Excélsior
Ciudad de México. Con el fin de combatir el virus rugoso del tomate en el país, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) puso en marcha acciones para disminuir las posibilidades de dispersión de este virus.
El organismo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) realizó cuatro eventos de capacitación en los que participaron técnicos y productores de fruto y semillas de material propagativo tanto para consumo nacional como para exportación, en los estados de Baja California, Guanajuato, Sonora y Estado de México. Próximamente se trabajará con este fin en Sinaloa y Querétaro.
El Senasica ha capacitado a más de mil técnicos y productores con la finalidad de ofrecerles herramientas suficientes para prevenir el virus rugoso del tomate o, en su caso, detectarlo oportunamente y notificarlo a su Comité Estatal de Sanidad Vegetal (CESV) o al Senasica a través del correo electrónico: alerta.fitosanitaria@senasica.gob.mx, o al teléfono lada sin costo 01 800 987 98 79.
Paralelamente, el Senasica estableció medidas fitosanitarias, como la restricción a la importación de semillas con fines experimentales y de investigación, además de la modificación de 233 clases de combinaciones y requisitos para la importación de semillas, plantas, plántulas y esquejes de jitomate, chile y berenjena.
tubos de ensayo para las pruebas
Fortaleció también la regulación de establecimientos de producción de material propagativo con injerto o microinjerto y difunde información sobre la plaga entre los técnicos y productores del país, a través de los CESV.
El virus rugoso del tomate es un fitopatógeno importante que ataca los cultivos hortícolas y ornamentales en todo el mundo. En México está presente en 20 estados y afecta principalmente a los cultivos de jitomate y chile en campo e invernaderos.
Esta plaga se caracteriza por el desarrollo de un moteado ligero a severo de las hojas, con una ocasional apariencia estrecha. Los frutos presentan síntomas marcados de rugosidad, coloración marrón y manchas de color amarillo.
El virus rugoso del tomate es un tobamovirus que se transmite mecánicamente a través de las manos de los trabajadores, ropa, herramientas, y estructura de invernadero, así como máquinas de trabajo, como el tractor en campo abierto. Este tipo de virus es capaz de permanecer infectivo en las semillas, restos de plantas y suelo contaminado, durante meses y hasta años.
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Las medidas de prevención son la principal herramienta para evitar la infección, por lo que el Senasica sugiere cuidar los procesos para prevenir la contaminación directa y usar semillas certificadas, así como elevar las medidas de bioseguridad en las unidades de producción.
En caso de detectar una planta con los síntomas se sugiere arrancarla de raíz para evitar el contacto con las otras plantas, depositarla en una bolsa de plástico y quemarla. Otra medida que se recomienda seguir es restringir el ingreso de personal a las áreas con detecciones positivas.
De acuerdo con el Atlas Agroalimentario 2018, México ocupa el décimo lugar como productor de jitomate en el mundo, con un aproximado de 3.5 millones de toneladas anuales. El 70 por ciento del jitomate nacional se produce en condiciones protegidas y entre los principales estados productores destacan: Sinaloa, San Luis Potosí, Michoacán, Jalisco y Zacatecas.
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