Crece en México ola xenófoba contra centroamericanos

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La Jornada

“La migración es un peligro… los migrantes son delincuentes… holgazanes… analfabetas”; estas son algunas palabras y frases que comenzaron a circular en redes sociales con el arribo de las caravanas migrantes; discursos que, a decir de Tania Ramírez Hernández, directora general adjunta de Vinculación, Cultura y Educación del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), no representan el sentir de la mayoría de los mexicanos, pero sí es preocupante que se reproduzcan.

En entrevista, explicó que las expresiones de discriminación que surgen en relación con el flujo migratorio centroamericano tienen su raíz en dos elementos: el desconocimiento y el temor –muchas veces inconsciente– por parte de algunos que gozan de ciertos privilegios, de perderlos.

La combinación de estos factores juega en contra cuando los estigmas y los estereotipos salen a la luz. En el caso de la xenofobia, entra otro elemento, la agorafobia o la aporofobia, que es el rechazo, aversión, temor y desprecio hacia el pobre, hacia el desamparado.

Ello, toda vez que la xenofobia es el miedo a lo externo, al extranjero, pero en el caso de las caravanas que cruzan territorio nacional, las personas que las conforman han salido de países que atraviesan una crisis económica y de violencia.

La gravedad de este tipo de expresiones “es la idea de que la forma de ser de un grupo pequeño represente al resto, esto pone en riesgo la posibilidad de desarrollar un proyecto de vida digno para estas personas”, expresó Ramírez Hernández.

En el textodel Conapred Mitos y realidades sobre la caravana migrante y las personas refugiadas, se puntualiza que la xenofobia y el “raciclasismo” contra personas de Centroamérica se ha manifestado en la sociedad mexicana durante décadas, pero ahora más abiertamente. Esto debe enfrentarse como lo que es: expresiones de la discriminación.

“Es preocupante que en México reproduzcamos un discurso racista y xenofóbico… en especial porque se dirige a las poblaciones centroamericanas, cuyo perfil sociodemográfico, étnico y cultural es muy similar al de la población nacional. De esta manera, el rechazo a las personas de Centroamérica, en general, y a las de la caravana migrante en particular, sólo es un reflejo del odio y la discriminación que se ejerce en otras latitudes contra el propio pueblo de México”, agrega.

Datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017 dan cuenta de que estas reacciones sociales no representan la opinión mayoritaria de la población mexicana: más de la mitad opina que se les debe dar refugio hasta que puedan regresar a su país (53 por ciento) y una tercera parte piensa que se les deben dar papeles para que puedan vivir y trabajar aquí (33 por ciento). A su vez, muestra que la opinión de que deberíamos cerrarles la frontera y devolverlos a su país es minoritaria (1 y 12 por ciento, respectivamente).

Tania Ramírez Hernández apunta que para contrarrestar las expresiones discriminatorias es importante informar sobre el hecho de que la composición sociodemográfica de los grupos migrantes no es la que se pregona en algunos tuits.

“No estamos frente a una amenaza… no se trata de una invasión… en realidad la migración para México representa un número minúsculo que no enfrenta la clasificación de problemática”, dijo, y aclaró que es un fenómeno que debe atenderse, que nos reta; sin embargo, si se aborda con inteligencia y respeto a derechos humanos, las historias no tienen por qué terminar en hechos desagradables.