Viernes 24 de mayo de 2019. Tijuana, BC. En la mesa de juntas, Julieta Pacheco, jefa de neonatología, narra ante los directivos del Hospital General de Tijuana (HGT) cómo, junto con los padres, ve morir a recién nacidos por falta de insumos y equipo para atenderlos. En los tres meses recientes, según su recuento, 13 bebés han fallecido por complicaciones a las cuales el nosocomio no pudo dar seguimiento: seis en lo que va de mayo, cinco en abril y dos en marzo. Todos ellos se pudieron haber salvado.
Hace un par de semanas, refiere, un neonato requería una cirugía de urgencia, pero debido a que la mitad de las 28 camas del área están ocupadas por baleados, muchos de ellos en actos delictivos, no hubo espacio para atenderlo y murió. La pobreza del hospital y de la familia del pequeño es tal que ni siquiera supieron de qué falleció porque los médicos no tienen los reactivos necesarios en los laboratorios y la familia tampoco tuvo recursos para hacer los estudios por su cuenta.
En este centro de salud, financiado por el gobierno del estado y con mínimas cuotas de recuperación (los afiliados al Seguro Popular no pagan), Pacheco agrega: “No tenemos los insumos para alimentar a los bebés que no están comiendo. Hace un mes no envían nutrición parenteral. Tenemos un patronato que nos ayuda, pero llegará el momento en que diga que ya no puede, porque sale muy cara esta nutrición y los bebés comen todos los días.
Pañales, jeringas, gasas, guantes… hasta desinfectante para manos deben comprar los padres si quieren entrar a ver a sus hijos. A veces no tenemos jabón ni toallas.
El director general, Clemente Zúñiga Gil, asiente con la cabeza. Las historias sobre ese hospital son conocidas porque cada tanto algún familiar denuncia ante los medios. De boca de los médicos se sabe que hay carencias, pero en entrevista a puerta cerrada con Jaime Bonilla, candidato de Morena al gobierno del estado, los médicos fueron más específicos. La reunión duró más de una hora y no se permitió el acceso a la prensa, pero el equipo de campaña la transmitió en vivo por Facebook, como todas las actividades del aspirante.
El director apuntó que el problema no es de negligencia, sino de falta de equipo, medicamentos y de voluntad del gobierno del estado. El personal relató que familiares de enfermos han llegado a agredirlos cuando les dicen que deben comprar medicamentos porque el hospital no cuenta con ellos.
Luis Adán Carrillo, jefe del área de urgencias, dijo que en 2018 el hospital general atendió 72 mil urgencias, es decir, más de 197 al día en promedio, y recibe pacientes de Tijuana, Tecate y Rosarito. Atendemos a la gente con menos recursos y tenemos que decirle que deben ir a la farmacia por ketorolaco para calmarles el dolor, a sabiendas de que no tienen dinero.
Necesita aumentar más de 100% el número de camas
El hospital cuenta con apenas 220 camas y el director Zúñiga Gil apuntó que hacen falta 300 más para más o menos desahogar el trabajo. Aunque existen otros factores que no les permiten avanzar.
Ha llegado la Cruz Roja y les paramos la camilla porque ya no tenemos capacidad. Este hospital cuenta con 220 camas en la torre; medicina interna tiene 26, y pediatría 32. Es muy pequeño para toda la población, advirtió el jefe de urgencias y relató que suele ver a pacientes llevar su propia silla para esperar a ser atendidos en urgencias, y esa espera ha sido hasta de ocho días. Ahí sentados se les hace el tratamiento que se puede.
Cirugía tiene 28 camas que son usadas a diario para urgencias. Según el manual de procedimientos del hospital, debería haber una cama disponible para cada paciente que llega. Una utopía, consideran, ya que nada más el Seguro Popular tiene en el padrón de la ciudad 500 mil afiliados y todos llegan al Hospital General.
El jefe de servicios de cirugía general, Gustavo Salazar Otárola, explicó que llegan a tener hasta siete pacientes aislados por tuberculosis en un cuarto de tres por tres metros. No hay un plan de desarrollo para el hospital y ello es reflejo de la ineficiencia de los gobiernos. No han elaborado una estrategia; solo han venido a escuchar. Ojalá no sea el caso ahora. El gobernador vino un par de veces, dio dinero, pero no hay dinero que alcance con una mala administración.
Hay días, explicó Salazar, que realizan siete operaciones. “Hay gente que está esperando una cirugía de cáncer o de tiroides y se están muriendo. Hay a quienes les hemos reagendado su cirugía tres o cuatro veces para dar atención a gente baleada y nos quedamos sin nada. ¡No tenemos material!
“Hay un programa llamado Paketeoperen. Lo decimos un tanto en broma. Pero es así: una lista con el material necesario para cirugía, y la gente llega con sus gasas, medicamentos, guantes y dice: ‘Aquí está mi material. Opérenme, por favor’. La gente nos insulta porque el gobierno dice que hay de todo. La realidad es que no tenemos nada y tenemos que resolver, porque, por crudo que se escuche, llega el paciente y se va vivo o muerto.”
Guadalupe Duarte, jefa del área de ginecobstetricia, señaló que el HGT atiende 80 por ciento de los embarazos de alto riesgo de la región, los cuales generan una ocupación entre 120 y 130 por ciento superior a su capacidad. Estamos saturados. No podemos atender emergencias obstétricas.
Habló del mal llamado hospital materno-infantil que el gobierno del estado inauguró el mes pasado y que supuestamente resolvería los problemas del sector, pero sólo ha desahogado 10 por ciento del trabajo del HGT. Seguimos sobresaturados, señaló Duarte.
Además, no es un hospital, sino una unidad de corta estancia para recién nacidos y sus madres. Sólo les permiten permanecer 48 horas; es decir, pacientes con un embarazo de alto riesgo no pueden ser atendidas ahí.
Mario Alberto Ornelas, oncólogo pediatra, dijo sentirse, al igual que muchos de sus compañeros, cansado del actual gobierno. Me da mucha tristeza que pacientes hayan muerto por negligencia administrativa. Aun así, este hospital tiene un bloque de médicos, enfermeras y personal muy comprometido y gracias a ese compromiso el hospital ha salido adelante.
Pero no todos los médicos han resistido la falta de condiciones adecuadas para trabajar en el HGT. Bianca García, jefa de enseñanza, informó que esta semana dos médicos residentes renunciaron después de crisis de ansiedad y depresión al ver rebasada su capacidad.
La Jornada