La Jornada
Ciudad de México. El océanografo físico del Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Mérida, Ismael Mariño Tapia, consideró que el problema del sargazo puede deberse a la reducción de huracanes en el Caribe.
En entrevista telefónica dijo a Notimex que se pronostican 14 tormentas tropicales y dos huracanes fuertes en la zona del Atlántico en su temporada respectiva, que va de junio a noviembre, lo que significa que en los últimos seis años ha habido pocos huracanes.
“Esta reducción de huracanes en la zona, siempre tiene consecuencias a favor y en contra en el ambiente. Cuando hay oleaje más fuerte, el sargazo es más difícil que se acumule en la playa. Por otra parte, los huracanes son sistemas que ayudan mucho a fertilizar el océano, porque lo mezclan”.
Refirió que la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) espera un año con 14 tormentas, por arriba del promedio de los últimos 70 años, que es de 12, y dos huracanes fuertes.
Este es un año un poco más caliente de lo normal, un año del Niño débil, por lo que hay una condición en el océano Pacífico en donde aguas calientes de la región tropical del Pacífico se dirigen hacia América, cambiando un poco las condiciones ambientales de esta zona y la de Australia.
Para el océano Pacífico quizá signifique que pueda haber un poco más huracanes, mientras que en el Atlántico y el en Caribe se piensa inclusive que se reduzca. Entonces, están las balanzas que siempre se deben contemplar, por un lado benefician, por el otro perjudican.
Consideró que aún está lejos una solución para el sargazo. “Creo que necesitamos como país unir fuerzas y dejar de ser egoístas. Es decir, pensar en el problema y no en los beneficios personales. Por ahí podemos ganar mucho”.
El especialista hizo un llamado a la gente en general, pero principalmente de las zonas costeras, a estar pendientes de la temporada de tormentas y huracanes, porque pueden suscitarse problemas fuertes.
“Los huracanes se han comportado en una forma anómala en la cuenca del Atlántico. Hemos tenido cuatro o cinco años con actividades muy bajas. O sea que los vínculos entre calentamiento y huracanes no son tan directos como a veces pensamos”, puntualizó.