Isonomía: 4T Nuevas claves para entender la política

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Alberto Alonso Criollo

Es importantísimo tener conciencia de la dimensión histórica de la coyuntura por la que pasa el país y de la que somos testigos privilegiados. Como todo gran proyecto de cambio, la 4T se despliega en confrontación con las inercias del pasado en donde actores privilegiados del viejo orden de cosas, no asimilan la irreversible transformación del antiguo sistema de dominio.

Ese sistema construyó un conjunto de códigos de interpretación de la realidad con el que la gente y sobre todo los actores calculaban la pertinencia de la acción política y social: “el que no tranza; no avanza”. Ahí la corrupción y el individualismo, cálculo de ventaja personal, jugaban como claves básicas para entender la jugada del otro y proyectar el movimiento y la acción política propia.

Y eso sin duda está cambiando

El presidente ha dicho que la cuarta transformación supone un cambio de régimen y no sólo de gobierno. Esto implica la transformación de fondo del sistema político en función de “lo político” y de “la política”. En el primero está el entramado de marcos institucionales, normativos y culturales y por otro lado, está el mundo de las prácticas en donde los actores materializan su acción en función de aquellos entramados.

En el nivel de la política, de las prácticas políticas debía decirse, los actores despliegan su acción en su interpretación de oportunidades, reglas, sanciones y premios determinados por lo político. Lo hacen en función de intereses, repertorios de acción; valores, creencias, percepciones, disponibilidad de recursos estratégicos organizativos, materiales y humanos. Ahí las definiciones estratégicas están constreñidas por los costos de la acción.

No puedo arriesgar un proyecto, una acción o jugada política en donde los costos de realizarla sean demasiado altos. Verbigracia, violar la ley electoral vinculada a la alta posibilidad de que pierda la libertad. Si la corrupción no es severa y realmente castigada no hay forma de disuadir su práctica. Y no sólo se trata de castigos de estricta legalidad sino de diversas formas de acciones cuestionables que no reciben sanción social.

En el proyecto de la 4T se tiene claro la jerarquía y la trascendencia de la esfera política en el comando de la unidad social en su conjunto. Ese reconocimiento facilita la comprensión sobre el modelo de estado rector de la economía y de bienestar social que son cruciales para que el estado asuma con realismo la responsabilidad integral en la conducción de la sociedad en donde juega importante papel la idea del libre mercado.

Por eso la importancia de que las reformas legales expresen con determinación las políticas de conducción geopolíticas; de estabilidad económica; austeridad, seguridad pública y social; la política de bienestar y las sanciones a la corrupción, etc. Se construyen los marcos institucionales, normativos y culturales que deben de sustituir a los viejos pilares del antiguo sistema de dominio.

En el terreno de las prácticas políticas se libra otra gran batalla. La de convencer a la sociedad en su conjunto y particularmente a los actores que se está construyendo una una nueva época en donde se están haciendo grandes esfuerzos por construir un sistema que premie el mérito político y castigue las prácticas corruptas y tramposas. Ahí parece que va adelante la sociedad civil que crecientemente se activa en defensa de la 4T.

Paradójicamente, a la zaga va la mayor parte de la sociedad política y particularmente en los partidos políticos, en donde se sigue proyectando la acción política con los viejos criterios del pasado. O usted, ¿cómo la ve?