Jaime Pica
Los acólitos del neoliberalismo, nos inundaron mediáticamente durante décadas con la narrativa ominosa de apoyar una amplia liberalización de la economía, la falacia del libre comercio, grandes reducciones de impuestos y del gasto público, principalmente el social, en suma, la disminución a su máxima expresión de la intervención del Estado en la sociedad y la economía en favor del sector privado.
Las privatizaciones fueron el embrión de los mexicanos incrustados en la cúspide de la lista Forbes de los más ricos del mundo, no encontramos uno sólo cuyo origen de su fortuna no provenga del negocio de quebrar empresas del Estado para malbaratarlas mediante las privatizaciones o de la protección desde el poder a sus mercados.
Los datos difundidos por el Gobierno de México, respecto del estado que guarda la Comisión Federal de Electricidad nos muestran la verdadera “eficacia” con que se conducen los gobiernos neoliberales en el mundo.
Pero en México no les bastó, el mejor negocio que encontraron los neoliberales fue venderle al Estado mediante millonarios “contratos zopilote” productos que no producían y nunca entregarían, con ello, el modelo de negocios de los neoliberales, mostró su verdadero rostro, mas no su máxima expresión, para esto hace falta tiempo. Porque seguramente se seguirán encontrando muchas más novedosas formas de subidos “legales”, pero inmorales, de apropiarse de los recursos públicos.
En efecto, como lo mencionó AMLO, prácticamente del erario público se entregaron costosos subsidios a empresas transnacionales, como si se tratara de apremiantes necesidades de la población en extrema pobreza, un programa de subsidio a adultos mayores, becas o apoyos a jóvenes o de personas con necesidades especiales.
En el país, el neoliberalismo como proyecto de clase diseñado para imponer un sistema de dominación, sin duda ha fracasado dejando al Estado en ruinas, una sociedad en quiebra, miles de familias desintegradas, infinidad muertes violentas y desaparecidos, con inimaginables crisis de derechos humanos y sociales.
Sin embargo, el neoliberalismo como modelo de negocios fue tan eficiente en México, que a sus mentores los ubicó en la cúspide de los que mayores cantidades de subsidios recibían del Estado y entre los más ricos del mundo.
Eses es el verdadero rostro de los aduladores del neoliberalismo, se la pasarán siempre atacando los subsidios o apoyos económicos a la población más necesitada de este país, porque las finanzas públicas no aguantan ese “despilfarro”, vociferan eso es populismo, pero los saqueos del erario público que realizan sus mecenas neoliberales son rescate (bancos y carreteras), incentivos económicos, devoluciones de impuesto, etc. y, ahora, sostienen que no es robo al erario público porque ese cobro se incluyó en las cláusulas de los contratos, zopilotes.