Jaime Brena y un retiro de ensueño

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Oaxaca de Juárez. Su mamá limpia sus lágrimas de sus mejillas. Tal y como cuando daba sus primeros pasos, ella estuvo a su lado. Su esposa y tres hijos también lo acompañan fielmente. Sienten un gran orgullo por lo que consiguió…

La emoción se esparce el Eduardo Vasconcelos.

Todos de pie ovacionándolo.

Es Jaime Brena Nuñez, quien el domingo 7 de abril se retira del beisbol profesional tras 21 temporadas con los Guerreros de Oaxaca en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB).

Previo al tercer juego de la serie frente a Olmecas de Tabasco, fueron expuestos en el pentágono los cinco Guantes de Oro que conquistó en su carrera y ya mostraba esa mezcla de sentimientos como alegría, nostalgia, pero sobre todo, satisfacción por haber hecho historia con el equipo de su tierra.

Y enseguida dio inicio lo que fue su último juego activo en la LMB, en su primer turno esquiva el golpe del abridor Garza y se poncha en la cuenta máxima. Pero en el siguiente, fiel a lo que lo identificó a lo largo de su carrera, se reivindicó y conectó lo que sería su último hit como profesional.

Para el cuarto capítulo, a la defensiva, prende la reversa para atrapar un elevado en el jardín derecho y conseguir el primer out mientras su esposa y sus padres arriban al palco de esa zona para alistarse para el homenaje.

Ya en la quinta entrada vuelve a estallar de alegría el estadio al escucharse en el sonido local que nuevamente toma turno el orgullo del beisbol oaxaqueño, el emblemático número 10 de la tropa zapoteca, quien siempre fue garantía en la segunda base.

En las gradas aparece ese enorme plotter con la frase: “El 10 es leyenda” y él responde con una línea que gracias a un error permite que vuelva a embasarse y tras imparable corre a toda velocidad con esa agilidad que siempre lo identificó, y desde la inicial logra estacionarse en la tercera colchoneta.

Tras caer el primer out del quinto inning, llegó un momento sorpresa para él, la entrega de un reconocimiento por parte del propietario de los Guerreros, Alfredo Harp Helú, quien acompañó a Brena con su hijo Santiago Harp Grañén.

Lo escoltaron y apoyaron en este instante inolvidable sus padres, esposa e hijos.

El estadio completo se entregaba a Jaime Brena con una algarabía y reconocimiento tal y como si el equipo estuviera ganando el segundo campeonato de su historia.

Enseguida, escoltado también por Alfredo Harp Helú y familiares recibe otra agradable sorpresa: Es fue retirado el número 10 de la organización de Guerreros de Oaxaca y el emblemático número aparece en el fondo del jardín central del estadio Eduardo Vasconcelos.

Él respondía con saludos hacia el graderío ante la ovación y distinción con porras y aplausos que le hacía el público.

Lo despidieron, lo abrazaron todos y cada uno de sus compañeros, por supuesto, el primero de ellos fue su fiel amigo en el club, el cátcher Érick Rodríguez.

Así, sin poder contener la emoción y vaya que era justo, siguió con los ojos enrojecidos y sin evitar una que otra lágrima al tiempo que se paró por última vez a la altura del círculo de calentamiento para darle el adiós a la afición con mano en lo alto y agradecerles y al mismo tiempo su fiel apoyo.

Y así “explotó” el Vasconcelos, tal y como cuando el de San Sebastián Etla pegaba esos hits a la hora cero o dejaba tendidos en el terreno de juego a los rivales.

Se fue el 10, el Capitán Jaime Brena