Funcionarios del gobierno mexicano advirtieron hoy en Washington que, si el gobierno de Estados Unidos aplica el plan de aranceles anunciado por el presidente Donald Trump, resultarán afectados empleos, consumidores, estabilidad financiera y empresas de los dos países, así como la competitividad e integración comercial de América del Norte.
Trump anticipó una tarifa progresiva de 5 por ciento y hasta de 25 por ciento a las exportaciones mexicanas desde el próximo lunes 10 de junio.
En Washington respondieron hoy en una conferencia de prensa los titulares de las secretarías de de Relaciones Exteriores (SRE), Marcelo Ebrard; de Economía (SE), Graciela Márquez y de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Víctor Villalobos, así como el subsecretario de la SRE para América del Norte, Jesús Seade.
Villalobos y Márquez tendrán hoy reuniones bilaterales con sus homólogos estadunidenses para discutir el plan arancelario, mientras que está pendiente para mañana un encuentro de Seade con el representante comercial Roberth Lightizer.
No sólo para hablar, sino para diseñar acciones
“Estamos aquí no solamente para hablar sino para diseñar acciones exitosas”, dijo Ebrard. Puntualizó que los límites de las concesiones que puede hacer el gobierno mexicano “están dados en la Constitución y la política migratoria firmada en Marrakesh (Marruecos, diciembre de 2018) y sobre todo por la dignidad de México”.
Cuestionado sobre si México está siendo utilizado por el presidente Trump por cuestiones de política interna de Estados Unidos, Ebrard respondió: “Esa evaluacion política no nos corresponde a nosotros, nos corresponde defender los intereses de México. Las motivaciones del presidente Trump es difícil saberlo”.
Ebrard sostuvo que el plan de aranceles podría causar inestabilidad financiera y económica, con lo cual el país podría reducir su capacidad para enfrentar los flujos migratorios.
Resaltó que los aranceles son medidas “muy caras para los dos países y les restan competitividad. Lo que se quiere buscar es una solución común y está sobre la mesa.”
“Las tarifas causarán inestabilidad financiera y económica, lo que significa que México podría reducir sus capacidad para abordar los fujos migratorios y ofrecer alternativas a los nuevos migrantes que han llegado recientemente al país”, sostuvo Ebrard y reiteró que la propuesta de México es trabajar con el gobierno de Estados Unidos y los países centromericanos para acelerar su desarrollo económico y reducir la migración forzada por la pobreza y la violencia.
En duda el tratado comercial
El nuevo tratado de libre comercio (TMEC) está en duda por la aplicación de los aranceles anunciados, sostuvo por su parte Jesús Seade, subsecretario para América del Norte.
Agregó que los impactos en las exportaciones mexicanas serán de 17 mil 500 millones de dólares, si los aranceles son del 5 por ciento, ya que el valor de ellas asciende a los 350 mil millones de dólares al año.
Sin embargo, “con las economías tan integradas como están, como los componentes automotrices, cruzan ocho veces la frontera, de ellas cuatro veces de México hacia Estados Unidos y cada vez tendrían que pagar el 5 por ciento, ya encarecido, por lo que el daño se acumula y el efecto sobre los precios para los consumidores estadunidenses será mucho mayor de 20 o 25 por ciento”, precisó.
En cuanto a las acciones que México pudiera adoptar en respuesta a los aranceles estadunidenses, la secretaria de Economía, Graciela Márquez, dijo que se acudiría a un organismo internacional y adoptaría la represalia del carrusel (poner aranceles a unos productos, retirarlos y ponerlos a otros).
Sin embargo, Márquez confió en la diplomacia y las acciones de persuasión y convencimiento para mantener la integración productiva. Agregó que se haría un planteamiento estratégico, no será para dañar las cadenas de valor o la inversión, sino para que el libre comercio prevalezca en la región.
Márquez sostuvo que América del Norte es una de las regiones más competitivas del planeta y una vez que se ratifique el nuevo tratado se trabajará en fortalecer la región frente al resto del mundo.
Subrayó que hay una gran proporción del comercio entre ambos países que realizan las propias empresas, es intrafirma, una misma empresa recibe y envía los mismos productos para incorporar valor agregado en procesos productivos en ambos lados de la frontera. Aseveró que se negoció el tratado comercial (TMEC) para dar beneficios en la integración productiva a ambos países.
La imposición de aranceles afectaría a consumidores, cadenas de valor y empleo. Es importante conservar la idea de que hay una integración que va más allá de la política pública, importa lo que hacen los gobiernos y las decisiones empresariales y la participación de los trabajadores en ambos lados de la frontera, agregó..
Máquez indicó que, contra lo que se cree tradicionalmente, todos los estados del vecino países participan en el comercio con México y éste “genera empleos directos en Estados Unidos”.
Mercado agrícola
Por su parte Villalobos explicó que México y Estados Unidos tienen un mercado agrícola complementario, que provee por parte de México frutas frescas y vegetales. Estados Unidos aporta a México granos y cárnicos.
Hay un mercado integrado, dos terceras partes provienen de empresas establecidas en ambos países. A partir del establecimiento del Tratado de Libre Comercio se ha elevado el mercado, tan sólo en 2018 fue de 4 mil 770 millones de dólares de mercado comercial entre ambos países, 130 millones diarios, producto del intercambio comercial.
Explicó que si la tarifa se impusiera el impacto a la agricultura sería de mil 410 millones de dólares, lo que equivale a 3.8 millones diarios e impactaría en ambos lados de la frontera, sobre todo al consumidor.
La Jornada