opción política en el futuro también es improbable, no únicamente por el desprestigio que arrastra, sino porque en el contexto de su partido, su posición no es la mejor pues diversos grupos le consideran el principal causante de la debacle priista”, escribió para Forbes el politólogo Gustavo López Montiel.
Un periodo de transición demasiado largo
Líderes de opinión cuestionaron por qué no existía una postura del presidente saliente cuando los dichos del presidente electo causaban volatilidad financiera, sin embargo, Rafael Nava afirma que esa percepción de ausencia no se sentía en la comunidad empresarial.
“El periodo de transición sí es muy largo en México, fue concebido en tiempos donde no importaba que la transición estuviera tan alejada de la elección. Sin embargo, entre la iniciativa privada, los últimos meses del gobierno hubo una relación todavía más intensa con el presidente Peña”, afirma el representante del Comce.
Para Rafael Nava, el final del sexenio no implicó confrontaciones pues había voluntad para trabajar en conjunto.
“En los temas de comercio internacional no hubo jaloneo, se sintió un diálogo respetuoso entre los gobiernos entrante y saliente, es un ejemplo de colaboración”, señala.
Durante el primer discurso de López Obrador como presidente, Enrique Peña guardó silencio, tomó notas y apenas gesticuló. Al terminar, le dio un apretón de mano a su sucesor y fue de los primeros personajes en retirarse del Congreso, que un rato antes lo recibió con rechiflas. De su imagen como presidente queda una estatua de poco más de dos metros develada hace un par de días en los Pinos, quizá éste sea el mayor reconocimiento al ex mandatario, el último que habrá vivido en la residencia presidencial.