La inicial mayúscula distingue sentidos diversos de una misma palabra, como “Estado” y “estado”
También se escriben con inicial mayúscula las palabras que designan conceptos de especial relevancia dentro de ámbitos específicos, como “Derechos Humanos”
Amira Azucena Cruz Ramírez
En esta entrega de Socioformación vamos a recordar que así como existe la tilde diacrítica para diferenciar el significado de palabras que se “escuchan igual”, como “si”-que es una conjunción con varios usos, además de un sustantivo porque es el nombre de una nota musical- y “sí” (con acento ortográfico) –que es el adverbio de afirmación, un pronombre personal y el sustantivo de aprobación- (más detalles en:
http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=Adwesaq4ND64VT09xQ ), también existe el uso diacrítico de las letras iniciales mayúsculas.
La Real Academia Española (RAE) y las otras 21 Academias, como la Academia Mexicana de la Lengua (www.academia.org.mx), nos orientan en el uso de las mayúsculas con la guía de la última reforma que realizaron en el año 2010 a la Ortografía de la Lengua Española.
En el cuarto apartado sobre el uso de la mayúscula inicial, la Ortografía de la Lengua Española explica que “se escriben con letra inicial mayúscula todos los nombres propios y también los comunes que, en un contexto dado o en virtud de determinados fenómenos, funcionan con valor de tales, es decir, cuando designan seres o realidades únicas y su función principal es la identificativa. En otras ocasiones, la mayúscula responde a otros factores, como la necesidad de distinguir entre sentidos diversos de una misma palabra (mayúscula diacrítica), o a razones expresivas o de respeto (mayúscula de respeto)”.
Entonces, la letra inicial mayúscula distingue sentidos diversos de una misma palabra, como “Estado” y “estado”. En el apartado 4.28. la Ortografía de la Lengua Española describe: “Determinados nombres, cuando designan entidades o colectividades institucionales: la Universidad, el Estado, el Ejército, el Reino, la Marina, la Judicatura, el Gobierno. En muchos casos, esta mayúscula tiene una función diacrítica o diferenciadora, ya que permite distinguir entre acepciones distintas de una misma palabra: Iglesia (‘institución’) / iglesia (‘edificio’), Ejército (‘institución’) / ejército (‘conjunto de soldados’), Gobierno (‘conjunto de los ministros de un Estado’) / gobierno (‘acción de gobernar’). La mayúscula diacrítica afecta tanto al singular como al plural: «Europa es importante para los Gobiernos… » (País [Esp.] 9.1.97)”.
Cuando la palabra “estado” se refiere al ‘cuerpo político de una Nación’, debe escribirse con mayúscula inicial: El Estado es el encargado de velar por el bienestar de sus habitantes. Cuando es sinónimo de ‘entidad federativa’, debe escribirse con minúscula: La convención tendrá lugar en el estado de Jalisco (https://dle.rae.es/?id=GjqhajH).
En el apartado 4.33. sobre el uso de la inicial mayúscula, la Ortografía de la Lengua Española detalla: “También es habitual que en textos pertenecientes a ámbitos particulares se escriban con mayúscula las palabras que designan conceptos de especial relevancia dentro de esos ámbitos. Así, por ejemplo, es normal ver escritos con mayúscula, en textos religiosos, palabras como Sacramento, Bautismo, Misa; o, en textos militares, las palabras Bandera o Patria”.
Por eso, en cada texto, el campo semántico, así como los momentos contextuales y referenciales, determinarán que ciertas palabras se escriban con mayúscula inicial, pues son términos con gran carga significativa, como: Comunicología, Ingeniería Civil, Bioética, Telecomunicaciones, Derechos Humanos.
Por eso, por ejemplo, en http://www.cndh.org.mx/Que_Son_Derechos_Humanos podemos leer: “Los Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral de quien vive en una sociedad jurídicamente organizada. Estos derechos, establecidos en la Constitución y en las leyes, deben ser reconocidos y garantizados por el Estado. Todos estamos obligados a respetar los Derechos Humanos de las demás personas. Sin embargo, según el mandato constitucional, quienes tienen mayor responsabilidad en este sentido son las autoridades gubernamentales, es decir, los hombres y mujeres que ejercen la función de servidores públicos”.
Para abonar al reconocimiento del uso de la letra mayúscula inicial, independientemente de la puntuación, aquí otros apartados: “Se escriben con inicial mayúscula:
4.5. Los nombres comunes que, por antonomasia, se utilizan para designar a una persona en lugar del nombre propio: el Mantuano (por Virgilio), el Sabio (por Salomón), el Magnánimo (por el rey Alfonso V), así como los que se refieren, también por antonomasia, a Dios, a Jesucristo o a la Virgen: el Creador, el Todopoderoso, el Mesías, el Salvador, la Purísima, la Inmaculada.
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4.6. Los nombres abstractos personificados, utilizados alegóricamente: la Muerte, la Esperanza, el Mal.
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4.18. Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de documentos oficiales, como leyes o decretos, cuando se cita el nombre oficial completo: Real Decreto 125/1983 (pero el citado real decreto), Ley para la Ordenación General del Sistema Educativo (pero la ley de educación, la ley sálica, etc.). También se escriben con mayúscula los nombres de los documentos históricos: Edicto de Nantes, Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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4.20. Las advocaciones de la Virgen: la Virgen de Guadalupe, la Virgen del Rocío. También las celebraciones o festividades a ellas dedicadas: el Rocío, el Pilar.
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4.22. Los nombres de marcas comerciales. Las marcas comerciales son nombres propios, de forma que, utilizados específicamente para referirse a un producto de la marca, han de escribirse con mayúscula: Me gusta tanto el Cinzano como el Martini; Me he comprado un Seat; pero cuando estos nombres pasan a referirse no exclusivamente a un objeto de la marca en cuestión, sino a cualquier otro con características similares, se escriben con minúscula: Me aficioné al martini seco en mis años de estudiante (al vermú seco, de cualquier marca).
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4.31. Los títulos, cargos y nombres de dignidad, como rey, papa, duque, presidente, ministro, etc., que normalmente se escriben con minúscula (→ 6.9), pueden aparecer en determinados casos escritos con mayúscula. Así, es frecuente, aunque no obligatorio, que estas palabras se escriban con mayúscula cuando se emplean referidas a una persona concreta, sin mención expresa de su nombre propio: El Rey inaugurará la nueva biblioteca; El Papa visitará la India en su próximo viaje. Por otra parte, por razones de respeto, los títulos de los miembros de la familia reinante en España suelen escribirse con mayúscula, aunque vayan seguidos del nombre propio de la persona que los posee, al igual que los tratamientos de don y doña a ellos referidos: el Rey Don Juan Carlos, el Príncipe Felipe, la Infanta Doña Cristina. También es costumbre particular de las leyes, decretos y documentos oficiales, por razones de solemnidad, escribir con mayúsculas las palabras de este tipo: el Rey de España, el Jefe del Estado, el Presidente del Gobierno, el Secretario de Estado de Comercio.
Por último, es muy frecuente que los cargos de cierta categoría se escriban con mayúscula en el encabezamiento de las cartas dirigidas a las personas que los ocupan” (Detalles en: http://buscon.rae.es/dpd/srv/search?id=BapzSnotjD6n0vZiTp).
Muchas gracias por su amable lectura, recuerden que estoy a sus órdenes para cualquier precisión o aportación sobre los temas abordados y atenta a cualquier propuesta que podamos enriquecer de forma colaborativa.
Sobre la autora:
Amira Azucena Cruz Ramírez es licenciada en Comunicación y maestra en Mercadotecnia; Diplomada en Políticas Públicas con Perspectiva de Género. Diplomada en Derecho de Acceso a la Información Pública. Ha sido catedrática de Publicidad, Mercadotecnia, Marketing Político, Comunicación Política, Opinión Pública, Periodismo, Derecho de la Información y Derechos de la Comunicación en Instituciones de Educación Superior privadas en Oaxaca.
En medios de comunicación se desempeñó como continuista, conductora, reportera, guionista y productora. En el servicio público ha laborado en áreas de comunicación, difusión y profesionalización. Fue integrante activa de dos Organizaciones de la Sociedad Civil, una por la profesionalización de comunicadoras y comunicadores, y otra por la socialización y defensa del Derecho a la Información.
Es consultora en Comunicación, Mercadotecnia, Ortografía, Redacción, Radio y Lenguaje Inclusivo.